El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
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guanche, personajes adornados <strong>de</strong> todas las virtu<strong>de</strong>s que se le suponen al buen salvaje.<br />
<strong>El</strong> propio A. <strong>de</strong> Humboldt había escrito que ”la pereza y mala voluntad <strong>de</strong> nuestros<br />
guías contribuían en mucho a hacernos trabajosa esta subida; no se parecían ni a los<br />
<strong>de</strong>l valle <strong>de</strong> Chamonix, ni a esos ágiles guanches <strong>de</strong> quienes se refiere que atrapaban a<br />
un conejo o a <strong>una</strong> cabra salvaje a la carrera. Nuestros guías canarios eran <strong>de</strong> <strong>una</strong><br />
cachaza <strong>de</strong>sesperante.” Sin embargo, el novelista Robert L. Stevenson utilizaba a los<br />
guías <strong>de</strong>l <strong>Tei<strong>de</strong></strong> como elementos <strong>de</strong> comparación. Según él eran <strong>de</strong> <strong>una</strong> agilidad extrema<br />
y <strong>de</strong> gran fortaleza física.<br />
FIGURA 74. Arrieros con sus mulos en Las Cañadas.<br />
Muchas familias inglesas se asentaron en Tenerife y Gran Canaria como empresarios<br />
agrícolas, consignatarios <strong>de</strong> buques, comerciantes o empresarios <strong>de</strong> hostelería. Este fue<br />
el caso <strong>de</strong> George Graham-Toler a quién se <strong>de</strong>be la organización <strong>de</strong> suscripción pública<br />
para la construcción <strong>de</strong> lo que se conocerá a partir <strong>de</strong> 1892 como refugio <strong>de</strong> Altavista.<br />
Este refugio es la primera construcción que se hace en el <strong>Tei<strong>de</strong></strong> con un fin<br />
exclusivamente turístico. <strong>El</strong> nuevo edificio sustituyó a otro más pequeño que levantó el<br />
astrónomo Piazzi Smith en agosto <strong>de</strong> 1856 para po<strong>de</strong>r permanecer los quince días que<br />
duraron sus observaciones astronómicas. La <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> esta instalación turística se<br />
encuentra en la guía <strong>de</strong> Tenerife <strong>de</strong> A. O. Fuentes: “Llámase Altavista el parage elegido<br />
por el distinguido filántropo inglés Mr. George Graham-Toler, quien edificó <strong>una</strong><br />
magnífica casa en don<strong>de</strong> pernoctar los que antes <strong>de</strong> su humanitaria obra tenían que<br />
hacerlo al raso en las estancias antes citadas. La casa <strong>de</strong> alta-vista es <strong>una</strong> sólida<br />
construcción <strong>de</strong> mampostería <strong>de</strong> abovedada techumbre y gruesos muros, calculados<br />
para resistir el enorme peso <strong>de</strong> muchos metros cúbicos <strong>de</strong> nieve; dividida en tres<br />
compartimientos que se <strong>de</strong>stinan para los expedicionarios, arrieros y bestias. En esta<br />
habitación á unos 3.250 metros <strong>de</strong> altura, y orientada al Este, se experimentan los<br />
cambios mas bruscos <strong>de</strong> temperatura: <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el frío intenso, momentos antes <strong>de</strong> salir el<br />
sol hasta el calor sofocante pocas horas <strong>de</strong>spués. En los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> Altavista no<br />
viven mas que un vegetal y un animal: la violeta (viola tei<strong>de</strong>a) <strong>de</strong>scubierta por el P.<br />
Feuillée en 1724, que protegida por la negra lava <strong>de</strong>scubre sus azuladas flores, y <strong>una</strong><br />
araña que se multiplica y perpetúa en aquella altura, como representación única <strong>de</strong> su<br />
reino.”<br />
A principios <strong>de</strong>l siglo XX ya estaba perfectamente organizado el negocio <strong>de</strong> la<br />
excursión al <strong>Tei<strong>de</strong></strong> y que se mantuvo hasta la construcción <strong>de</strong> la carretera que atraviesa<br />
Las Cañadas en los años cuarenta. Se contrataban estas excursiones en La Orotava y en<br />
el Puerto <strong>de</strong> la Cruz, lo habitual era un mulo y un arriero por excursionista a un precio<br />
medio <strong>de</strong> veinte pesetas, mucho dinero para el nivel <strong>de</strong> vida que entonces tenían los<br />
tinerfeños. <strong>El</strong> guía <strong>de</strong>l grupo cobraba otras veinte pesetas y era el encargado <strong>de</strong> recoger<br />
las llaves <strong>de</strong>l refugio <strong>de</strong> Altavista, indicar los sitios más notables, preparar las comidas<br />
<strong>de</strong> los excursionistas, organiza a los arrieros y, también, tenía la obligación <strong>de</strong><br />
acompañarlos hasta la cima y a la cueva <strong>de</strong>l hielo. Por pernoctar en el refugio se les<br />
cobraba cinco pesetas.<br />
<strong>El</strong> inicio <strong>de</strong>l turismo coincidió en el tiempo con la construcción <strong>de</strong> los puertos <strong>de</strong> La<br />
Luz y <strong>de</strong> Santa Cruz <strong>de</strong> Tenerife, y con las primeras exportaciones <strong>de</strong> plátanos, tomates<br />
y papas al Reino Unido. Las nuevas activida<strong>de</strong>s económicas transforman el ritmo <strong>de</strong> la<br />
Isla. Un testigo <strong>de</strong> la época, el astrónomo Jean Mascart trasmite en su obra la nueva<br />
realidad insular: “Las exportaciones <strong>de</strong> plátanos, tomates patatas y otras frutas y<br />
verduras ha alcanzado <strong>una</strong> importancia tan consi<strong>de</strong>rable en Tenerife y en el resto <strong>de</strong><br />
las islas que varias líneas <strong>de</strong> vapores, especialmente preparados para el transporte <strong>de</strong>