El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
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historiografía canaria. Y, con respecto al <strong>Tei<strong>de</strong></strong>, dice “Este famosísimo Pico es célebre<br />
por su grandísima altura, que <strong>de</strong>scubren los marineros a 440 millas en el mar, que son<br />
70 leguas en España; por lo cual se cree que no ce<strong>de</strong> ni al Ararat, ni al Líbano, al Atos<br />
y al Olimpo, sino que a todos les rebasa.<br />
Cuando el cielo no está cubierto totalmente por las nubes, se ve como más <strong>de</strong> la mitad<br />
<strong>de</strong> este monte se eleva por encima <strong>de</strong> ellas. Yo mismo, al hallarme varias veces encima<br />
<strong>de</strong> las altísimas cumbres <strong>de</strong> La Palma, y encima <strong>de</strong> las mismas nubes, que cubrían con<br />
su sombra tanto el mar como las islas, con grandísima lluvia y temporal, lo vi por<br />
encima <strong>de</strong> su convexidad, muy en lo alto, <strong>de</strong> modo que casi parecía tener su principio<br />
sobre las nubes. Lo mismo se ve al hallarse uno en su cumbre; <strong>de</strong> modo que para <strong>una</strong><br />
persona <strong>de</strong> no muy buena vista parecería que aquella blanca llanura <strong>de</strong> nubes, con su<br />
nuevo horizonte, fuese el mar o alg<strong>una</strong> bellísima llanura <strong>de</strong> la tierra, así como<br />
verda<strong>de</strong>ramente se muestra a todos cuantos la miran. [...] Por los gran<strong>de</strong>s incendios a<br />
que ha dado lugar, se le consi<strong>de</strong>ra un segundo Mongibel, y que por alg<strong>una</strong>s causas<br />
naturales tuvo igual origen, <strong>de</strong> incendio; por más que, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> algunos pocos años, no se<br />
le nota incendio alguno. Pocas veces, visto a distancia, se le ve <strong>de</strong> noche la luz y <strong>de</strong> día<br />
el humo. Si no lo hay se le pue<strong>de</strong> subir encima durante los meses <strong>de</strong> junio y <strong>de</strong> julio,<br />
cuando tiene poca nieve.<br />
La subida se hace en veinticuatro horas a caballo, más dos andando, y con sumo<br />
cansancio. Muchas personas han emprendido esta ascensión, y a medio camino se ha<br />
<strong>de</strong>sanimado, porque casi se pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir que el hombre se siente salir <strong>de</strong> sí y pa<strong>de</strong>cer<br />
las angustias y la náusea que pa<strong>de</strong>cen aquellos que navegan por alta mar. Las<br />
ascensión más difícil dura un poco más <strong>de</strong> dos millas, y la mitad <strong>de</strong> ella es tan ardua,<br />
que no hay calle ni sen<strong>de</strong>ro que se pueda seguir. Toda esta pirámi<strong>de</strong> está cubierta con<br />
piedras pómez finísimas, sobre las cuales, al a<strong>de</strong>lantar un paso, se <strong>de</strong>sliza uno casi<br />
igual distancia hacia atrás; y sólo se pue<strong>de</strong> subir con grandísima paciencia y fatiga. En<br />
la cumbre se halla un plaza espaciosa, ligeramente ahondada, que se inclina hacia<br />
Poniente, con <strong>una</strong> corona <strong>de</strong> piedras, que la ro<strong>de</strong>a en todo su circuito, que pue<strong>de</strong> medir<br />
unos 500 pasos.<br />
En aquella altura es excesiva la humedad, que apremia <strong>de</strong> tal modo la cabeza, que<br />
consi<strong>de</strong>ro (por aquello que yo mismo experimenté), que nadie podría vivir allí<br />
veinticuatro horas. <strong>El</strong> pan fresco y otros alimentos que se suben arriba, en el acto se<br />
ponen tan duros como piedras; y he visto algunos campesinos que, para po<strong>de</strong>rlos<br />
comer, ponían el pan para ablandarlo, en los agujeros <strong>de</strong>l fuego, que son en número<br />
infinito en aquella llanura, y también en la parte <strong>de</strong> fuera, en dirección <strong>de</strong>l Levante. En<br />
esta altura la tierra es pastosa y blanda, y <strong>de</strong> tal naturaleza que, sin darse uno cuenta,<br />
encien<strong>de</strong> los trajes, si se le acerca <strong>de</strong>masiado; y en las partes más secas, teniendo un<br />
poco la mano allí, sale agua clara y caliente. Encima hay vientos muy fuertes y muy<br />
secos, sin ning<strong>una</strong> humedad durante el mes <strong>de</strong> junio; <strong>de</strong> lo cual inferí que está en la<br />
parte más alta <strong>de</strong> la primera región <strong>de</strong>l aire, don<strong>de</strong> las exhalaciones secas andan dando<br />
vuelta. Des<strong>de</strong> la altura se ven todas las <strong>de</strong>más islas en su alre<strong>de</strong>dor y el sol se muestra<br />
antes <strong>de</strong> ser barrido <strong>de</strong>l mar la obscuridad <strong>de</strong> la noche, y nuevo cielo, nueva tierra,<br />
nuevo mar.”<br />
Torriani es la primera persona que nos relata las impresiones <strong>de</strong> su ascenso al <strong>Tei<strong>de</strong></strong>.<br />
Refleja los efectos <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong> altura que atribuye a los efectos <strong>de</strong> <strong>una</strong> excesiva<br />
humedad: la repentina dureza <strong>de</strong>l pan. Probablemente era el efecto <strong>de</strong> las bajas<br />
temperaturas en las provisiones <strong>de</strong>jadas a la intemperie. La abundancia <strong>de</strong> fumarolas en<br />
su época enlaza con las observaciones anteriores. <strong>El</strong> ingeniero italiano menciona la<br />
profunda alteración que producen las emisiones <strong>de</strong> gases en las rocas traquibasálticas<br />
<strong>de</strong>l cráter y, también, algo que confirmarían los análisis químicos posteriores, el gas