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La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

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grande lección, <strong>que</strong> <strong>es</strong>a sonrisa era para otras, aun<strong>que</strong> no fuera para otras, no<br />

importa <strong>que</strong> no fuera para otras, lo importante era <strong>que</strong> mi sonrisa, al momento de<br />

morir, ya no iba a ser de ella. Por supu<strong>es</strong>to, con todo lo <strong>que</strong> pasó d<strong>es</strong>pués <strong>que</strong><br />

leí la carta y le cont<strong>es</strong>té a vuelta de correo, pasé un período bien triste.<br />

Con facilidad me entristecía. Estaba deprimido interiormente, pero nadie sabía.<br />

Por fuera trataba de ser ejemplo de moral, de entusiasmo, y así era, pero también<br />

tenía soledad, era la primera vez <strong>que</strong> me sentía solito, solo, ayudame a decir<br />

soledad. Cuando uno entra a la montaña en las condicion<strong>es</strong> de la entrada nu<strong>es</strong>tra,<br />

se sufre un cambio violento; incluso, a vec<strong>es</strong> traumático, por<strong>que</strong> de repente,<br />

d<strong>es</strong>pués de <strong>es</strong>tar en la universidad haciendo vida orgánica, disciplinada (ya<br />

llevaba seis años en el FSLN) empezás a subir y en veinticuatro horas vos <strong>es</strong>tás<br />

en las afueras de Matagalpa, rumbo a la montaña.<br />

Entonc<strong>es</strong> para irte a la montaña, vos previamente has comprado <strong>una</strong> docena de<br />

mejoral<strong>es</strong>, <strong>una</strong> docena de alkaseltzer, <strong>una</strong> docena de aspirinas... no se cuántas<br />

cápsulas de tetraciclina, tu botellita de alcohol, tu <strong>algo</strong>dón, tus agujas de<br />

coser, tu hilo, boton<strong>es</strong>, tu par de pilas, tu par de zapatos... y además vas<br />

cargando tu licencia de conducir, tu cartera, tus papelitos, tu libreta... qué sé<br />

yo... llevás el cortaúñas <strong>que</strong> tenias tiempo de tenerlo en tu cuarto, la navaja<br />

<strong>que</strong> te regala tu hermano, el fajón <strong>que</strong> me dio la Luz Marina, tus fotografías...<br />

el pañuelo <strong>que</strong> siempre has usado, con el mismo <strong>que</strong> ella te limpiaba, con el mismo<br />

<strong>que</strong> se secaba las manos... llevás los calzoncillos de siempre, las prendas <strong>que</strong> te<br />

has pu<strong>es</strong>to tantas vec<strong>es</strong>, <strong>que</strong> has usado tantas vec<strong>es</strong>, en tantas ocasion<strong>es</strong>, en<br />

tantos lugar<strong>es</strong> con la misma gente. Te vas con las manos de todos los días, con tu<br />

cara de todos los días, con tus ojos de todos los días, con tu dentadura de todos<br />

los días, con tu pelo, con tu expr<strong>es</strong>ión facial de siempre, con tu mismo suéter.<br />

Es decir, te vas de la ciudad, de tu mundo. Te vas de tu pr<strong>es</strong>ente <strong>que</strong> se<br />

convierte en pasado al momento de marcharte, vas cargando con tu pr<strong>es</strong>ente cuando<br />

vas a la montaña, pero en la medida <strong>que</strong> vas caminando hacia ella, vas dejando tu<br />

pr<strong>es</strong>ente atrás... tu pr<strong>es</strong>ente se va convirtiendo en pasado. Pero aun<strong>que</strong> el<br />

pr<strong>es</strong>ente se va convirtiendo en pasado, en la realidad, lo cierto <strong>es</strong> <strong>que</strong> al irte<br />

vos con tu cabeza, con tus ideas, con tu vida fr<strong>es</strong><strong>que</strong>cita, <strong>que</strong> acabás de vivir<br />

todos <strong>es</strong>os años y toda <strong>es</strong>a vida, llevás la cabeza fr<strong>es</strong><strong>que</strong>cita de lo <strong>que</strong> hacías:<br />

cómo trasnochabas, cómo amabas, cómo peleabas, cómo dormías, cómo comías, cómo te<br />

divertías. Toda la información va fr<strong>es</strong>ca en tu cabeza, en tu cerebro, tus<br />

recuerdos bonitos... los compañeros... ella... los plan<strong>es</strong>... todo iba fr<strong>es</strong>co; y<br />

si bien vos llevás tu pr<strong>es</strong>ente, en la medida <strong>que</strong> vas marchando hacia la montaña<br />

el pr<strong>es</strong>ente objetivamente se va convirtiendo en pasado, al llevar todas las cosas<br />

hacia la montaña, incluyéndote vos mismo, incluyendo tu piel, incluyendo las<br />

ideas de tu cerebro, en buena medida todas <strong>es</strong>as cosas reafirman en vos tu<br />

pr<strong>es</strong>ente. Tu pr<strong>es</strong>ente <strong>que</strong> ya <strong>es</strong> pasado... ¿Me explico? ¿Por qué...? por<strong>que</strong> ya te<br />

has ido de allí.<br />

Al caminar hacia la montaña empieza un proc<strong>es</strong>o de d<strong>es</strong>prendimientó forzado de tu<br />

pr<strong>es</strong>ente. Vas aventando contra tu voluntad el pr<strong>es</strong>ente hacia el pasado. Es como<br />

irse d<strong>es</strong>prendiendo de tu propia carne. Y <strong>es</strong>o duele. Pero debés seguir caminando<br />

hacia arriba en <strong>es</strong>e proc<strong>es</strong>o de d<strong>es</strong>carnación, de muerte lenta... y cada día vas<br />

entrando a la montaña, y primero ya no v<strong>es</strong> el tipo de gente <strong>que</strong> mirabas ant<strong>es</strong>...<br />

Y a partir de ahí, ya no vas a ver el tipo de gente <strong>que</strong> mirabas en la ciudad...<br />

dejás de ver las cosas <strong>que</strong> mirabas diariamente, las casas, las pared<strong>es</strong>, las<br />

ventanas de vidrio, el pavimento, todo dejás de verlo, objetivamente <strong>que</strong>da atrás,<br />

aun<strong>que</strong> lo llevás computado en tu mente. Y entonc<strong>es</strong> dejás de <strong>es</strong>cuchar los ruidos<br />

de los carros, de las bicicletas, de la televisión, de los radios, los gritos de<br />

los vende periódicos, de los vende chiclets. Dejás de <strong>es</strong>cuchar los gritos de los<br />

niños en el tono del niño urbano. Ya no v<strong>es</strong> el cine, ni sus cartel<strong>es</strong>... y vas<br />

entrando... y ya no v<strong>es</strong> la luz eléctrica... y seguís entrando... y ya no v<strong>es</strong> los<br />

color<strong>es</strong>.., sólo v<strong>es</strong> <strong>verde</strong>... y ya no vas a ver otro color <strong>que</strong> el color <strong>que</strong> la<br />

gente lleva encima... pero además empiezan a perderse.. te <strong>que</strong>dás ciego de<br />

color<strong>es</strong>. No vas a volver a sentir en el paladar el sabor del chocolate, del trago<br />

de ron, del trago de vino, del chiclet...<br />

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