Nuevas adicciones - Proyecto Hombre
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CAPÍTULO 14<br />
Estas personas descubren la posibilidad de apoyarse en ciertos<br />
mecanismos compensatorios. El sujeto opta por un estado emocional,<br />
propio de la adicción, con el que podría defenderse de sentimientos<br />
intensos de angustia, de culpa, de abandono, de dolor, rabia, vergüenza,<br />
atenuar su vacío, etc. En este sentido es un problema que<br />
está más en el orden de lo psíquico que en el de los trastornos de la<br />
sexualidad. Las razones por las cuales las personas realizan este movimiento,<br />
que podemos llamar compensatorio, sustitutivo y/o de carácter<br />
represivo, son tantas como personas, ya que, según afirma Conchi<br />
Martín (2003), “cada persona, de alguna manera, inventa su propio<br />
síntoma”. Se han podido defender de los peligros realizando una actividad<br />
estimuladora, han podido aprender a aliviar el miedo, la inseguridad,<br />
resguardándose de algún modo en su disfuncionalidad. Según<br />
algunos autores, la elección del sexo puede ser escogida y, según otros<br />
muchos, es algo meramente circunstancial. No estamos de acuerdo<br />
con esto último, ya que, en la práctica clínica, nos damos cuenta de<br />
que dicha elección tiene que ver con el plan de vida, con sus fantasmas,<br />
con sus significaciones, con el vínculo afectivo y, como señala<br />
la doctora Avodah K. Offit (1979), con su “yo sexual”. Nos encontramos<br />
con un ser humano arropando con su envoltura un síntoma<br />
diferente, lo que nos hace pensar que se trata más que de un síntoma,<br />
de una enfermedad. Para unos podrá significar un reto como empuje<br />
sintomático, en una sucesión angustiosa y agotadora por probarse a<br />
sí mismos, por autoafirmarse hasta la extenuación. Para otros, tal vez,<br />
será sólo un exceso de goce, bajo un descontrol emocional y una no<br />
resolución del placer; un estado de fijación entre la dependencia y la<br />
separación del otro. Otros, todavía, escogerán a personas que no lo<br />
conozcan, como en un simulacro simbólico y ritual, y huirán antes<br />
de ser conocidos, a la par que irán nuevamente a otro lugar para<br />
colmar lo que ellos llaman “necesidades”: “Que no me conozcan, se<br />
dicen, ya que no quiero conocerme a mí mismo”. “Una especie de<br />
anestesia perpetua, repetida”, Rivas (1999).<br />
En este sentido, ya no se trata únicamente de una conducta o unos<br />
sentimientos implicados que alivian "algo". A esto debemos sumarle<br />
la estructura y la construcción de significantes subjetivos de la persona<br />
a la vinculación de un significante, como pueda serlo el sexo,<br />
o incluso a lo que el sexo significa para la persona. Es decir, se hace<br />
imprescindible el análisis de la implicación de determinados meca-<br />
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