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_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero. A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su lugar, hacerlo por amor. El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía. Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo, «el derecho a llorar en público». O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia
Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para
exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre
creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la
igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de
manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su
lugar, hacerlo por amor.
El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía.
Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido
hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los
hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo,
«el derecho a llorar en público».
O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

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porque nos sirve para concentrarnos en <strong>la</strong>s cosas correctas.<br />

Creer que <strong>la</strong> economía es una ciencia desempeña, según Robert H. Nelson,<br />

una importante función económica. Sean ciertas o no <strong>la</strong>s teorías económicas<br />

sobre cómo deben funcionar <strong>la</strong>s personas y los mercados, <strong>le</strong>gitiman y<br />

organizan a <strong>la</strong> sociedad alrededor de una serie de valores que son necesarios<br />

para que <strong>la</strong> economía crezca.<br />

Nelson retrocede un poco en el tiempo, a <strong>la</strong> época en que fue asesor<br />

político. Afirma que ese era precisamente su cometido: intentar convencer a<br />

aquellos que tomaban <strong>la</strong>s decisiones para que, cada vez en mayor medida, lo<br />

hicieran basándose en un sistema económico de valores, ya que creía<br />

firmemente que los valores económicos eran los mejores para una sociedad.<br />

Y aún lo cree.<br />

Como <strong>la</strong> mayoría de los misioneros, algunos economistas creen que <strong>la</strong><br />

realidad es solo una parte del todo. Aunque Dios no exista, muchos<br />

sacerdotes han hecho el bien en el mundo. Dice Nelson que está demostrado<br />

que <strong>la</strong>s teorías económicas se equivocan a <strong>la</strong> hora de describir el mundo y a<br />

<strong>la</strong>s personas que en él habitan, pero que, sin embargo, estas teorías falsas han<br />

hecho mucho bien a <strong>la</strong> sociedad, que han sido <strong>la</strong> base del desarrollo desde<br />

hace más de doscientos años.<br />

Nuestro punto de vista occidental de que <strong>la</strong> religión «debe ape<strong>la</strong>r a <strong>la</strong><br />

verdad» para que podamos creer en el<strong>la</strong> es, según Nelson, precisamente eso,<br />

solo un punto de vista. Si una religión merece o no <strong>la</strong> pena ser practicada es<br />

algo que no tiene nada que ver con lo cerca que esté de <strong>la</strong> verdad, sino que lo<br />

importante es que sea juzgada en función del mundo que contribuye a crear.<br />

Hoy en día, <strong>la</strong> ciencia económica es <strong>la</strong> religión dominante en Occidente.<br />

Mientras sigamos creyendo en el poder de <strong>la</strong> economía, siempre habrá una<br />

demanda continua de esa c<strong>la</strong>se de altos sacerdotes que son los economistas

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