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_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero. A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su lugar, hacerlo por amor. El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía. Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo, «el derecho a llorar en público». O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia
Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para
exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre
creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la
igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de
manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su
lugar, hacerlo por amor.
El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía.
Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido
hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los
hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo,
«el derecho a llorar en público».
O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

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El 0,1 por ciento más rico de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción estadounidense vio multiplicada<br />

por tres su participación en <strong>la</strong> renta nacional entre 1978 y 1999.[6] En Gran<br />

Bretaña, el percentil más rico de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción duplicó <strong>la</strong> suya durante el<br />

mismo período, del 6,5 por ciento en 1982 al 13 por ciento en 2005. Y en<br />

Rusia, después de <strong>la</strong> terapia de choque neoliberal a <strong>la</strong> que fue sometida, una<br />

élite de individuos inmensamente ricos no tardó en destacarse del resto de <strong>la</strong><br />

sociedad. Hoy en día, Moscú tiene más milmillonarios que cualquier otra<br />

ciudad del mundo.<br />

En 1970, el director ejecutivo de una empresa estadounidense ganaba<br />

treinta veces más que un trabajador normal. En el cambio de mi<strong>le</strong>nio, esta<br />

cantidad era más de quinientas veces mayor. En su día, el famoso financiero<br />

J. P. Morgan pensaba que el jefe de una empresa norteamericana no<br />

necesitaba ganar más de veinte veces más que uno de sus emp<strong>le</strong>ados. En<br />

2007, ingresaba alrededor de 364 veces más. Son, precisamente, <strong>la</strong>s pautas<br />

estadounidenses <strong>la</strong>s que marcan cuánto debe cobrar un alto ejecutivo en el<br />

mundo occidental. En el Reino Unido, el sa<strong>la</strong>rio de los altos cargos<br />

empresaria<strong>le</strong>s se triplicó entre 2002 y 2012. La media de los ingresos tota<strong>le</strong>s<br />

de un jefe ejecutivo superaba cuarenta y cinco veces <strong>la</strong> de un emp<strong>le</strong>ado<br />

normal en 1998 y ciento veinte veces en 2010.[7]<br />

Hoy en día, los milmillonarios, apenas más de mil personas en todo el<br />

mundo, poseen más de lo que tienen los 2.500 millones de personas más<br />

pobres del p<strong>la</strong>neta. En Estados Unidos, entre 1979 y 2007, <strong>la</strong> mayor parte del<br />

crecimiento económico acabó en manos de los más ricos, el 1 por ciento, en<br />

vez de hacerlo en <strong>la</strong>s de los más humildes, el 90 por ciento.<br />

Rara vez unos pocos han l<strong>le</strong>gado a tener tanto.<br />

El hecho de que los que más ganan se hayan distanciado tan rápido de los<br />

demás tiene mucho que ver con <strong>la</strong> globalización. J. K. Rowling, autora de los<br />

libros de Harry Potter, gana una cantidad muchísimo mayor que Char<strong>le</strong>s

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