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Por la noche, cuando fueron a acostarse, el cuarto estaba todo desordenado. Juguetes
mezclados con las sábanas, ropas esparcidas aquí y allá, revistas en el suelo.
— Seguro que mamá no tuvo tiempo — comentó Carlos.
Después, muy serio, volvió a decir:
— Sabes, hermana, no me está gustando mucho estar de “descanso”. Nuestra casa ya
no es tan bonita ni alegre como era antes.
— ¡Así mismo! — dijo la hermana. — Mamá está cansada. Ya no hace aquellas
comiditas sabrosas. Y papá está serio. Parece enfadado con nosotros.
— ¡Tenemos que encontrar una solución! — exclamó el niño.
Y después de pensar un poco, decidieron:
¡Era el final del “descanso”!
Nuevamente volverían a ayudar en la casa. Y fueron a comunicarle a la mamá lo que
habían decidido.
La mamá se puso muy contenta.
— Muy bien, mis hijos. Pienso que así siempre seremos una familia feliz.
Y muy alegre, fue con los hijos para el cuarto a hacerles compañía mientras ellos
arreglaban tanto desorden.
Fecha:
Evaluación de la Clase:
159