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CLASE 18
REFLEXIÓN
“El capital más precioso de la vida es el de la buena voluntad.
Pongámoslos en movimiento y nuestra existencia estará enriquecida
de bendiciones y alegrías, hoy y siempre, donde estuviéramos.”
Tema/Contenido
Higiene física
Desarrollar el hábito de aseo personal y limpieza en general en los niños.
Motivación inicial
Verificación/Fijación
Cuestionamiento
— ¿Quién tiene apodo? ¿Cuál es?
Mímica
El evangelizador llevará por escrito en papelitos doblados dentro de una caja, actividades que
se refieran a la higiene. Pedirles a los niños que saquen un papel, lean lo que pide e imiten a
través de gestos la actividad sorteada. Mezclar aseo personal (bañarse, lavarse la cabeza,
cepillarse los dientes, lavarse las manos, cortarse las uñas, limpiarse las orejas, limpiarse la
nariz, peinarse los cabellos, usar calzado, vestirse con ropas limpias) y actividades de
limpieza en general (lavar las vasijas, barrer la casa, planchar la ropa, recoger la basura y
echarla en su cesto, arreglar la cama, doblar las ropas, guardar las cosas en el armario, sacudir
los muebles, tender la ropa en la tendedera, etc.).
Juego de la memoria
Con aparatos y productos de higiene. El evangelizador deberá sacar dos copias para cada
niño.
Consultar archivo musical para Evangelización
Infanto juvenil Crescendo Cantando, Editorial Alianza.
Historia: JUAN INMUNDO
Juan era un niño bueno. No le hacia mal a nadie, pero, era muy... ¡“puerquito”! Por
eso andaba sucio.
El señor Oscar y doña Rosa, como buenos padres, vivían regañando el niño porque
andaba siempre sucio. Quien no lo conociera diría que Juan no tenía quien lo cuidara. Pero
no era por falta de señalarle. La paciencia del señor Oscar y doña Rosa no tenía límites. No
les gustaba castigar, ni maltratar al hijo tan querido. Les gustaría verlo como los muchachos
que cuidan de su buena apariencia. No eran adinerados, llevaban una vida sencilla. El señor
Oscar era operario y doña Rosa costurera. Podían darle a Juan lo que él necesitaba para que
fuera un muchacho dedicado a los estudios, sano y de buena apariencia. Pero, a Juan no le
interesaba esa historia de bañarse todos los días, los cabellos bien peinados, cortarse las
uñas. Sólo se cepillaba los dientes porque cierta vez tuvo un dolor de dientes tan grande, que
tuvieron que extraerle uno de ellos.
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