El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
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obsidiana, <strong>de</strong>scendió con nosotros a la notable cueva <strong>de</strong> hielo que, durante el verano,<br />
suministra esta materia necesaria e indispensable a las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Santa Cruz, La<br />
Lag<strong>una</strong> y La Orotava. Por la tar<strong>de</strong>, todos <strong>de</strong>scendimos a La Orotava.”<br />
<strong>El</strong> interés por subir al <strong>Tei<strong>de</strong></strong> entre los visitantes a la isla queda patente en <strong>una</strong> carta que<br />
envió el coronel Ricardo Ruiz <strong>de</strong> Aguilar en 1867 a su padre: “Salimos, pues, <strong>de</strong> La<br />
Orotava, a las tres <strong>de</strong> la tar<strong>de</strong> <strong>de</strong> un hermosos día; limpio el horizonte <strong>de</strong> nubes,<br />
parecía prometernos para la mañana siguiente <strong>una</strong> hermosa perspectiva <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la altura<br />
en cuya <strong>de</strong>manda caminábamos: componíase la caravana <strong>de</strong>l indispensable guía,<br />
armado <strong>de</strong> un largo palo con punta <strong>de</strong> hierro, a guisa <strong>de</strong> lanza, y que marchaba <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong> nosotros a buen paso: <strong>de</strong>trás seguíamos el grueso <strong>de</strong> las fuerzas, compuesto <strong>de</strong><br />
alemanes gruesos y colorados, un prusiano, ya viejo, catedrático y miembro <strong>de</strong> la<br />
Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> Ciencias <strong>de</strong> Berlín; un holandés o belga, muy instruido según <strong>de</strong>cían, y un<br />
inglés, naturalista también, que aún ignoro cómo es el timbre <strong>de</strong> su voz, pues no<br />
<strong>de</strong>splegó sus labios en todo el camino, sino para hacer exclamaciones en distintos<br />
tonos; a<strong>de</strong>más, venía también un suizo, que se halla establecido aquí <strong>de</strong> jardinero <strong>de</strong>l<br />
Botánico, y que, en calidad <strong>de</strong> interprete, hacía el viaje: un compañero y yo<br />
completábamos el grupo, cerrando la marcha dos acémilas cargadas <strong>de</strong> provisiones y<br />
<strong>de</strong> abrigos, y otra con instrumentos científicos, consistentes en dos barómetros, dos<br />
termómetros, un telescopio <strong>una</strong> brújula y varios que no conocía.”<br />
Olivia Stone es la autora <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> viajes más importantes y más amplio <strong>de</strong> todos los<br />
que se hicieron en Canarias en estos años finiseculares. Esta obra, “Tenerife y sus Seis<br />
Satélites”, tuvo <strong>una</strong> amplísima difusión en el Reino Unido y llegó a ser un libro <strong>de</strong><br />
consulta obligada para los que querían conocer las islas. La señora Stone optó por este<br />
título en recuerdo a la visión <strong>de</strong> las islas <strong>de</strong>l archipiélago <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la cima <strong>de</strong>l <strong>Tei<strong>de</strong></strong>. Pero<br />
la interpretación que hizo el sector más patriotero <strong>de</strong> Gran Canaria es que <strong>de</strong>gradaba a<br />
“su” isla y dio lugar a un agrio <strong>de</strong>bate entre los periódicos <strong>de</strong> ambas islas. <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> es<br />
para ella “como un ángel custodio, o como si fuera el espíritu <strong>de</strong> las islas, don<strong>de</strong>quiera<br />
que vaya por el archipiélago es imposible olvidarlo”. Las palabras que <strong>de</strong>dica a su<br />
visita al <strong>Tei<strong>de</strong></strong> nos <strong>de</strong>scubren a <strong>una</strong> emocionada, a veces tópica, mujer victoriana. Valga<br />
esta cita para contrastarlo: “La pobreza <strong>de</strong> las palabras se evi<strong>de</strong>ncia con fuerza cuando<br />
el corazón late, el pulso palpita y la cara muestra las emociones que provocan el<br />
esfuerzo inútil, absolutamente inútil, por dibujar con el lenguaje a<strong>de</strong>cuado la gloriosa e<br />
irresistible majestad <strong>de</strong> la naturaleza. Parece como si se necesitase el canto armonioso<br />
y grandioso <strong>de</strong> todos los coros <strong>de</strong>l cielo y la tierra, acompañados por instrumentos y<br />
voces <strong>de</strong>sconocidas y nunca escuchadas por el hombre, para encauzar completamente<br />
las salvajes y apasionadas expresiones a las que el corazón querría gustosamente dar<br />
rienda suelta. Uno <strong>de</strong> los logros más sublimes <strong>de</strong> la Naturaleza, don<strong>de</strong> todos sus vastos<br />
recursos se unen para ofrecer un efecto grandioso y supremo, es un amanecer visto<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Pico <strong>Tei<strong>de</strong></strong>. Si existe aquella persona que jamás haya experimentado el hondo<br />
estremecimiento <strong>de</strong>l alma, entonces <strong>de</strong>be buscar el éxtasis en la cumbre <strong>de</strong>l <strong>Tei<strong>de</strong></strong>. La<br />
Naturaleza le habla a cada corazón individualmente y ningún mortal pue<strong>de</strong> interferir<br />
en esta comunión.”<br />
FIGURA 71. Refugio <strong>de</strong> Altavista en los años 30.<br />
Este interés por <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> dio lugar a la publicación <strong>de</strong> las primeras guías turísticas <strong>de</strong>l<br />
archipiélago. Es el caso <strong>de</strong> la guía y catálogo <strong>de</strong> fotografías publicados en 1891 por el<br />
fotógrafo J.H. T <strong>El</strong>lerbeck que tuvo dos ediciones. <strong>El</strong> mayor éxito editorial fueron las<br />
14 ediciones, entre 1889 y 1932, <strong>de</strong> la guía <strong>de</strong> Alfred Saled Brown. En palabras <strong>de</strong> Uwe<br />
Rie<strong>de</strong>l, autor <strong>de</strong> un trabajo sobre el turismo en Canarias,: ”Hasta 1885 el volumen <strong>de</strong>