16.09.2018 Views

_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero. A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su lugar, hacerlo por amor. El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía. Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo, «el derecho a llorar en público». O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia
Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para
exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre
creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la
igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de
manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su
lugar, hacerlo por amor.
El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía.
Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido
hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los
hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo,
«el derecho a llorar en público».
O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

A mayores recursos, ordenadores más potentes. Aquí gana el más rápido. Se<br />

trata de hacer dinero en función de <strong>la</strong>s variaciones de precios segundo a<br />

segundo en los distintos mercados. A veces, por supuesto, se producen<br />

errores en este universo sin rostro; una orden por valor de 10.000 millones de<br />

dó<strong>la</strong>res puede convertirse en una de 10 millones debido a un fallo técnico.<br />

Los l<strong>la</strong>mados «algoritmos» podrían enloquecer y actuar fuera de control,<br />

comprar todo el universo antes de que nos dé tiempo siquiera de parpadear.<br />

Por ello los sistemas de seguridad están bien afinados y <strong>la</strong>s maniobras, bien<br />

ensayadas. Este comercio va mil veces más rápido que un parpadeo. Un fallo<br />

técnico en <strong>la</strong> fantasía financiera podría desencadenar <strong>la</strong> próxima gran crisis<br />

en cuestión de minutos. El torbellino provocado por una bolsa mundial<br />

desenfrenada crearía millones de desemp<strong>le</strong>ados. Y millones de desemp<strong>le</strong>ados<br />

causarían un gran déficit en <strong>la</strong>s finanzas públicas de los países, de manera<br />

que los gobiernos se verían obligados, con el ceño fruncido, a recortar <strong>la</strong>s<br />

pensiones y los servicios socia<strong>le</strong>s. Pero el número de ancianos y personas<br />

dependientes no disminuiría. Con menos personal sanitario y de servicios<br />

socia<strong>le</strong>s habría que hacer <strong>la</strong> misma cantidad de trabajo, trabajo que el cuerpo<br />

materialmente no aguantaría. Por lo tanto, el coste de un error en una apuesta<br />

basada en una variación casi instantánea de precios en el casino financiero se<br />

habrá tras<strong>la</strong>dado hasta <strong>la</strong> espalda de una enfermera. Una espalda que ni <strong>Adam</strong><br />

Smith ni los peces gordos de <strong>la</strong>s finanzas mundia<strong>le</strong>s han tenido nunca en<br />

cuenta.<br />

Cuando <strong>la</strong> crisis ya era evidente en el otoño de 2008, A<strong>la</strong>n Greenspan, el<br />

presidente de <strong>la</strong> Reserva Federal estadounidense, compareció en el Congreso.<br />

El demócrata Henry Waxman <strong>le</strong> preguntó:<br />

—¿Quiere usted decir entonces que toda su cosmovisión, su ideología, era<br />

errónea? ¿Que no ha funcionado?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!