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_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero. A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su lugar, hacerlo por amor. El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía. Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo, «el derecho a llorar en público». O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia
Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para
exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre
creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la
igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de
manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su
lugar, hacerlo por amor.
El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía.
Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido
hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los
hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo,
«el derecho a llorar en público».
O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

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«Su razonamiento resulta de una lógica ap<strong>la</strong>stante, pero también es por<br />

comp<strong>le</strong>to demencial», <strong>le</strong> escribió José Lutzenberger, el entonces ministro<br />

brasi<strong>le</strong>ño de Medio Ambiente, a Lawrence Summers.[20]<br />

La lógica económica impecab<strong>le</strong> es una cosa. La región que rodea a <strong>la</strong><br />

localidad china de Guiyu es otra muy distinta.[21]<br />

En Guiyu, una pob<strong>la</strong>ción ubicada en <strong>la</strong> provincia de Cantón, se vierten<br />

cada año un millón de tone<strong>la</strong>das de desechos e<strong>le</strong>ctrónicos. Ciento cincuenta<br />

mil personas trabajan en su procesamiento, <strong>la</strong> mayoría de el<strong>la</strong>s mujeres al<br />

servicio de pequeñas empresas familiares.<br />

Ordenadores, monitores, impresoras, reproductores de DVD,<br />

fotocopiadoras, baterías de automóvi<strong>le</strong>s, hornos microondas, altavoces,<br />

cargadores y teléfonos. Emp<strong>le</strong>ando pequeñas herramientas y con <strong>la</strong>s manos<br />

desnudas, esas trabajadoras lo desmontan todo. Hierven <strong>la</strong>s p<strong>la</strong>cas de circuito<br />

impreso para recuperar los chips. Queman los cab<strong>le</strong>s para liberar meta<strong>le</strong>s. Y<br />

utilizan un baño de ácido tóxico corrosivo para extraer el oro de los<br />

microchips. Los alrededores de <strong>la</strong> localidad están l<strong>le</strong>nos de plomo, cromo,<br />

estaño y otros meta<strong>le</strong>s pesados. Las aguas subterráneas están envenenadas. El<br />

río se ha vuelto de color negro. Los nive<strong>le</strong>s de plomo en <strong>la</strong> sangre de los<br />

niños son superiores en un 88 por ciento a los de otros lugares.<br />

La <strong>le</strong>y china prohíbe <strong>la</strong> importación de desechos e<strong>le</strong>ctrónicos. Beijing<br />

también firmó <strong>la</strong> Convención de Basi<strong>le</strong>a sobre el control de los movimientos<br />

transfronterizos de los desechos peligrosos y su eliminación, que se opone al<br />

transporte de basura tecnológica <strong>hacia</strong> los países pobres, pero hasta ahora no<br />

ha servido de nada. El 90 por ciento de toda <strong>la</strong> chatarra e<strong>le</strong>ctrónica de Estados<br />

Unidos se exporta, bien a China, bien a Nigeria.<br />

La lógica económica puede que sea impecab<strong>le</strong>. En Guiyu, el precio del<br />

agua es diez veces mayor que en el municipio vecino de Chendian. Porque es

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