El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
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<strong>de</strong>jando exclusivamente el campo á la retama, que sigue con su vejetación vigorosa<br />
hasta un poco más arriba <strong>de</strong> la estancia <strong>de</strong> los Ingleses, sin este recurso <strong>de</strong> la próvida<br />
naturaleza, dificultosamente se pasarían las noches en aquel punto en ciertas épocas.”<br />
FIGURA 49. Óleo <strong>de</strong> Martín González.<br />
Durante la segunda mitad <strong>de</strong>l siglo XIX el paisaje vegetal <strong>de</strong> las cumbres no<br />
experimentó <strong>una</strong> mejoría. Por el contrario, la presión sobre estos escasos recursos<br />
aumenta a raíz <strong>de</strong> la crisis económica que trajo a las islas el <strong>de</strong>rrumbe <strong>de</strong>l mercado <strong>de</strong> la<br />
cochinilla. La gran <strong>de</strong>manda <strong>de</strong> tintes que produjo la floreciente industria textil inglesa<br />
repercute en Canarias pues las islas se habían especializado en suministrar el tinte<br />
proce<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>l parásito <strong>de</strong> las tuneras. Fue partir <strong>de</strong> 1835 cuando el archipiélago conoce<br />
<strong>una</strong> etapa <strong>de</strong> gran prosperidad que duró hasta 1870. Ese año comenzaron a fabricarse<br />
productos tintóreos, las anilinas, por la nueva industria química, y ocasionó el<br />
<strong>de</strong>rrumbe <strong>de</strong> los precios <strong>de</strong> la cochinilla en los mercados <strong>de</strong> Londres y la ruina <strong>de</strong> los<br />
canarios.<br />
Es significativa la anécdota que cuenta Piazzi Smith a partir <strong>de</strong> su encuentro en Guajara<br />
con unos transportistas que llevaban gran<strong>de</strong>s bultos en sus espaldas: “Picado por la<br />
curiosidad por conocer qué clase <strong>de</strong> producto compensaba la utilización <strong>de</strong> este<br />
fatigoso medio <strong>de</strong> transporte, interrogué a uno <strong>de</strong> los hombres que estaba <strong>de</strong>scansando.<br />
Del mejor humor y sonriendo me llevó hasta don<strong>de</strong> se encontraba su bulto, apoyado en<br />
el suelo, junto a <strong>una</strong> roca, y que consistía en <strong>una</strong> caja <strong>de</strong> unos sesenta por treinta<br />
centímetros <strong>de</strong> base y unos quince <strong>de</strong> grosor. Sobre ella había <strong>una</strong> buena cantidad <strong>de</strong><br />
maduras peras ver<strong>de</strong>s, su propia comida, y <strong>de</strong> las que espontáneamente me ofreció<br />
tomar <strong>una</strong>s cuantas. Pero agra<strong>de</strong>cidamente rechacé su invitación, quizás por culpa <strong>de</strong><br />
un epicúreo sueño que me hacía pensar que la caja estaría llena <strong>de</strong> exquisitas uvas.<br />
Procedió a <strong>de</strong>satar la ancha cinta negra que aseguraba el cierre y luego levantó la<br />
tapa, presentando a mi vista su interior, dividido en doce casillas o compartimentos,<br />
¡cada uno <strong>de</strong> ellos lleno <strong>de</strong> pequeñas partículas grises parecidas a las cenizas <strong>de</strong> un<br />
puro! Eran los insectos <strong>de</strong> la cochinilla, recién cogidos <strong>de</strong> sus plantas <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong><br />
los cactus y preparados para ser enviados al mercado europeo <strong>de</strong>l tinte. Un a<strong>de</strong>cuado<br />
producto para ser transportado a espaldas <strong>de</strong> montañeses y en <strong>una</strong> zona sin carreteras,<br />
por su poco peso, compacticidad y relativamente elevado precio, dado que el mercado<br />
no está saturado, ni parece probable que lo llegue a estar mientras a las jóvenes<br />
damiselas les sigan gustando las cintas <strong>de</strong> color rosa. Pero, ¡que plato tan poco<br />
apetitoso para un sediento viajero bajo un inclemente sol!” Era la época <strong>de</strong> auge <strong>de</strong> la<br />
exportación <strong>de</strong>l parásito <strong>de</strong> las tuneras, pero pocos años quedaban para que concluyera<br />
la breve edad <strong>de</strong> oro <strong>de</strong> la economía canaria en el siglo XIX.<br />
FIGURA 50. Vista aérea <strong>de</strong> Guajara. (Archivo Fotográfico P. N. <strong>Tei<strong>de</strong></strong>).<br />
Pocos años más tar<strong>de</strong>, en 1867, visitó Tenerife Ernst Haeckel, catedrático <strong>de</strong> Zoología<br />
<strong>de</strong> Jena, firme partidario, aunque con discrepancias, <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> Darwin, y<br />
fundador <strong>de</strong> un nuevo enfoque científico en el análisis <strong>de</strong> los seres vivos: la Ecología.<br />
Su visita le permitió conocer la isla y escribir un libro <strong>de</strong> viajes que tituló “De Tenerife<br />
al Sinai”. Subió en pleno invierno al <strong>Tei<strong>de</strong></strong>, acompañado <strong>de</strong>l director <strong>de</strong> Jardín<br />
Botánico <strong>de</strong>l Puerto <strong>de</strong> la Cruz, el suizo afincado en la Isla Germán Wildpret. Su <strong>mirada</strong><br />
solo difiere en el estilo <strong>de</strong> las expresadas por otros naturalistas: “Cuando comenzaba a<br />
amanecer habíamos alcanzado la región <strong>de</strong>sértica y salvaje <strong>de</strong> la retama, cuyo suelo<br />
lávico <strong>de</strong>snudo, árido y cubierto <strong>de</strong> piedra pómez, sólo sustentaba los dos arbustos