30.04.2013 Views

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

cruzaba "dónde <strong>es</strong>tará tu mujer, o tu mamá, tus amigos, los compañeros de la<br />

ciudad, <strong>que</strong> <strong>es</strong>tán mejor <strong>que</strong> vos, <strong>que</strong> en algún cuartito cland<strong>es</strong>tino, en algún<br />

traspatio, en el patio de <strong>una</strong> casa cland<strong>es</strong>tina, de seguro <strong>que</strong> se <strong>es</strong>tán echando<br />

unos tragos, de seguro <strong>que</strong> se acuerdan de nosotros..." Por<strong>que</strong> era <strong>una</strong> solidaridad<br />

humana permanente, siempre <strong>es</strong>tábamos unidos en cualquier lado, en cualquier<br />

momento, los unos pensando en los otros. Rodrigo entró de tardecita, ahora me<br />

<strong>es</strong>toy acordando, todo mojado. Nosotros nos dimos cuenta por<strong>que</strong> oímos el grito de<br />

la posta. Vimos a Evelio, como siempre, recio con su mochila, empapado, con la<br />

misma cara de siempre.<br />

Y luego Rodrigo con su gorra, siempre chele y siempre detrás de Evelio. Llegó con<br />

su sonrisa. Rodrigo tenía <strong>una</strong> sonrisa chiquita, no era explayada. Venía entonc<strong>es</strong><br />

con <strong>una</strong> sonrisa alegre por<strong>que</strong> venia de Abisinia, por<strong>que</strong> venía a pasar la navidad<br />

con nosotros, por<strong>que</strong> seguramente también le habíamos hecho falta. Ya me acuerdo<br />

<strong>que</strong> fue de tarde, <strong>es</strong>taba medio humoso, por<strong>que</strong> allí diciembre <strong>es</strong> pleno invierno. Y<br />

entonc<strong>es</strong>, Luciano, <strong>que</strong> había <strong>que</strong>dado de ayudante de cocina de Rodrigo, a <strong>es</strong>a<br />

hora, ya medio oscuro agarra los pavos, los sala y se los pasa a Rodrigo. Este<br />

empieza a cocinarlos, un olorcito <strong>que</strong> todavía recuerdo... El r<strong>es</strong>to de la tropa<br />

-en un campamento las champas <strong>es</strong>tán en forma circular- nos pusimos en el centro a<br />

chilear, en el lugar donde se hacían las formacion<strong>es</strong>. Decíamos, ¿cómo <strong>es</strong>tarán en<br />

la ciudad? Rodrigo dijo <strong>que</strong> podíamos cantar y cantamos.<br />

Pero d<strong>es</strong>pués <strong>que</strong> cantamos un rato, nos empezó a dar ganas de orinar. En el monte<br />

uno orina a cada rato. Y si <strong>es</strong>tás dentro del grupo y luego te hacés a un lado<br />

para orinar, se te viene a la mente, inmediatamente, la ciudad, tu familia, tu<br />

mamá, tu mujer, las posibilidad<strong>es</strong> de la victoria, cuántas navidad<strong>es</strong> más aquí,<br />

hasta cuándo todo <strong>es</strong>to, hasta cuándo saldremos de aquí. Eso en el instante en <strong>que</strong><br />

te volteás para ir a orinar. Pero cuando ya te integrás al grupo y seguís<br />

cantando y fregando, se te olvida.<br />

Mientras nosotros hablábamos, Rodrigo cocinaba y empiezan a salir de la cocina<br />

suc<strong>es</strong>ivos olor<strong>es</strong>, como suc<strong>es</strong>ivos condimentos Rodrigo va echando. Y así también<br />

nosotros los vamos reconociendo. Alcaparras, salsa de tomate, salsa ingl<strong>es</strong>a,<br />

mostaza... por<strong>que</strong> aun<strong>que</strong> <strong>es</strong>tábamos como a 20 metros de la cocina, soplaba el<br />

viento y son olor<strong>es</strong> tan conocidos y uno allí d<strong>es</strong>arrolla los sentidos, lo<br />

sensorial. Nosotros íbamos detectando, íbamos preguntando... ¿qué le echaron<br />

ahorita? ¡Tal cosa! Y asi.<br />

Cuando ya <strong>es</strong>taba preparado, salía un olor de la madre. Ya no hallábamos la hora.<br />

Habían llevado también dos cigarros más para cada uno. <strong>La</strong> cuota era de seis al<br />

día cuando habían óptimas condicion<strong>es</strong>. Habían llevado dos más y también tr<strong>es</strong><br />

carammelos para cada uno. Eso era un derroche, <strong>una</strong> verdadera fi<strong>es</strong>ta. Más<br />

cigarros, más confit<strong>es</strong>, el pavo, el olor del pavo. Sin embargo, cuando te<br />

volteabas del grupo, se te pasaba todo el encanto. Por <strong>es</strong>o a mí no me gustaba<br />

casi ir a orinar. Por<strong>que</strong> a vec<strong>es</strong> <strong>es</strong> mejor <strong>es</strong>tar soñando.<br />

Al fin llegó la voz <strong>es</strong>perada por todos, como siempre entre firme y lacónica,<br />

entre firme y mecánica, entre firme y seca: "<strong>La</strong> comida, compañeros". Todo el<br />

mundo a formar. Y a<strong>que</strong>l olor tan rico. Yo primero metí el dedo en lo oscuro, en<br />

vez de la cuchara metí el dedo. Y me acuerdo de <strong>que</strong> toqué las aceit<strong>una</strong>s, las<br />

alcaparras. Vos tocás <strong>una</strong> y vas reconociendo en la oscuridad con el tacto las<br />

diferent<strong>es</strong> cosas. Y agarro <strong>una</strong> aceit<strong>una</strong> y le pego el mordisco... y me acuerdo de<br />

la aceit<strong>una</strong> <strong>que</strong> comía en la ciudad, el jugo o la saliva mezclada con la aceit<strong>una</strong><br />

te produce <strong>una</strong> sensación <strong>que</strong> te transporta y te hace recordar. Y en efecto, la<br />

alcaparra, y sentís el olor a salsa de tomate... Si vos comés en lo oscuro y<br />

cerrás los ojos podés hacer cualquier cantidad de maravillas con un poquito de<br />

imaginación.<br />

Pero... la gran tragedia, y la gran puteada <strong>que</strong> le pegaron a Luciano, y el<br />

enfurecimiento de Rodrigo y la d<strong>es</strong>moralización de todos. <strong>La</strong> carne venía salada y<br />

Luciano la había salado otra vez y <strong>es</strong>taba incomible. Yo le metía el diente, no<br />

por hambre sino por ejercitar la imaginación. Nada más le metía el diente. Tenía<br />

60

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!