Nuevas adicciones - Proyecto Hombre
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CAPÍTULO 18<br />
sencia del objeto o la sustancia. Es más sencillo no sentir que sentir<br />
dolor o culpa. En un mundo donde el paciente no controla nada o no<br />
vivencia el tener control, se aprende a que se puede controlar el beber,<br />
el comprar, el estar ensimismado delante de una pantalla, a que es<br />
posible controlar algo.<br />
Tras la fase de contemplación marcada por las ambivalencias y las<br />
discrepancias frente a la toma de decisiones surgen la preparación<br />
para la acción y la acción en sí, es decir las dos etapas siguientes del<br />
cambio en que se toman las decisiones y se llevan a efecto. Dicho<br />
movimiento origina un pequeño e incipiente control sobre la situación,<br />
aunque los cambios sean mínimos, y esto por sí solo reduce la<br />
conducta adictiva. El simple hecho de que una persona se plantee<br />
como pequeño objetivo ir a las entrevistas, puntualmente ya es un<br />
éxito.<br />
Podrá hablar del desamparo, de la soledad que siente en su vida,<br />
de la culpa, de la angustia. Podrá darse cuenta que desprecia su vida,<br />
que no siente aprecio o amor, o que está confuso en las relaciones.<br />
Pronto buscará nuevos apoyos, nuevos modelos, nuevas metas con<br />
mayor o menor suerte.<br />
Insistimos en que cualquier adicción conlleva aislamiento y soledad.<br />
Y si se dan relaciones humanas, éstas estarán deterioradas e instrumentalizadas.<br />
Con frecuencia encontramos personas que desarrollan<br />
<strong>adicciones</strong> por no soportar la soledad, el miedo a la separación, a la<br />
pérdida, abandonos reales o imaginarios. Esto les genera profunda<br />
angustia. No soportan la mínima frustración o contrariedad y terminan<br />
haciéndose un bunker en su casa, en sí mismos, y mostrándose como<br />
ausentes. Finalmente, el sano inconformismo llega a declinar, postrándose<br />
ante el silencio y la vergüenza de la situación; el espíritu<br />
crítico desiste de la huida repetida o la sumisión, que suele ser más<br />
frecuente. Sumisión y “adaptación a la situación” que dejarán huella,<br />
ya que se genera un profundo estado de indefensión. Haga lo que<br />
haga el individuo, la situación se repite. Como si de una interminable<br />
partida de ajedrez se tratara, la persona irá poniendo excusas como<br />
defensas de su situación y percibirá el mundo como injusto, abusivo,<br />
intimidatorio, o lo que es más frecuente, se echará todas las culpas<br />
a sí mismo, recomenzando así un largo viaje hacia la pasiva victimización,<br />
que lo aleja cada vez más de lo activo y de la responsabilidad.<br />
A veces el paciente es quien intimida y coacciona, moviendo<br />
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