VIAJE AL CENTRO DE LA ALIMENTACIÓN QUE NOS ENFERMA
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135<br />
• nLa dificultad de la dificultad, mujeres<br />
y clases populares<br />
Si la conclusión que hemos enunciado en el párrafo anterior es<br />
válida en general y para los hombres, en el caso de las mujeres<br />
las cifras empeoran debido, en buena medida, a la llamada brecha<br />
salarial entre unos y otras. En el Estado español el salario<br />
medio bruto de las mujeres es un 73% del de los hombres 193 , un<br />
porcentaje que baja hasta poco más del 60% en trabajos menos<br />
cualificados (es decir, a los que optan, en general, las mujeres de<br />
clases populares). Es decir, cuanto menos cualificado es el trabajo,<br />
menos cobran las mujeres respecto a los hombres. Tampoco<br />
conviene olvidar el llamado techo de cristal salarial, es decir, que<br />
las diferencias salariales se reducen a medida que el estatus laboral<br />
subehasta un tope. A partir de ahí, el sueldo de las mujeres<br />
se estanca y el de los hombres sigue subiendo. En definitiva, las<br />
mujeres tienen, por el simple hecho de serlas, menos capacidad<br />
adquisitiva y aunque, como hemos visto en apartados anteriores,<br />
dedican mayor porcentaje de ese menor sueldo a la alimentación,<br />
la barrera del precio de la alimentación saludable es más alta para<br />
ellas que para ellos, especialmente, en las clases populares.<br />
Pero no solamente se trata de un tema de salarios, también de<br />
tener o no trabajo y, en caso de obtenerlo, del tipo de contratos<br />
laborales y su temporalidad. En el primer punto hay un sesgo de<br />
género claro en las mujeres con estudios primarios o secundarios,<br />
pero no superiores. Así, por ejemplo, si comparamos el Estado<br />
español con Suecia (comparativa muy usada en estos temas,<br />
cierto, pero igualmente válida), en el segmento de mujeres con<br />
educación universitaria entre los 25 y 65 años, el 80% o está trabajando<br />
o está buscando trabajo en el Estado español; en Suecia,<br />
un 85%, más o menos igual. Sin embargo, si miramos a las mujeres<br />
con estudios inferiores a los superiores, encontramos 20 puntos<br />
de diferencia (50% en el Estado español y 70% en Suecia). O<br />
por ejemplo, la dificultad de las mujeres para encontrar trabajo<br />
es muy alta en el Estado español. La tasa de paro femenina es<br />
del 25,4%, lo que nos convierte en las segundas con el dato más<br />
alto, solo superadas por Grecia. Además, la tasa estatal española<br />
supera dos veces y media a la de Europa. En 2015, 5.568.100<br />
hombres tenían un contrato indefinido, por 5.188.975 mujeres.<br />
Además, 398.750 hombres tenían un contrato temporal, mientras<br />
que el mismo modelo empleaba a 406.725 mujeres. Es decir,<br />
hay 379.125 hombres más que mujeres con empleo indefinido.<br />
El trabajo temporal no es una elección para la mayoría de las<br />
mujeres, sino la única posibilidad. Un 60% de las mujeres que<br />
trabajan a tiempo parcial, lo que supone 1.212.025 trabajadoras,<br />
dicen no haber podido encontrar un trabajo a tiempo completo.<br />
Esa queja la tiene el 70% de los hombres que trabajan a tiempo<br />
parcial, pero, al ser un total menor, quienes querrían tener un<br />
trabajo a jornada completa son 541.375 hombres. El 51,28% de<br />
las pensiones del país corresponden a mujeres, pero de estas<br />
193. www.ine.es<br />
solo un 36,91% son pensiones por jubilación. Además, las pensiones<br />
más bajas son en su mayoría para las mujeres y, cuanto más<br />
alta es la cuantía, el porcentaje de mujeres que acceden a ellas es<br />
menor. Por ejemplo, cuando hablamos de pensiones que van desde<br />
los 350 a los 400 euros, sus destinatarios son mujeres en el<br />
81,04%. Pero, si vamos al tramo mayor, a partir de 2.567,49 euros,<br />
encontramos que solo el 18,8% son mujeres. Solo el 17,71%<br />
de las paradas demandantes de empleo, perciben una prestación<br />
por desempleo contributivo, frente al 22,74% de los hombres 194 .<br />
Es decir, la absoluta desigualdad entre hombres y mujeres en el<br />
mercado laboral y de las prestaciones como las pensiones o el<br />
desempleo, impactan de manera negativa en la capacidad de las<br />
mujeres (y de los hogares en las que ellas ejercen mayoritariamente<br />
la función de alimentarse y alimentar) para, por precio y<br />
tiempo, obtener una dieta saludable.<br />
• nBarrio rico, barrio pobre<br />
También podemos observar el efecto del gradiente social en la<br />
posibilidad o imposibilidad de seguir las recomendaciones de<br />
dieta saludable entre barrios dentro de una ciudad o entre distintas<br />
ciudades con diferencias de renta significativas. Pongamos<br />
dos ejemplos:<br />
Pozuelo de Alarcón (Madrid) es la ciudad con más renta neta<br />
por hogar del Estado, más de 70.000 €. Utilizando las ratios de<br />
consumo alimentario en función de la renta que aporta el INE,<br />
obtenemos que, de media, cada hogar destina 6.700 € en comprar<br />
alimentos al año y ello es el doble de lo que es necesario para<br />
seguir la «dieta piramidal». Ningún problema en Pozuelo. Vayamos<br />
ahora a Parla, ciudad del cinturón sur de Madrid, a pocos<br />
kilómetros de Pozuelo, pero con un tercio de su renta (24.000 €).<br />
En este caso (y también utilizando las ratios de gasto alimentario<br />
en función de la renta) el gasto medio en alimentación por hogar<br />
en Parla está un 5% por debajo de lo necesario para seguir una<br />
dieta saludable. Si hacemos el mismo ejercicio en la otra gran<br />
aglomeración urbana del Estado (Barcelona), y comparamos la<br />
ciudad con más renta (Sant Cugat del Vallés, con casi 53.000 € de<br />
renta media por hogar) con una de las más bajas (Santa Coloma<br />
de Gramanet, con poco más de 24.000 €), vemos que mientras en<br />
Sant Cugat, de media, los hogares compran alimentos por valor<br />
de 6.300 € (un 42% más de lo que cuesta, de mínimo, la dieta<br />
saludable), en Santa Coloma lo hacen por valor de 3.500 €, un 2%<br />
menos de lo necesario para seguir esa misma dieta. Obviamente<br />
son aproximaciones, no son datos exactos del consumo alimentario<br />
de esas ciudades, pero sí que permiten hacer una fotografía<br />
aproximada de la situación.<br />
194. http://www.elplural.com/2016/03/07/los-14-gr%C3%A1ficos-que-demuestran-ladesigualdad-laboral-entre-hombres-y-mujeres