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Sonreía por ver la felicidad <strong>de</strong> la niña. Sonreía, en fin, porque se sentía feliz por<br />

haberle <strong>de</strong>vuelto el perrito perdido a su dueña.<br />

Cuando todo se serenó, hicieron las presentaciones. Y, mientras el caballero agra<strong>de</strong>cía<br />

y le daba su dirección a doña Esther, la niña le preguntaba a Renato:<br />

— ¿Cómo te llamas?<br />

— Renato — fue la respuesta.<br />

— Yo soy Laurita. Muchas gracias por haber cuidado a mi Mascota. ¡Veo que él está<br />

bonito y gordito!<br />

Renato sonrió y Laurita continuó:<br />

— Quiero ser tu amiga y jugaremos juntos. ¿También tienes un perro?<br />

Renato movió la cabeza, haciéndole señal que no. Parecía que tenía un nudo en la<br />

garganta. Otra vez estaba con <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llorar.<br />

Pero Laurita, muy gentil, le dijo rápidamente:<br />

— ¡No te preocupes! ¿Nosotros tenemos a Mascota para jugar, verdad?<br />

Y muy alegres, padre e hija se <strong>de</strong>spidieron, mientras Mascota lamía las manos <strong>de</strong><br />

Renato y saltaba alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> doña Esther, como si estuviera agra<strong>de</strong>ciendo el cariño que<br />

recibió en aquella casa.<br />

Renato miraba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la ventana, hasta per<strong>de</strong>rlos <strong>de</strong> vista. Después, suspirando se sentó<br />

en una silla y distraídamente, comenzó a hojear un libro <strong>de</strong> figuras. ¡Quería tanto tener un<br />

perrito!<br />

Estaba todavía en esa posición, cuando el teléfono sonó.<br />

— Renato, es para ti, — le dijo la mamá.<br />

Era Laurita la que llamaba.<br />

— ¡Hola, Renato! ¿Quieres un perrito?<br />

— ¿Un perrito? — respondió el niño con los ojos brillando <strong>de</strong> felicidad. —¡Si quiero!<br />

¿Dón<strong>de</strong> podré encontrar uno?<br />

Y Laurita le explicó:<br />

— Es el hermanito <strong>de</strong> Mascota. Papá quiere que te que<strong>de</strong>s con él. ¡También es lindo!<br />

¡Lo quieres!<br />

— ¡Oh! Laurita. ¡Qué bueno! Tengo tanto <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> tener un perrito. ¡Muchas gracias!<br />

¡Muchas gracias!<br />

La niña le avisó que enseguida le mandaría el hermanito <strong>de</strong> Mascota. Y cuando, <strong>de</strong>l<br />

otro lado <strong>de</strong> la línea, Renato agra<strong>de</strong>ció otra vez, muy gentil ella le respondió:<br />

— Papá dice que tú lo mereces. Hasta luego, Renato.<br />

Renato estaba feliz, muy, muy feliz. Pero aún estaba más feliz, cuando su mamá,<br />

abrazándolo le dijo:<br />

Fecha:<br />

— ¡Estoy muy contenta contigo, mi hijo! Mereces, <strong>de</strong> hecho, tener un perrito.<br />

Evaluación <strong>de</strong> la Clase:<br />

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