El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
diferencia está en el tiempo, en los miles <strong>de</strong> siglos que separan las erupciones que las<br />
originaron. La suposición <strong>de</strong> un gran cráter originado en <strong>una</strong> gran explosión, la cal<strong>de</strong>ra<br />
formada por la erosión y el posible hundimiento <strong>de</strong> la parte central <strong>de</strong> Tenerife, serán<br />
las hipótesis dominantes en la ciencia geológica hasta finales <strong>de</strong>l siglo XX.<br />
LAS TEORÍAS SOBRE EL ORIGEN DE LAS CAÑADAS Y EL TEIDE<br />
Los vulcanólogos europeos amplían extraordinariamente su campo <strong>de</strong> estudio con la<br />
llegada <strong>de</strong> la navegación a vapor y el surgimiento <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s compañías<br />
trasatlánticas. Los nuevos medios <strong>de</strong> transporte permite acce<strong>de</strong>r a cal<strong>de</strong>ras y enormes<br />
cráteres en todos los territorios volcánicos <strong>de</strong>l mundo; en muchos <strong>de</strong> ellos los datos<br />
indican que estas gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>presiones se <strong>de</strong>ben al colapso <strong>de</strong> <strong>una</strong> gran cima volcánica.<br />
<strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> no parecía <strong>una</strong> excepción y, para muchos geólogos, era un ejemplo <strong>de</strong> este<br />
tipo <strong>de</strong> hundimientos. Para otros, como el científico español, Lucas Fernán<strong>de</strong>z Navarro,<br />
las Cañadas es sólo es un cráter <strong>de</strong> enormes dimensiones agrandado por la erosión.<br />
FIGURA 51. Chinyero. ( Foto <strong>de</strong> A. Benítez).<br />
La erupción <strong>de</strong> 1906, <strong>El</strong> Chinyero, atrajo <strong>de</strong> nuevo la atención <strong>de</strong> los científicos por el<br />
volcanismo <strong>de</strong> Las Cañadas, aunque no lo suficiente. Entre otras cosas, esta erupción no<br />
fue muy espectacular, nada comparable a otras ocurridas en la primera década <strong>de</strong>l siglo.<br />
La <strong>de</strong> mayor repercusión pública ocurrió en mayo <strong>de</strong> 1902 en el Mont Pelé <strong>de</strong> la<br />
Martinica. Una catástrofe que ocasionó más <strong>de</strong> treinta mil muertos y que arrasó su<br />
capital Saint-Pierre. <strong>El</strong> Chinyero fue <strong>una</strong> noticia nacional, pero pasó casi <strong>de</strong>sapercibida<br />
en el resto <strong>de</strong> Europa, excepto en el Reino Unido por las vinculaciones económicas y<br />
comerciales que mantenía con Canarias. Su principal estudioso fue el científico español<br />
Lucas Fernán<strong>de</strong>z Navarro; quién publicó su trabajo “Erupción volcánica <strong>de</strong>l Chinyero<br />
(Tenerife)” en 1911. Esta erupción fue <strong>de</strong> corta vida, comenzó el 18 <strong>de</strong> noviembre y<br />
terminó el día 27 <strong>de</strong>l mismo mes, tiempo suficiente para provocar <strong>una</strong> gran conmoción<br />
en la sociedad tinerfeña <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> más <strong>de</strong> un siglo sin erupciones. <strong>El</strong> libro “La<br />
Erupción <strong>de</strong>l Chinyero a través <strong>de</strong> la Prensa” <strong>de</strong>l que es autor Marcos Brito, brinda <strong>una</strong><br />
panorámica <strong>de</strong> los conocimientos y reacciones <strong>de</strong> la sociedad isleña ante <strong>una</strong> erupción.<br />
Alg<strong>una</strong>s citas sacadas <strong>de</strong> este trabajo retratan fielmente la situación cultural <strong>de</strong> la isla.<br />
La primera es <strong>de</strong>l pintor Martín González, que, años más tar<strong>de</strong>, pasaría varios meses en<br />
Las Cañadas sacando bocetos para sus óleos sobre las cumbres <strong>de</strong> Tenerife. “Tenía<br />
entonces cinco años <strong>de</strong> edad. Recuerdo que la plaza <strong>de</strong> mi pueblo natal, Guía <strong>de</strong> Isora,<br />
estaba llena <strong>de</strong> gente, enloquecida <strong>de</strong> angustia. Habían sacado imágenes <strong>de</strong>l templo<br />
para implorar su divina piedad y el terror colectivo me llenaba <strong>de</strong> pánico aún sin saber<br />
aquello <strong>de</strong> la “erupción volcánica”. Mi imaginación <strong>de</strong> niño se asustaba cuando oía<br />
<strong>de</strong>cir que <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> había” reventado”. Fueron días <strong>de</strong> pesadilla que se han grabado<br />
para siempre en mi mente”. Es la misma reacción que habían tenido los isleños durante<br />
los episodios eruptivos <strong>de</strong>l siglo XVIII. Para la mayor parte <strong>de</strong> la sociedad campesina,<br />
lo natural sólo tenía explicaciones y soluciones sobrenaturales. Pero todos no eran así.<br />
Des<strong>de</strong> luego, las élites ilustradas reaccionaban y miraban <strong>de</strong> distinta manera los<br />
fenómenos <strong>de</strong> la naturaleza. La erupción fue aprovechada por los profesores <strong>de</strong>l<br />
entonces único instituto <strong>de</strong> bachillerato <strong>de</strong> toda Canarias para realizar <strong>una</strong> excursión<br />
científica con sus alumnos y, como resultado <strong>de</strong> la misma, redactaron un informe que<br />
fue enviado al Ministerio <strong>de</strong> Instrucción Pública y al rector <strong>de</strong>l Distrito Universitario.<br />
En él po<strong>de</strong>mos leer: “<strong>El</strong> director <strong>de</strong>l Instituto, que es a la vez catedrático <strong>de</strong> Geografía<br />
e historia, explicó a los estudiantes sobre el terreno, el origen y formación <strong>de</strong>l planeta y