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El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN

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eaccionaria. A partir <strong>de</strong> ese momento comienzan las guerras <strong>de</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia en las<br />

colonias <strong>de</strong> ultramar y, a finales <strong>de</strong>l reinado <strong>de</strong> Fernando VII, lo habían conseguido<br />

todas, excepto Cuba, Puerto Rico, Filipinas y <strong>una</strong>s pocas islas en el Pacífico. <strong>El</strong> fin <strong>de</strong><br />

siglo vuelve a ser traumático con la guerra <strong>de</strong> 1898 con EE. UU. y por la pérdida <strong>de</strong><br />

estos últimos restos <strong>de</strong>l imperio colonial español. La inestabilidad política y las guerras<br />

civiles impidieron que España se retrasara social y económicamente con respecto a los<br />

principales naciones europeas. En este ambiente tuvo que <strong>de</strong>sarrollarse la ciencia<br />

española, carente <strong>de</strong> medios y <strong>de</strong> apoyo en la sociedad. Sin embargo señeras<br />

individualida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>jaron claro que el retraso español o implicó que estuvieran al margen<br />

<strong>de</strong>l pensamiento científico <strong>de</strong> su época.<br />

EL TEIDE VISTO POR LA GEOLOGÍA DECIMONÓNICA<br />

LA MIRADA ROMÁNTICA<br />

<strong>El</strong> tiempo geológico fue uno <strong>de</strong> los conceptos más <strong>de</strong>batidos a lo largo <strong>de</strong>l siglo XIX.<br />

En la polémica no sólo terciaron los geólogos, sino también físicos como fue el caso <strong>de</strong><br />

Maxwell. Las iglesias cristianas seguían aferradas a la interpretación bíblica <strong>de</strong> la<br />

formación y evolución <strong>de</strong> la tierra, <strong>una</strong> creencia incompatible con un tiempo geológico<br />

cuya unidad <strong>de</strong> medida es el millón <strong>de</strong> años. De todas maneras, la postura <strong>de</strong> las iglesias<br />

fue mucho menos combativa con las teorías geológicas que la <strong>de</strong> la evolución <strong>de</strong> las<br />

especies propuesta por Darwin. Los estudios estratigráficos y cartográficos alcanzan un<br />

gran <strong>de</strong>sarrollo, pero quedará para el siglo siguiente el conocimiento <strong>de</strong>l interior <strong>de</strong>l<br />

planeta y su dinámica interna. Esta situación explica que los volcanes pierdan<br />

importancia en los estudios geológicos, el volcanismo es consi<strong>de</strong>rado como simples<br />

puntos por don<strong>de</strong> se libera la energía acumulada en el interior, para los científicos <strong>de</strong><br />

aquella época solo era un síntoma <strong>de</strong> su progresivo enfriamiento. Canarias y, en<br />

concreto, Las Cañadas y <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong>, reflejan perfectamente estos cambios y en la segunda<br />

mitad <strong>de</strong> la centuria progresivamente <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> interesar como volcán y gana<br />

importancia en los estudios que tienen como soporte Las Cañadas. A los trabajos<br />

botánicos y faunísticos se unen en esta época los relacionados con la astronomía, la<br />

helioterapia y la meteorología. Otro hecho relevante es que la <strong>mirada</strong> <strong>de</strong> los naturalistas<br />

va a ser superada por la <strong>de</strong> los primeros turistas, pues la mayoría <strong>de</strong> ellos convierten la<br />

ascensión al <strong>Tei<strong>de</strong></strong> en parte esencial <strong>de</strong> su visita a Tenerife.<br />

FIGURA 41. Retrato <strong>de</strong> P. Baker Webb.<br />

Todavía, en las primeras décadas <strong>de</strong>l siglo, <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong>, mirado con los ojos <strong>de</strong>l<br />

romanticismo, sigue siendo el gran volcán que sobresale sobre las nubes. Destacan, muy<br />

por encima <strong>de</strong>l resto, la monumental obra <strong>de</strong> Philip Barker Webb y Sabino Berthelot<br />

titulada: “HISTOIRE NATURELLE DES ILES CANARIES”, cuya primera edición<br />

apareció en París en 1839. En esta obra las consi<strong>de</strong>raciones geológicas más interesante<br />

se <strong>de</strong>ben, según los propios autores, a la aportación <strong>de</strong>l estadístico Francisco Escolar.<br />

Este reconocimiento se plasma en <strong>una</strong> pequeña reseña biográfica <strong>de</strong> este personaje<br />

local y las frecuentes citas <strong>de</strong> su “precioso manuscrito”. Es más llegan a afirmar que la<br />

lectura “<strong>de</strong>mostraba que Escolar había comprendido el circo que ha dado nacimiento<br />

al Pico y sobre el cual se apoya <strong>de</strong>spués como un hecho nuevo a favor <strong>de</strong> la teoría <strong>de</strong><br />

los cráteres <strong>de</strong> levantamiento. Haciendo alusión a las dos formaciones distintas, él<br />

llamaba a menudo al <strong>Tei<strong>de</strong></strong> “<strong>El</strong> Hijo <strong>de</strong> Las Cañadas” queriendo sin duda hacer

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