30.04.2013 Views

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

comprendimos <strong>que</strong> de la ciudad no podíamos <strong>es</strong>perar nada. Eramos un montón de<br />

hombr<strong>es</strong> armados y tampoco podíamos pasar si no era en combate, había <strong>que</strong> montarse<br />

yerga con la Guardia en condicion<strong>es</strong> d<strong>es</strong>igual<strong>es</strong>, pero lo cierto era <strong>que</strong> no<br />

sabíamos qué hacer, la situación era sumamente difícil, tenias <strong>que</strong> buscar cómo<br />

salir a la ciudad, <strong>que</strong> te pusieran vehículo aun<strong>que</strong> fuera hasta cierta parte, <strong>que</strong><br />

te prepararan casas en la ciudad para albergar toda <strong>es</strong>a gente.<br />

Yo me voy con Manuel Mairena, de civil, sólo con arma corta, a buscar contacto a<br />

la casa de Fidel, donde ant<strong>es</strong> había <strong>es</strong>tado operado. Dejé instruccion<strong>es</strong> a<br />

Heriberto Rodríguez <strong>que</strong> se dirigiera con los compañeros para otro punto, donde<br />

nos íbamos a topar. Caminamos durante todo el día y al acercarnos a la casa de<br />

Fidel nos metimos en <strong>una</strong> <strong>que</strong>brada seca, arenosa, y salimos del zanjón como a las<br />

cuatro de la tarde, entre cuatro y cinco de la tarde, entonc<strong>es</strong> le digo a Manuel:<br />

"Vos vas a ir hacer el contacto por<strong>que</strong> sos de aquí, yo voy a ir detrás de vos,<br />

cualquier cosa nos echamos para atrás". Yo no sé cómo fue la cosa, pero cuando<br />

nosotros íbamos caminando, de repente oímos <strong>una</strong> voz <strong>que</strong> dice: "¡allá viene uno de<br />

los hijueputas!".<br />

Entonc<strong>es</strong> me dice Manuel: "Hermano, volvámonos <strong>que</strong> nos acaban de d<strong>es</strong>cubrir".<br />

Retrocedemos, echamos dos tiros y empezamos a correr; ya <strong>es</strong>taba la Guardia en la<br />

casa, pero <strong>es</strong>taban adentro los hijueputas, emboscados, y tenían unos hombr<strong>es</strong><br />

v<strong>es</strong>tidos de camp<strong>es</strong>inos, <strong>que</strong> eran guardias también, afuera, junto con un traidor,<br />

un oreja del lugar <strong>que</strong> conocía a Manuel Mairena, <strong>que</strong> sabia <strong>que</strong> andaba cland<strong>es</strong>tino<br />

con nosotros. Empiezan a echarnos <strong>una</strong> andanada de balas y nosotros nada más con<br />

la pistola y un magazín de repu<strong>es</strong>to, corriendo a paso táctico veloz, a la<br />

carrera, en zig-zag sobre la <strong>que</strong>brada, hasta <strong>que</strong> llegamos a un punto en <strong>que</strong><br />

miramos <strong>que</strong> ya podíamos salir del lecho de la <strong>que</strong>brada.<br />

Salimos, pero otros grupos de guardias se habían adelantado corriendo por otro<br />

lado, y empieza <strong>una</strong> cacería. No hay monte, <strong>es</strong> medio pelado, son mont<strong>es</strong> bajos,<br />

arbustos, algunos charralitos. <strong>La</strong> cosa <strong>es</strong> <strong>que</strong> la Guardia dividida de diez en<br />

diez, de cinco en cinco, de ocho en ocho, con sus ametralladoras, con sus<br />

Garands, con sus fusil<strong>es</strong>, con armamento moderno y bueno, con granadas. Entonc<strong>es</strong><br />

nos salíamos del charralito y nos detectaban, y volvíamos a correr, y a<strong>que</strong>llo era<br />

ni más ni menos <strong>una</strong> cacería, como <strong>que</strong> vos agarrás un par de animal<strong>es</strong> y empezás a<br />

cazarlos, <strong>es</strong>tábamos asustados; pero también sentía rabia, yo me podía morir sin<br />

mucho problema, pero con rabia de <strong>que</strong> nos liquidaran así. Llegó un momento <strong>que</strong><br />

nos coparon, pero ellos no lo sabían <strong>que</strong> nos tenían cercados; y le digo a Manuel<br />

en el oído: ponga el arma con el martillo para atrás, sá<strong>que</strong>le el seguro, sólo <strong>que</strong><br />

yo dispare, usted dispara".<br />

Los guardias empezaron a rastrear todo el sector, nosotros acurrucados entre<br />

cuatro arbolitos de <strong>es</strong>os bajos, chiquitos, sentados en cuclillas, por<strong>que</strong> en<br />

cuclillas por lo menos podés brincar; y d<strong>es</strong>de <strong>es</strong>a posición tan precaria,<br />

mirábamos a los guardias <strong>que</strong> <strong>es</strong>taban allá a la orilla, pero ellos no nos miraban.<br />

Nos decidimos a <strong>es</strong>coger cada uno a un guardia de los del grupo, y los apuntábamos<br />

con el cañón del arma, siguiendo sus movimientos d<strong>es</strong>de el matorralito, de manera<br />

<strong>que</strong> si un guardia nos veía, íbamos a disparar, y a salir corriendo si <strong>es</strong> <strong>que</strong><br />

ant<strong>es</strong> no nos pegaban un balazo ellos. "¡Estos hijuelagranputa aquí <strong>es</strong>tán!"<br />

decían, "¿dónde <strong>es</strong>tán <strong>es</strong>tos hijueputas? ¡Es <strong>que</strong> no pueden ir largo!" En sus<br />

pláticas hacían referencia a otras patrullas <strong>que</strong> <strong>es</strong>taban por allí, en la<br />

<strong>que</strong>brada, o al lado. "Estos <strong>es</strong>tán aquí, aquí", dicen. "¡Aquí!" "Vamos aquí de<br />

frente" y se iban de frente, y pasaban frente a nosotros, cerca de los<br />

matorralitos, y nosotros allí <strong>es</strong>condidos. A <strong>es</strong>tas alturas ya son como las seis de<br />

la tarde, y ya empieza a ponerse turbio, oscurito, ¡Jueputa!<br />

¡Cómo ansiaba <strong>que</strong> se me oscureciera! Entonc<strong>es</strong> oscureció y no se fueron; ellos<br />

sabían <strong>que</strong> <strong>es</strong>tábamos allí, pero no sabían dónde. Como a las siete, ocho de la<br />

noche, le digo yo a Manuel en el oído: "Vamos a empezar a salir.., pero fijate<br />

bien: primero poné la mano en la tierra, y calladito, con la mano en camarita<br />

lenta, quitá las hojitas, y dejá nada más la tierra, quitá los palitos. Cuando ya<br />

quités las hojitas y los palitos de la tierra, poné un pie, y luego con la otra<br />

mano más hacia adelantito, quitás los palitos y la tierra y ponés el otro pie,<br />

88

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!