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VIAJE AL CENTRO DE LA ALIMENTACIÓN QUE NOS ENFERMA

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131<br />

1. Estructura del consumo según el sexo de<br />

las personas sustentadoras principales<br />

Existen diferencias entre el gasto por hogar y por persona destinado<br />

a la alimentación en función de si en el hogar la persona sustentadora<br />

principal es un hombre o una mujer. En concreto, en la<br />

parte que nos interesa, en el caso de que sea una mujer, el gasto<br />

en alimentación por persona es superior a si es un hombre (un<br />

6%). No obstante, en los dos casos se supera la cifra de alimentación<br />

saludable, es decir, en promedio se está gastando suficiente<br />

como para seguir la dieta saludable. Pero hay algún matiz.<br />

Vamos a detenernos un segundo en esta diferencia relativa de<br />

gasto alimentario entre hombres y mujeres, dicho de otra manera,<br />

por qué las mujeres perciben la alimentación como más importante<br />

y están dispuestas (aun teniendo menos dinero como promedio)<br />

a dedicarle más presupuesto). La explicación que se ha dado a<br />

este fenómeno consiste en las claras diferencias de rol basadas en<br />

el género respecto a la esfera de los cuidados y de la alimentación,<br />

multiplicando sus efectos en el tema que nos ocupa. La presencia<br />

de mujeres en el ámbito del cuidado es un hecho conocido y de<br />

fácil constatación, por ejemplo, los cuidados informales son asumidos<br />

en porcentajes muy elevados (más del 90%) por mujeres 190 .<br />

Por cuidados informales se entiende aquellos desarrollados por<br />

personas, normalmente pertenecientes al ámbito familiar y/o<br />

relacional próximo de quien precisa ser cuidado. Incluye también<br />

aquellas tareas que desde un punto de vista socioprofesional se<br />

denomina educación para la salud, es decir, la transmisión y educación<br />

para el desarrollo de unos hábitos de vida orientados al desarrollo<br />

sano y saludable de la prole (en referencia a la asimilación<br />

de hábitos de descanso, alimentación, aseo).<br />

En referencia explícita al ámbito privado, las mujeres asumen y<br />

desarrollan tareas tanto de prevención como de cuidado respecto<br />

a la salud familiar.<br />

No se trata de una tarea desarrollada en exclusividad por mujeres,<br />

también existen, aunque pocos, hombres cuidadores (o que<br />

realizan tareas de cuidado), pero existe una diferente valoración<br />

y/o sanción social de estas tareas, cuando son asumidas y realizadas<br />

por una mujer o por un hombre. En un caso es normal y<br />

se invisibiliza, en el otro es destacado, aplaudido y valorado. Del<br />

mismo modo, si por cualquier circunstancia quien asumía tareas<br />

de cuidado deja de hacerlo, la respuesta social que desencadena<br />

es diferente cuando se trata de un hombre o una mujer. Existe<br />

por tanto una presión social para que esto sea así, se mantenga y<br />

se reproduzca. Este hecho explicaría la diferencia que observamos<br />

en el presupuesto asignado a alimentación (en función de la<br />

renta) entre hombres y mujeres. Aunque solamente hemos apuntado<br />

algunas ideas de un problema más profundo y complejo.<br />

Uno de los rasgos más destacados en la evolución reciente de la<br />

estructura familiar en el Estado español es el progresivo aumento<br />

de los hogares sustentados principalmente por mujeres, que<br />

ha pasado de representar el 18% en 1998 hasta más de un cuarto<br />

en 2010. Más allá de su interés demográfico, este dato tiene<br />

un vínculo directo con la evolución de las pautas de consumo, ya<br />

que tanto el volumen como la estructura del gasto de los hogares<br />

varían. Hemos visto que los hogares sustentados principalmente<br />

por mujeres gastan más en alimentación, pero es que tienen un<br />

gasto total mucho menor que en el caso de los hogares sustentados<br />

principalmente por hombres, en concreto, un 33% menos de<br />

gasto.<br />

La explicación de esta diferencia debe buscarse en el hecho de<br />

que una importante proporción de mujeres cabeza de familia<br />

ha adquirido esta condición al enviudar o tras una ruptura de<br />

la pareja y las dos circunstancias se encuentran generalmente<br />

asociadas a una pérdida de poder adquisitivo. Debemos recordar<br />

que el 90% de los hogares monoparentales y con hijos/as están<br />

sustentados por una mujer y son más pobres 191 , y que las mujeres<br />

españolas deben trabajar 84 días más que un hombre para<br />

cobrar lo mismo. Comentamos esto porque en el caso de que el<br />

hogar sustentado por mujeres esté formado por uno o más hijos,<br />

sí que nos encontramos en una zona en la que el coste de la dieta<br />

recomendada es limitante. En concreto, esa familia sustentada<br />

principalmente por una mujer debería incrementar en un 12%<br />

su gasto en alimentación para seguir las recomendaciones<br />

dietéticas con los precios medios del año 2015.<br />

Recordar también que los hogares monoparentales están formados,<br />

en su mayoría (un 85%), por la madre con sus hijos/as. Es<br />

decir, no estamos hablando de casos aislados, al contrario.<br />

2. Estructura <strong>DE</strong>L CONSUMO según <strong>LA</strong> EDAD <strong>DE</strong><br />

<strong>LA</strong> SUSTENTADORA principal<br />

También existen diferencias en el gasto de alimentación en función<br />

de la edad de la persona sustentadora principal y, a su vez, de<br />

si es un hombre o una mujer.<br />

Atendiendo a la estructura del gasto, los datos ponen de manifiesto<br />

que, dada su menor capacidad de ingresos, los hogares<br />

encabezados por personas jóvenes despliegan pautas con una<br />

escasa proporción de dinero dedicada a la alimentación (12%),<br />

un menor gasto proporcional en vivienda y un abundante empleo<br />

de recursos en gastos de transporte, comunicaciones y hostelería.<br />

En el otro extremo de la estructura de edades, los hogares<br />

190. http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/vasconia/vas35/35373385.pdf<br />

191. http://www.rtve.es/noticias/20130218/mujeres-ganan-225-menos-tienen-trabajar-<br />

82-dias-mas-para-cobrar-como-hombre/609079.shtml

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