La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
podía haber <strong>es</strong>tado del lado de la Guardia... pero cuando se empieza a mover<br />
cuando nos ve en disposición de combate, yo digo se <strong>es</strong>tá animando ¿no? <strong>es</strong>tá<br />
volviendo a su posición normal, pero todavía pienso: chiva con la montaña, no<br />
vaya a ser <strong>que</strong> sea aliada de la Guardia, entonc<strong>es</strong> le dije <strong>es</strong>o a Mod<strong>es</strong>to.<br />
Caminamos y la Guardia no llegó. <strong>La</strong> montaña d<strong>es</strong>pués <strong>que</strong> salimos de la <strong>que</strong>brada se<br />
compuso, como <strong>que</strong> volvió a adquirir su confianza en nosotros, como <strong>que</strong> <strong>es</strong>taba<br />
pendiente de quién podía más, o de quién tenía la razón, o de quién tenía la<br />
fuerza. Pero yo terminé sospechando <strong>que</strong> la montaña no <strong>es</strong>taba pensando quién tenía<br />
la fuerza, ni quién tenía el poder de d<strong>es</strong>trucción, sino <strong>que</strong> terminé pensando <strong>que</strong><br />
la montaña se inclinaba por quien andaba guardado dentro de su mochila y dentro<br />
de sus manos, cien años de vida. A vec<strong>es</strong> me salían ganas de decir: mirá montaña,<br />
si vos sos piedra y vegetal inanimado, vos aquí no pintás nada, vos aquí no<br />
discernís; por<strong>que</strong> a mí me daba la impr<strong>es</strong>ión de <strong>que</strong> ella empezaba a discernir,<br />
empezaba a pensar, como <strong>que</strong> <strong>una</strong> fuerza interna hacia <strong>que</strong> ella pensara y <strong>que</strong><br />
tomara partido y discerniera... ¿a cuenta de qué <strong>es</strong>ta cabrona? Yo tenía ganas de<br />
decirle: mirá, aquí vos no pintás nada...<br />
Vos sos aquí vegetal, vos sos roca, vos protegés aquí a quien se te meta; por<strong>que</strong><br />
yo llegué a pensar <strong>que</strong> ella protegía a la Guardia, <strong>que</strong> ella tenía <strong>que</strong> ver <strong>algo</strong><br />
con los signos de los tiempos, y <strong>que</strong> los signos de los tiempos los agarraba ella<br />
a favor de la Guardia, a favor de lo <strong>es</strong>tatuido, a lo mejor por temor de <strong>que</strong> no la<br />
socolaran, por <strong>una</strong> cu<strong>es</strong>tión de supervivencia de la misma montaña: bueno, vos sos<br />
aquí un ser inanimado, pero aquí nosotros somos los humanos, los racional<strong>es</strong>, los<br />
<strong>que</strong> tenemos alma y conciencia, y te mandamos y te dominamos y te gobernamos<br />
por<strong>que</strong> vos sos naturaleza. Vos aquí no mandás nada. Yo sabía <strong>que</strong> dentro de la<br />
cu<strong>es</strong>tión del discernimiento, de la razón y de la inteligencia, nosotros éramos<br />
más inteligent<strong>es</strong>, más cultos y mas discernidos <strong>que</strong> la Guardia; entonc<strong>es</strong> ella no<br />
tenía por qué tomar <strong>es</strong>as actitud<strong>es</strong>. Y como <strong>que</strong> ella se persuadió de lo <strong>que</strong> yo<br />
decía, y de lo <strong>que</strong> yo pensaba, se persuadió cuando vio nu<strong>es</strong>tra disposición de<br />
combate, d<strong>es</strong>pués de la muerte de Tello, <strong>que</strong> a lo mejor, no sólo para mi sino <strong>que</strong><br />
también para la montaña era un símbolo por<strong>que</strong> Tello podía ser un símbolo para la<br />
montaña, por<strong>que</strong> vivía con ella. Estoy seguro <strong>que</strong> vivió con ella, <strong>que</strong> tuvo<br />
relacion<strong>es</strong> con ella, le parió hijos a Tello, entonc<strong>es</strong> la montaña cogió a Tello<br />
como la medida de las cosas y cuando Tello muere, ella siente <strong>que</strong> se va a acabar.<br />
<strong>La</strong> montaña siente <strong>que</strong> ya no tiene ningún compromiso, <strong>que</strong> lo demás <strong>es</strong> babosada.<br />
Pero cuando ve la disposición de combate del grupo de hombr<strong>es</strong> marchando ahí,<br />
sobre ella, en el corazón de ella, como <strong>que</strong> siente <strong>que</strong> Tello no <strong>es</strong> el fin del<br />
mundo, ni sus 'comienzos ,<strong>que</strong> ha sido su hijo. Que Tello fue su hijo, aun<strong>que</strong> haya<br />
sido su vida, aun<strong>que</strong> haya sido un amante secreto, aun<strong>que</strong> Tello haya sido su<br />
hermano, su animal, su piedra, aun<strong>que</strong> Tello haya sido su río. Ella se tuvo <strong>que</strong><br />
dar cuenta <strong>que</strong> Tello no era el fin del mundo. Ella tenía <strong>que</strong> darse cuenta <strong>que</strong><br />
Tello era el comienzo del mundo, por<strong>que</strong> d<strong>es</strong>pués de él veníamos todos nosotros con<br />
los dient<strong>es</strong> crispados, con las piernas amarradas, con l<strong>es</strong>maniasis, con los dedos<br />
arrugados pu<strong>es</strong>tos sobre el gatillo, con las mochilas cargadas, <strong>que</strong> le podíamos<br />
prender fuego en su corazón.<br />
Como <strong>que</strong> se dio cuenta <strong>que</strong> había metido las patas, <strong>que</strong> no se debió haber <strong>que</strong>dado<br />
callada a<strong>que</strong>lla tarde en <strong>que</strong> Tello murió, sino <strong>que</strong> debió haber seguido meciéndose<br />
aun<strong>que</strong> fuera por neutralidad; pero nosotros la doblamos, le fracturamos la<br />
neutralidad a los árbol<strong>es</strong> grand<strong>es</strong>, a los ríos, la devolvimos, por<strong>que</strong> el ruido<br />
cambió d<strong>es</strong>pués de nosotros, por<strong>que</strong> nosotros poseímos el río y le imprimimos a <strong>es</strong>e<br />
río nu<strong>es</strong>tro propio ruido, distinto al ruido <strong>que</strong> él le había impr<strong>es</strong>o cuando yo<br />
<strong>es</strong>taba en mi hamaca oyendo y pensando <strong>que</strong> <strong>es</strong>e ruido <strong>que</strong> tenía el río era un ruido<br />
<strong>que</strong> se <strong>es</strong>taba acompasando adrede con el silencio de las hojas de los árbol<strong>es</strong><br />
callados. Entonc<strong>es</strong> como <strong>que</strong> ella se dio cuenta <strong>que</strong> había metido las patas, no<br />
tenía más remedio, y la persuadimos a yerga. Cuando la Guardia andaba ahí<br />
adentro, se dio cuenta la montaña de su sinrazón.<br />
Y al fin salimos de la <strong>que</strong>brada. Yo iba d<strong>es</strong>trozado de las piernas, por los golp<strong>es</strong><br />
de las piedras; y cómo lamenté cuando salimos de la <strong>que</strong>brada <strong>que</strong> la Guardia no<br />
hubiera aparecido, por<strong>que</strong> <strong>es</strong>tábamos casi seguros <strong>que</strong> íbamos a chocar con la<br />
67