La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
sin ver nos dejábamos ir... posj... A mitad de las cu<strong>es</strong>tas pedíamos cacao y nos<br />
sentábamos y a<strong>que</strong>l Tello arrecho con nosotros... "<strong>que</strong> veníamos haciendo<br />
cuadros... <strong>que</strong> éramos unos haragan<strong>es</strong>..."<br />
Recuerdo <strong>que</strong> cuando me fui al cland<strong>es</strong>tinaje había <strong>una</strong> canción de Camilo S<strong>es</strong>to <strong>que</strong><br />
<strong>es</strong>taba de moda <strong>que</strong> decía: "Ayúdame a cambiar por rosas mis <strong>es</strong>pinas..." Iván<br />
Gutiérrez <strong>que</strong> iba conmigo y <strong>es</strong>taba enamorado se puso a cantar un día y de repente<br />
oímos grand<strong>es</strong> gritos en la montaña, "¡Ayuudaamee...!" Era el pobrecito <strong>que</strong> se<br />
había sentado cantando la canción hacia la ciudad, para la mujer, <strong>que</strong> le fuera a<br />
ayudar... quién sabe a quién... como <strong>que</strong> <strong>es</strong>taba llamándola. Total <strong>que</strong> <strong>es</strong>e día<br />
Tello ya no se arrechó, sino <strong>que</strong> le dio risa. Los pi<strong>es</strong> eran <strong>una</strong> sola llaga con<br />
todo y los calcetin<strong>es</strong> mojados. <strong>La</strong> caminata había sido <strong>una</strong> constante lucha. De<br />
repente empezamos a d<strong>es</strong>cubrir <strong>que</strong> la sal nos gustaba y empezamos a comer más sal<br />
<strong>que</strong> lo de costumbre.<br />
Claro, nos <strong>es</strong>tábamos d<strong>es</strong>hidratando... y empezó lo de la sal. Agarrábamos puños de<br />
sal... la carne del mono <strong>es</strong>taba salada y le poníamos más sal y pegábamos el<br />
mordisco... o con el maíz cocido. También d<strong>es</strong>cubrimos el valor del fuego. Si vos<br />
no sabés hacer fuego en la montaña te morís. No solamente el fuego para cocinar,<br />
sino el foco, el chispero para encender. Si se te mojan los fósforos ¿cómo hacés?<br />
Todo se lleva en bolsas plásticas dentro de la mochila. Guardás la caja de<br />
fósforos, tu libreta de apunt<strong>es</strong>, <strong>una</strong> foto de tu hijo, todo va en bolsas<br />
plásticas. D<strong>es</strong>cubrís el valor del fuego para secar, para cocinar, hasta para<br />
sentirse acompañado por<strong>que</strong> el fuego te da compañía también. Por fin, un día de<br />
tantos, llegamos al campamento. <strong>La</strong> misma señal de los golp<strong>es</strong>. Por fin iba a<br />
d<strong>es</strong>cubrir y a develar el misterio. Entramos y recuerdo <strong>que</strong> el primero <strong>que</strong> nos<br />
recibe <strong>es</strong> un muchacho de unos 28 ó 29 años, alto, un hombre flaco de contextura<br />
recia, más recio <strong>que</strong> Tello y <strong>que</strong> Silv<strong>es</strong>tre.<br />
Tenía la cara dura pero no amarga, de pelo castaño, con unos anteojos azul<strong>es</strong> muy<br />
lindos, con <strong>es</strong>tampa de rico. Pero <strong>es</strong>te hombre tenía el rostro distinto, tenía <strong>una</strong><br />
pe<strong>que</strong>ña barba amarilla. <strong>La</strong> barba amarilla en la cara blanca, los ojos azul<strong>es</strong> y el<br />
pelo así castaño, de <strong>verde</strong> olivo con un fusil R-15; nos saludó con <strong>una</strong> sonrisa.<br />
Fue la primera sonrisa <strong>que</strong> encontré al entrar a la montaña. ¿Sabés lo <strong>que</strong> <strong>es</strong><br />
pasar 20 días sin <strong>que</strong> un jefe, alguien superior a vos, alguien <strong>que</strong> sabe más <strong>que</strong><br />
vos, <strong>que</strong> <strong>es</strong> mejor <strong>que</strong> vos, no te <strong>que</strong>de viendo con <strong>una</strong> cara tosca y dura, sino <strong>que</strong><br />
te <strong>que</strong>de viendo con <strong>una</strong> sonrisa...? con <strong>una</strong> sonrisa bien linda diría yo...<br />
Sonrisa en un rostro duro, <strong>una</strong> sonrisa de profeta. El seudónimo era Rodrigo.<br />
D<strong>es</strong>pués supe <strong>que</strong> <strong>es</strong>e compañero era Carlos Agüero Echeverría. Era el jefe militar<br />
de la guerrilla, el segundo de Mod<strong>es</strong>to en la montaña.<br />
Estaban otros compañeros, David Blanco, otros <strong>que</strong> no recuerdo. Al ir entrando<br />
miramos unos plásticos verd<strong>es</strong>, unos tap<strong>es</strong>cos, como un campamento, como diez<br />
champas por distintos lados, champas grand<strong>es</strong>, negras y verd<strong>es</strong>, y había otros<br />
tap<strong>es</strong>cos de madera, con sacos encima. Otras champas <strong>que</strong> tenían como m<strong>es</strong>itas a la<br />
orilla pero hechas de troncos de palos de papaya, <strong>que</strong> se parece al bambú por la<br />
forma exterior <strong>verde</strong>.., y la cocina... vemos las grand<strong>es</strong> ollas con los perol<strong>es</strong>...<br />
Aquí sí <strong>es</strong> el campamento. Efectivamente, tenía cara de campamento. Así como yo me<br />
lo imaginaba... pero no miraba a la gente. Pensé <strong>que</strong> andaban en algún lugar, <strong>que</strong><br />
<strong>es</strong>taban por otro lado y qué va, <strong>es</strong>a era toda la gente la <strong>que</strong> <strong>es</strong>taba ahí y<br />
nosotros los <strong>que</strong> <strong>es</strong>tamos llegando. Esto lo fui asimilando poquito a poco, por<strong>que</strong><br />
también sabia <strong>que</strong> <strong>es</strong>taba Victor Tirado López con Filemón Rivera al otro lado de<br />
la cordillera Dariense, como a 600 kilómetros de donde <strong>es</strong>tábamos nosotros. Allí<br />
andaba mi hermano Emir. Nosotros <strong>es</strong>tábamos en la cordillera Isabelia.<br />
A Rodrigo se le entregó la corr<strong>es</strong>pondencia pero no la leyó al momento, sino <strong>que</strong><br />
nos llamó. Estaba inter<strong>es</strong>ado en platicar con nosotros. Me imagino <strong>que</strong> era el<br />
mismo sentimiento <strong>que</strong> había tenido Tello, aun<strong>que</strong> un tanto distinto diría yo,<br />
por<strong>que</strong> claro, tenía <strong>una</strong> situación diferente en el sentido <strong>que</strong> ellos eran ocho,<br />
diez compañeros <strong>que</strong> con m<strong>es</strong><strong>es</strong> de <strong>es</strong>tar juntos, o años, qué sé yo... un año, dos<br />
años, tiempo durante el cual ya has contado a tus compañeros toda tu vida.<br />
Entonc<strong>es</strong> hablás de tus anhelos, de tu historia, de tu biografía, hablás de tu<br />
44