El Teide, una mirada histórica, de Eustaquio Villalba - ATAN
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FIGURA 26. La Atlántida según Viera<br />
Se plantea “si son efecto <strong>de</strong>l diluvio universal” las islas, <strong>de</strong>jando ver con ello su doble<br />
condición <strong>de</strong> ilustrado racionalista y <strong>de</strong> sacerdote católico. <strong>El</strong> espacio que le <strong>de</strong>dica y su<br />
forma <strong>de</strong> exponerlo muestra a un Viera bastante escéptico con el relato bíblico, que no<br />
niega, pero que no la relaciona con el origen <strong>de</strong> Canarias. Sí que lo hace con el<br />
nacimiento <strong>de</strong> la Atlántida que, para él, es <strong>una</strong> porción <strong>de</strong>l continente africano <strong>de</strong>sgajada<br />
por el diluvio bíblico. Dedica mucho más espacio a discernir, citando los más afamados<br />
naturalistas <strong>de</strong> su siglo, si las son las Canarias <strong>una</strong> continuación <strong>de</strong> los montes<br />
subyacentes <strong>de</strong> África. Es cierto que la línea argumental <strong>de</strong> Viera en este capítulo carece<br />
<strong>de</strong> interés a la luz <strong>de</strong> los conocimientos actuales, pero es <strong>una</strong> erudita envoltura para <strong>una</strong><br />
muestra <strong>de</strong> la sabiduría <strong>de</strong> nuestro autor cuando <strong>de</strong>fine la erosión antes que se inventara<br />
el término: “<strong>El</strong> movimiento constante <strong>de</strong> las aguas <strong>de</strong>l mar, ya <strong>de</strong> oriente a Occi<strong>de</strong>nte y<br />
ya <strong>de</strong> flujo y reflujo; la acción <strong>de</strong> los vientos, <strong>de</strong> las lluvias, <strong>de</strong> los ríos, <strong>de</strong> los hielos, <strong>de</strong><br />
los fuegos subterráneos, <strong>de</strong> los temblores, <strong>de</strong> las inundaciones, etc., son unos agentes<br />
incansables y vigorosos que, obrando sin intermisión, pudieron alterar parte <strong>de</strong> la<br />
superficie <strong>de</strong> la tierra, especialmente en los siglos inmediatos a la creación, en que las<br />
materias terrestres <strong>de</strong>bían estar dóciles y blandas.”<br />
Como buen ilustrado, Viera, comienza <strong>de</strong>stacando <strong>de</strong>l <strong>Tei<strong>de</strong></strong> sus utilida<strong>de</strong>s, en este caso<br />
científicas, y dice que es sitio <strong>de</strong>l mundo más a propósito para las observaciones <strong>de</strong>l<br />
cielo y <strong>de</strong> la atmósfera. Esta visión “científica” <strong>de</strong>l <strong>Tei<strong>de</strong></strong> la corrobora incluyendo en<br />
este capítulo la anécdota protagonizada por <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> y el embajador <strong>de</strong> España en<br />
Londres. Describe al <strong>Tei<strong>de</strong></strong> como un volcán que estaba apaciguado y, como prueba,<br />
aduce la abundancia <strong>de</strong> fumarolas y la gran cantidad <strong>de</strong> “peñascos tostados y mezclados<br />
con partes metálicas y sulfúreas que se ven en mucha porción <strong>de</strong>l pico.”<br />
Una vez comentado su carácter volcánico, Viera <strong>de</strong>staca la distancia máxima a la que se<br />
ve <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> y cita a distintos autores, (Nichols, Feuillée, el ingeniero español Manuel<br />
Hernán<strong>de</strong>z) y analiza sus mediciones <strong>de</strong>l <strong>Tei<strong>de</strong></strong>. La <strong>de</strong>scripción que hace <strong>de</strong> la montaña<br />
se apoya en las subidas <strong>de</strong> E<strong>de</strong>ns y “<strong>de</strong> ciertos caballeros <strong>de</strong>l país que han subido al<br />
Pico”. Transcribe la subida <strong>de</strong> E<strong>de</strong>ns y el resto <strong>de</strong> su relato lo elabora a partir <strong>de</strong> los<br />
datos que le aportan los mentados caballeros. Nos dice que tardaron nueve horas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
La Orotava hasta Montaña Blanca, conocida también como el Montón <strong>de</strong> trigo <strong>de</strong>bido al<br />
color y tamaño <strong>de</strong> la piedra pómez que recurre este aparato volcánico adosado al <strong>Tei<strong>de</strong></strong><br />
por su lado sureste. <strong>El</strong> primer hecho que analiza es el frío a esas alturas y compara la<br />
experiencia <strong>de</strong> sus informantes con la <strong>de</strong>l obispo Sprat, publicada por la Real Sociedad<br />
<strong>de</strong> Londres, y <strong>de</strong> “otras personas fi<strong>de</strong>dignas”y consi<strong>de</strong>ra que alg<strong>una</strong>s <strong>de</strong> las<br />
apreciaciones que se habían hecho eran exageradas. Utiliza para argumentarlo la<br />
opinión <strong>de</strong>l “ilustrísimo Feijoó”, pues lo que no se experimenta en los Alpes, en los<br />
Pirineos ni en los An<strong>de</strong>s, tampoco se pue<strong>de</strong> experimentar en <strong>El</strong> <strong>Tei<strong>de</strong></strong> <strong>de</strong>cía el sabio<br />
español. Con respecto a la meteorología <strong>de</strong>l Pico, escribe Viera que “el mismo Scory<br />
engañó palpablemente a sus lectores cuando aseguró que sobre la cumbre <strong>de</strong>l Pico no<br />
llueve jamás ni sopla recio el viento, como suce<strong>de</strong> en el Olimpo; mas si este escritor<br />
hubiese sabido que sobre aquel monte <strong>de</strong> Tesalia se experimentan los mismos<br />
meteoros, como suce<strong>de</strong> en todos los montes, podía haber confesado que sobre el <strong>Tei<strong>de</strong></strong><br />
<strong>de</strong> Tenerife llueve, nieva y se hace sentir el viento tan recio, que ordinariamente<br />
<strong>de</strong>spi<strong>de</strong> a cuantos suben a visitarlo.” En <strong>una</strong> nota nuestro ilustrado canario <strong>de</strong>talla las<br />
tomas <strong>de</strong> temperaturas, en grados Fahrenheit, que hicieron sus informantes durante el<br />
ascenso y <strong>de</strong>scenso <strong>de</strong>l Pico.