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_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero. A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su lugar, hacerlo por amor. El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía. Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo, «el derecho a llorar en público». O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia
Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para
exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre
creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la
igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de
manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su
lugar, hacerlo por amor.
El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía.
Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido
hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los
hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo,
«el derecho a llorar en público».
O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

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decisiones tomadas como en cualquier otro negocio, calcu<strong>la</strong>ndo <strong>la</strong>s pérdidas<br />

y <strong>la</strong>s futuras ganancias. Inversiones más o menos exitosas que uno hace en sí<br />

mismo. El sistema económico se convierte en sinónimo de natura<strong>le</strong>za<br />

humana; y uno no se p<strong>la</strong>ntea su esencia más profunda.<br />

El conflicto del que hab<strong>la</strong>ba Marx se disuelve, pero no de <strong>la</strong> forma en que<br />

había imaginado.[8] No son los medios de producción los que han cambiado;<br />

es el significado de ser humano el que lo ha hecho.<br />

El neoliberalismo resuelve los conflictos entre el trabajo y el capital<br />

transformando simp<strong>le</strong>mente a <strong>la</strong> persona en capital y su vida en una serie de<br />

inversiones que l<strong>le</strong>va a cabo en el mercado de valores. Los teólogos cristianos<br />

sugerían que uno solo podía alimentar a toda una congregación con un<br />

pedazo de pan y un trozo de pescado. Nosotros creemos que uno puede<br />

alimentarse a sí mismo. Nosotros creemos en ti. Puede que sea un mundo<br />

duro, pero habita en ti. No hay alternativa. El universo se arrodil<strong>la</strong> ante ti.<br />

Es un punto de vista que nos ha vuelto a todos igua<strong>le</strong>s. La mujer en <strong>la</strong><br />

oficina de emp<strong>le</strong>o y el hombre que espera que <strong>le</strong> entreguen su documentación<br />

falsa en el exterior del aeropuerto de Daca. Cada uno de ellos es, en igual<br />

medida, un emprendedor. Del mismo modo que lo son los altos cargos<br />

directivos que estiran <strong>la</strong>s piernas en un asiento de avión de c<strong>la</strong>se business<br />

para echarse un sueñecito antes de <strong>la</strong> próxima reunión. No hay ninguna<br />

diferencia entre ellos, tan solo <strong>la</strong> mejor o peor inversión en el capital que<br />

reside dentro de uno mismo. Y en <strong>la</strong> cantidad de capital con <strong>la</strong> que uno<br />

empieza al nacer. Si no, ¿qué otra cosa puede aplicarse al crecimiento<br />

económico? «Mi aumento de pecho fue una inversión», dice ingeniosa <strong>la</strong><br />

estrel<strong>la</strong> de cu<strong>le</strong>brón. Vete quitando capa tras capa y verás que todo tiene que<br />

ver con lo económico. Es tu vida traducida a una serie de inversiones que<br />

haces en tu propio valor como persona.

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