16.09.2018 Views

_Quien le hacia la cena a Adam - Katrine Marcal

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero. A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su lugar, hacerlo por amor. El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía. Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo, «el derecho a llorar en público». O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

El feminismo y la economía siempre han tenido mucho que ver. Virginia
Woolf quería una habitación propia, y eso cuesta dinero.
A finales del siglo XIX y principios del XX, las mujeres se unieron para
exigir el derecho a la propiedad privada y a la herencia, el derecho de libre
creación de empresas, el derecho a pedir préstamos, el derecho al trabajo, la
igualdad salarial y, en definitiva, la posibilidad de mantenerse a sí mismas, de
manera que no tuvieran que casarse por dinero, sino que pudieran, en su
lugar, hacerlo por amor.
El feminismo sigue guardando una estrecha relación con la economía.
Durante las últimas décadas, el objetivo del movimiento feminista ha sido
hacerse con el dinero y otros privilegios tradicionalmente acaparados por los
hombres, a cambio de cosas menos fáciles de cuantificar como, por ejemplo,
«el derecho a llorar en público».
O, por lo menos, así es como lo han explicado algunos.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

sector agríco<strong>la</strong>, <strong>la</strong> diferencia es aún mayor. En Nepal, <strong>la</strong>s mujeres trabajan<br />

veintiuna horas más a <strong>la</strong> semana que los hombres. En <strong>la</strong> India, alrededor de<br />

doce. En algunas partes de Asia y África, donde a menudo los hombres<br />

emigran a <strong>la</strong>s ciudades, <strong>la</strong>s mujeres se quedan en el campo, donde, sin ayuda<br />

de los hombres ni del Estado, tienen que hacer frente a <strong>la</strong> trip<strong>le</strong> carga de un<br />

emp<strong>le</strong>o, el trabajo doméstico y <strong>la</strong>s faenas agríco<strong>la</strong>s.<br />

Los economistas sue<strong>le</strong>n bromear diciendo que si un hombre se casa con su<br />

ama de l<strong>la</strong>ves, el PIB del país disminuye. Si, por el contrario, envía a su<br />

madre a una residencia de ancianos, aumenta de nuevo. El chiste, además de<br />

decir mucho acerca de <strong>la</strong> percepción de los ro<strong>le</strong>s de género que impera entre<br />

los economistas, también muestra como el mismo tipo de trabajo se puede<br />

computar o no como parte del PIB.<br />

Cuando <strong>la</strong>s mujeres casadas accedieron al mercado <strong>la</strong>boral, comenzaron a<br />

dedicar más tiempo a <strong>la</strong> c<strong>la</strong>se de trabajo que se computa (el trabajo fuera del<br />

hogar) y menos tiempo al tipo de trabajo que no se computa (el trabajo<br />

doméstico). Esto provocó un aumento vertiginoso del PIB en el mundo<br />

occidental. Pero ¿es real este incremento? Dado que nadie se había mo<strong>le</strong>stado<br />

en cuantificar el trabajo doméstico, puede ser que hayamos sobrevalorado el<br />

aumento real de <strong>la</strong> riqueza.[9] Cierto que <strong>la</strong>s <strong>la</strong>vadoras, los microondas y los<br />

robots de cocina han hecho que el trabajo doméstico requiera menos tiempo,<br />

de manera que <strong>la</strong> diferencia acaso no sea tan grande. Pero <strong>la</strong> idea es que no lo<br />

sabemos.<br />

Si se quiere tener una visión de conjunto de <strong>la</strong> economía, no se puede<br />

ignorar lo que <strong>la</strong> mitad de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción hace <strong>la</strong> mitad del tiempo.<br />

Las tareas domésticas no son ni más ni menos difíci<strong>le</strong>s de cuantificar que<br />

mucho de lo que se incluye en el PIB. Por ejemplo, nos esforzamos mucho en

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!