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VIAJE AL CENTRO DE LA ALIMENTACIÓN QUE NOS ENFERMA

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CAPÍTULO 2. La alimentación que nos enferma<br />

Si intentamos observar el consumo de azúcar de la población<br />

infantil, veremos que desgraciadamente no hay datos suficientemente<br />

desgranados a nivel estatal, pero sí (de manera indirecta)<br />

en diversas autonomías. En el caso de la Comunidad de Madrid,<br />

por ejemplo, cuando se analizan los consumos (g/día) de diversos<br />

tipos de alimentos en la población infantil y juvenil, vemos que<br />

los alimentos no esenciales y los productos de densidad o valor<br />

nutricional bajos (caracterizados por un contenido elevado en<br />

azúcares simples añadidos y/o grasas saturadas y/o colesterol y/o<br />

sal), como son los productos de repostería, dulces, chucherías<br />

saladas, alimentos precocinados y bebidas comerciales procesadas<br />

de elaboración industrial, constituyeron el 20% (en cantidad)<br />

de la ingesta alimentaria media diaria en esta población. Si a ello<br />

le añadimos que un alto porcentaje de los cereales son cereales<br />

de desayuno (con alto voltaje azucarado) y que dentro de los<br />

lácteos abundan los batidos, yogures y postres frescos, todos<br />

ellos altamente azucarados y que entran dentro de esta categoría<br />

estadística, veremos que más de 1 de cada 4 gramos de alimento<br />

que consume la población infantil pertenecen a categorías<br />

de alimentos altamente azucarados.<br />

Otra comunidad que ofrece datos significativos es Andalucía,<br />

donde a partir de datos oficiales se demuestra que existe un<br />

consumo excesivo de productos con un contenido elevado<br />

de azúcares añadidos (bollería, chocolates, aperitivos dulces,<br />

bebidas azucaradas, etc.) entre el 57 y el 77% de la población<br />

infantil y juvenil (dependiendo del tipo de alimento y la franja<br />

de edad).<br />

• nLa sal B<br />

La sal y el azúcar siguen realidades paralelas en lo que se refiere a<br />

presencia masiva en la dieta actual, dificultad en su detección por<br />

parte de la persona consumidora, efecto negativo sobre la salud<br />

demostrada e incremento de su consumo en los últimos años. La sal<br />

común está compuesta por sodio y cloro y el componente problemático<br />

es el primero. El sodio eleva la tensión arterial, con el riesgo<br />

de desarrollar hipertensión y otras enfermedades cardiovasculares<br />

relacionadas, como infarto, angina de pecho, ictus, hemorragia<br />

cerebral, además de insuficiencia renal o deterioro cognitivo.<br />

Igual que ocurre con el azúcar, a la alimentación procesada no<br />

solamente se le añade cloruro de sodio (la sal común), a una<br />

buena parte de las conservas, sopas, platos preparados y salsas<br />

se les incorpora sodio también en forma de otros ingredientes<br />

(glutamato sódico, fosfato disódico, benzoato sódico, bicarbonato<br />

sódico, etc.).<br />

¿Tomamos mucha o poca sal? En en el Estado español tomamos<br />

exactamente el doble de la sal diaria recomendada por la<br />

OMS 81 , que fija el máximo saludable en 5 gramos al día, lo que<br />

cabe en un dedal. Y por mucho que nos esforcemos en reducir<br />

ese consumo, por mucho que pidamos pan sin sal o que atemos<br />

el salero de casa y del restaurante a una cadena, seguiremos<br />

ingiriendo más sodio del que queremos. El problema a la hora<br />

de controlar el consumo individual de sal es que casi el 80% de<br />

la que ingerimos es la denominada oculta o invisible, porque<br />

se encuentra en los alimentos procesados. Muchas veces no lo<br />

imaginamos, pero está ahí. Es el caso, por ejemplo, de los cereales<br />

de desayuno o del jamón de York. Exactamente igual que con el<br />

azúcar, aunque se limite de forma adecuada la sal en la mesa, es<br />

posible llegar a un consumo excesivo de sodio en el marco de la<br />

dieta occidental, ya que tan solo del 20 al 25 por ciento del sodio<br />

proviene de salar los platos en la cocina o en la mesa.<br />

En la mayoría de las etiquetas nutricionales aparece la cantidad<br />

de sodio. Si multiplicamos por 2,5 esa cifra, obtendremos los<br />

gramos de sal. A este respecto, merece que hagamos un aparte<br />

sobre el etiquetado nutricional obligatorio que recoge el Reglamento<br />

(UE) 1169/2011. En dicha normativa se cambia la<br />

indicación de los gramos de sodio presentes en los alimentos<br />

por los gramos de sal. Podríamos pensar que es más o menos<br />

lo mismo, pero no lo es y el cambio no es tan inocente como<br />

pueda parecer (nunca los cambios normativos lo son). Con esta<br />

modificación se consigue enmascarar aún más el sodio presente<br />

en otros aditivos más allá de la sal. Ni todas las sales son sodio<br />

ni todo el sodio es sal. Y es el sodio el problema. Este cambio no<br />

resulta coherente con la información obligatoria del contenido<br />

de sodio de muchos preparados alimenticios destinados a una<br />

alimentación especial 18 y de las aguas minerales naturales 14 ni<br />

ayuda mucho a la comprensión por parte de las personas consumidoras.<br />

Como decimos, no todo el sodio contenido en los<br />

alimentos está en forma de cloruro sódico, y (a la inversa) una<br />

cantidad elevada de otra sal en sustitución del sodio, por ejemplo,<br />

de potasio, no siempre es perjudicial, sino que puede resultar<br />

beneficiosa. Hay más de 40 aditivos que contienen sodio que<br />

no son el cloruro sódico 82 , etiquetar sodio es ponerlos a la vista,<br />

etiquetar sal es enconderlos.<br />

En los EE. UU., el sodio, y no la sal, es parte de la información<br />

obligatoria: mg y % valor diario.<br />

› Evolución en el consumo:<br />

aumenta la sal oculta<br />

La presencia de sal en los alimentos procesados de venta en el<br />

Estado ha crecido un 6% con respecto a 2010, sobre todo en<br />

platos preparados de carnes y pescados, sucedáneos de angulas,<br />

fuet y jamón cocido y, especialmente, en bollos y galletas, donde<br />

81. http://www.efesalud.com/noticias/tomamos-doble-sal-lo-necesitamos/<br />

82. http://www.aditivos-alimentarios.com/p/listado-de-aditivos.html

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