Nuevas adicciones - Proyecto Hombre
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CAPÍTULO 7<br />
tiende a ser considerada a nivel de dependencia, deslizando así el síntoma<br />
hacia el campo de las <strong>adicciones</strong>”.<br />
En relación a la adicción al sexo, Esqué señala lo siguiente: “Este<br />
concepto de adicción sexual podría ser utilizado para oprimir a las<br />
minorías sexuales [...] que no se conforman con los valores morales<br />
y culturales prevalentes (y con los de los terapeutas)”.<br />
Las <strong>adicciones</strong> son vistas también por la sociedad como un conflicto,<br />
entendido desde la pérdida de libertad y abordable desde la<br />
ética política, la ética de la filosofía, la ética del humanismo y de la<br />
religión. Desde una perspectiva filosófica, la libertad podría ser o no<br />
ser un bien en sí mismo. Desde la atalaya de la religión, no es exactamente<br />
lo que quiere Dios que sea, no al menos en nuestra cultura<br />
occidental. La política, por su parte, nos advierte que no es un bien<br />
para la sociedad ni para la prosperidad; por el contrario, hallamos la<br />
anestesia para el descanso o la energía para producir más. Desde el<br />
humanismo, tendríamos que preguntar a cada persona si es un bien<br />
para ella misma; de hecho, hemos observado que la ética humanística<br />
es un buen comienzo, un buen punto de partida aceptado por las<br />
personas para iniciar un tratamiento.<br />
Pero el eje actual de la clínica de las <strong>adicciones</strong> parte de las teorías<br />
dirigidas desde la universidad. La universidad fue, durante siglos,<br />
un organismo al servicio de la Iglesia, mientras que la actual está al<br />
servicio del Estado, la llamada “universidad napoleónica”. Hoy día<br />
los clínicos son preparados para las líneas dominantes de la Seguridad<br />
Social, es decir, en los tratamientos rápidos, estandarizados, ajustados<br />
al DSM y, como máximo representante, en los TCC (tratamientos<br />
cognitivo-comportamentales) que, como decíamos, son más rápidos y<br />
ajustados a los criterios económicos y temporales de las aseguradoras,<br />
con diagnóstico basado en un síndrome adjunto a un tipo de medicación.<br />
Hoy por hoy, un tratamiento se estandariza, por ejemplo, en tres<br />
meses. “Todo esto para pretender realizar una evaluación objetiva,<br />
cuando la evaluación de la que se trata es precisamente la subjetiva:<br />
la autoevaluación”, Manuel Fernández Blanco (2003).<br />
¿Hasta qué punto es evaluable el sufrimiento? ¿Se puede acaso<br />
estandarizar el tiempo de tratamiento en un número concreto de<br />
sesiones?, ¿acaso dos personas diagnosticadas de depresión se curan<br />
al mismo tiempo? Cualquiera que se dedique a la clínica sabrá que<br />
el tratamiento es diferente para cada persona, al igual que es dife-<br />
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