30.04.2013 Views

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>es</strong>pacio. No sabía si el tiempo había pasado o no había pasado: allí <strong>es</strong>taba la<br />

casa con los mismos cascaron<strong>es</strong>, con los mismos muebl<strong>es</strong>, la misma gente del<br />

barrio.<br />

Entonc<strong>es</strong>, yo no lograba compaginar la magnitud del tiempo, el proc<strong>es</strong>o de vida, el<br />

año en la montaña con lo finito de mi físico. Y no sé por qué de repente sentía<br />

los propios habitant<strong>es</strong> de mi casa, o a mí propia casa, como angelical, ¿ya? como<br />

inocente... como en otra dimensión. ¡Qué sabían ellos de tantas cosas <strong>que</strong> habían<br />

pasado, de tantas cosas <strong>que</strong> uno sufre, de tantas cosas <strong>que</strong> uno ha vivido! Vos<br />

pensás: ¿qué saben ellos? Era candidez la de las pared<strong>es</strong> amarillas, era mutismo<br />

el de los muebl<strong>es</strong>. Como <strong>que</strong> mi casa era un niño sin tiempo, como <strong>que</strong> mi casa era<br />

un anormal, o un pajarito; como <strong>que</strong> mi casa era <strong>algo</strong> en <strong>que</strong> no contaba el tiempo.<br />

Mi casa no tenía idea de lo <strong>que</strong> era la guerra, ni de lo <strong>que</strong> pasaba en Nicaragua<br />

en <strong>es</strong>e momento, ¿me explico? Se me dio un cho<strong>que</strong> entre el pr<strong>es</strong>ente y el pasado.<br />

Yo no <strong>es</strong>taba claro en cuál de los dos <strong>es</strong>taba; <strong>es</strong> decir, si en mi <strong>es</strong>pacio finito<br />

yo <strong>es</strong>taba poseyendo mi tiempo pasado, o mi tiempo pr<strong>es</strong>ente, o si <strong>es</strong>taban metidos<br />

los dos dentro de mi; o si yo era de uno de ellos por<strong>que</strong> yo no podía ser del<br />

pr<strong>es</strong>ente y del pasado al mismo tiempo. Si era pasado yo <strong>es</strong>taba frente a la casa,<br />

y si era pr<strong>es</strong>ente y <strong>es</strong>taba frente a la casa no podía ser, por<strong>que</strong> no vivía ahí, yo<br />

venía del otro lado, de vivir otra cosa. Entonc<strong>es</strong> se me encolochó, se me hizo un<br />

remolino de <strong>es</strong>pacio y de tiempo en la cabeza, <strong>que</strong> yo no lograba d<strong>es</strong>cifrar y lo<br />

<strong>que</strong> sentía era mi absurdo, por<strong>que</strong> no podían pegarse los dos tiempos asi.<br />

El carro continuó caminando, continuó caminando, y se me fue <strong>que</strong>dando en la<br />

<strong>es</strong>palda, yo sentí <strong>que</strong> se me iba saliendo de la <strong>es</strong>palda, d<strong>es</strong>prendiendo de la<br />

<strong>es</strong>palda, jalándome de los pelos de atrás de la cabeza y comprendí <strong>que</strong> no: <strong>que</strong> <strong>es</strong>e<br />

pr<strong>es</strong>ente, aun<strong>que</strong> <strong>es</strong>taba ahí, no era mi pr<strong>es</strong>ente, ya era el pasado. Yo ya no iba a<br />

volver allí en mucho tiempo, ya no era mi mundo, ya no era mi vida. Eso duele<br />

¡duele! Por<strong>que</strong> <strong>es</strong>o <strong>es</strong> el remate b<strong>es</strong>tial, grosero, embadurnante en la cara: la<br />

certeza ahí se me rompió, la unidad orgánica de mi pasado y mi pr<strong>es</strong>ente, ahí se<br />

me rompió la medida de mi propia contradicción, <strong>que</strong> además ya no la podía<br />

corregir, de <strong>que</strong> yo no iba a volver ahí, <strong>que</strong> no iba a poder volver a ver a mi<br />

madre, a mis hermanos, <strong>que</strong> había <strong>que</strong> ver sólo para adelante, hacia el futuro. Eso<br />

uno lo acepta emocionalmente, sólo lo acepta racionalmente. Es como <strong>que</strong> te hayan<br />

apretado por un momento el botoncito de la historia, el botoncito <strong>que</strong> echa a<br />

andar la película de la vida.<br />

Yo nunca sospeché <strong>que</strong> me iba a causar tanto dolor <strong>es</strong>e encontronazo violento del<br />

pr<strong>es</strong>ente con el pasado, <strong>es</strong>a ruptura en <strong>que</strong> toma conciencia de mi nueva calidad.<br />

Recuerdo <strong>que</strong> cuando volvimos a la casa, <strong>es</strong>tuve bien callado: no hablé, <strong>que</strong>dé como<br />

aletargado, como cuando tenés <strong>una</strong> fiebre <strong>que</strong> te <strong>es</strong>tremece y luego <strong>que</strong>dás con el<br />

sopor, meditabundo, no triste, sino arrecho, encachimbado, como tratando de<br />

d<strong>es</strong>cifrar la contradicción o el ridículo, vuelvo a decir, lo absurdo de <strong>una</strong><br />

situación como <strong>es</strong>a, el por qué no se podía volver, ni <strong>es</strong>tar ahí. Entonc<strong>es</strong> me<br />

entró un odio a la burgu<strong>es</strong>ía, al imperialismo norteamericano, a la Guardia de<br />

Somoza por<strong>que</strong> ellos eran los causant<strong>es</strong> del absurdo. Era la sociedad del absurdo<br />

la <strong>que</strong> <strong>es</strong>tábamos viviendo y nu<strong>es</strong>tra vida era la vida del absurdo, en la <strong>que</strong><br />

teníamos <strong>que</strong> hacer cosas <strong>que</strong> en <strong>una</strong> sociedad normal no teníamos por qué hacerlas,<br />

o <strong>que</strong> no hacíamos alg<strong>una</strong>s cosas <strong>que</strong> en <strong>una</strong> sociedad normal se pueden hacer. Eso<br />

quiero decir yo cuando digo <strong>que</strong> era la sociedad del absurdo; <strong>que</strong> nos hacía hacer<br />

o no hacer cosas absurdas.<br />

Y de tanto pensar cosas, <strong>es</strong>a noche me dormí en la troja con el radio encendido.<br />

Por la mañana se aparece Moisés con el d<strong>es</strong>ayuno, siempre llegaba solo, pero <strong>es</strong>a<br />

vez oí <strong>que</strong> Moisés venia acompañado, yo le conocía el golpe de los pasos al<br />

caminar. Uno más o menos identifica a la gente de tanto oír el golpe de los<br />

pasos, la fuerza de los pasos, el ritmo de los pasos; percibí <strong>que</strong> eran los pasos<br />

de Moisés pero más d<strong>es</strong>pacio, y vi <strong>que</strong> alguien venia tras de él. Nos preocupamos,<br />

Andrés y yo nos pusimos rodilla en tierra con las pistolas, y la granada,<br />

parapetados, pero cuando alcancé a ver bien sobre la picadita <strong>que</strong> viene a la<br />

peña, noté <strong>que</strong> detrás de Moisés venia un viejito, y le digo a Andrés: "¿Será ése<br />

el papá de Moisés?" En efecto, me dice Moisés: "Juan José... éste <strong>es</strong> mi apito",<br />

<strong>es</strong> <strong>una</strong> forma de decir mi papacito, mi papito.<br />

113

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!