Nuevas adicciones - Proyecto Hombre
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CAPÍTULO 16<br />
“¿Qué hizo que Luis, una persona casada, con dos hijos, funcionario,<br />
dejara definitivamente el juego patológico, aceptando un tratamiento<br />
personal, grupal y familiar? No cabe duda de que su familia,<br />
pero sobre todo su mujer, ejerció en él una influencia muy grande,<br />
en especial cuando ella, un buen día, le planteó con toda firmeza la<br />
siguiente cuestión: o hacía un tratamiento o se separaba de él llevándose<br />
consigo a los hijos. Aquello fue decisivo. Después de más de<br />
diez años, lleva una vida normalizada y es una persona reconocida<br />
socialmente” (Isidoro Martín 2000). Hoy sabemos que la ludopatía,<br />
al igual que las demás <strong>adicciones</strong>, tiene curación si hay un adecuado<br />
tratamiento. El pronóstico a medio y largo plazo será mejor cuanto<br />
antes se diagnostique y la persona realice un eficaz programa individual<br />
y familiar. El cambio más significativo quizás pase por afirmar<br />
que hace 20 años se decía que, en un primer paso, el ludópata tenía<br />
que comprender que era un enfermo de por vida, un vicioso. Hoy se<br />
evita la estigmatización y el trato de eterno enfermo. Reconocer el<br />
problema es importante, pero la gran diferencia radica en que una<br />
persona puede tener un problema de ludopatía y que éste tiene fin.<br />
Y se ayuda a la persona para que no piense, sienta y se comporte<br />
toda su vida como un enfermo. “Naturalmente, cada mañana pensaba<br />
en el juego. Uno no se libra tan rápidamente del diablo. Pero un día<br />
me desperté sin pensar en él en absoluto”, Adès, Lejoyeux (2001).<br />
Son necesarios al menos varios años de evolución positiva para que<br />
un paciente se considere curado.<br />
Hace 20 años el tratamiento de la ludopatía se abordaba mediante<br />
distintos métodos terapéuticos, y ya entonces se empezaba a poner<br />
énfasis en la familia, en su apoyo. Ya que la familia seguirá siendo<br />
en la mayoría de los casos el primer lugar de referencia para las personas,<br />
aunque esta vinculación de la familia al tratamiento se hace<br />
siempre y cuando el usuario quiera. Y ha sido positivo, pues la comprensión<br />
del conjunto familiar resulta importante para lograr la curación<br />
de estas personas. Hace 20 años se pensaba que la terapia de<br />
grupo lo ayudaría, por ejemplo, a darse cuenta de las cualidades positivas<br />
que trata de negarse, a sentir que no está solo, que otras personas<br />
padecen idénticos problemas, etc… La terapia de grupo continúa<br />
como proceso de rigurosa identificación. Pero existen varias<br />
formas de trabajar los grupos, y si la tendencia 20 años atrás era compartir<br />
las quejas en el grupo, considerado un lugar de desahogo, esto<br />
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