La-monta%C3%B1a-es-algo-m%C3%A1s-que-una-inmensa-estepa-verde
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En la medida <strong>que</strong> vas caminando hacia adelante ya no vas a oír música. <strong>La</strong>s<br />
cancion<strong>es</strong> de moda en <strong>es</strong>e tiempo, de Camilo S<strong>es</strong>to, de Julio Igl<strong>es</strong>ias, de Leonardo<br />
Fabio, de Nicola Di Bari... por<strong>que</strong> ahí las radios no entran y entonc<strong>es</strong> las<br />
cancion<strong>es</strong> se <strong>que</strong>dan grabadas en tu cerebro... En la medida <strong>que</strong> te vas adentrando,<br />
te vas d<strong>es</strong>ligando. En la medida <strong>que</strong> vas penetrando en la montaña te vas aislando.<br />
Llega un momento en <strong>que</strong> de tu pasado a nivel vivencial, sensorial, no sé cómo<br />
decirlo, a nivel de tu pr<strong>es</strong>ente <strong>que</strong> acabás de dejar, de vivir, ya no te <strong>que</strong>da<br />
nada, ya no existe, tenés <strong>que</strong> r<strong>es</strong>ignarte <strong>que</strong> <strong>es</strong>o no lo vas a ver de nuevo,<br />
excepto si algún día salís vivo, si la revolución triunfa. Y son quince o veinte<br />
compañeros nada más los <strong>que</strong> había en la guerrilla allá arriba. ¿Cómo vamos quince<br />
o veinte compañeros en la montaña a derrocar a la poderosa Guardia armada de<br />
Somoza? A ratos creía <strong>que</strong> iban a pasar años de años ant<strong>es</strong> <strong>que</strong> el triunfo llegara,<br />
y los años hacen pasado tu pr<strong>es</strong>ente, aun<strong>que</strong> tu mente no quiera aceptarlo.<br />
De la continuación de tu pr<strong>es</strong>ente, de tu pr<strong>es</strong>ente urbano, del pr<strong>es</strong>ente de tu<br />
vida... de siempre... de cuando <strong>es</strong>tabas en la ciudad ant<strong>es</strong> de irte a la montaña;<br />
lo único <strong>que</strong> te <strong>que</strong>da de <strong>es</strong>e pr<strong>es</strong>ente allá en la montaña son las cosas, los<br />
objetos <strong>que</strong> llevás cargando, <strong>que</strong> sensorialmente <strong>es</strong>timulan las ideas y los<br />
recuerdos <strong>que</strong> vos tenés en el cerebro; o sea, las cosas material<strong>es</strong> <strong>que</strong> andás<br />
cargando en la mochila, mas los recuerdos y las ideas, <strong>es</strong> lo único <strong>que</strong> te<br />
reafirma tu pr<strong>es</strong>ente, <strong>que</strong> ya <strong>es</strong> un pasado. Entonc<strong>es</strong>, ¿qué pasa? <strong>que</strong> el pañuelo un<br />
día se te pierde, lo dejás olvidado... ¡hijueputa, el pañuelo...! ¿dónde dejé el<br />
pañuelo? y el pañuelo se perdió... nunca más vas a volver a ver el pañuelo...<br />
Entonc<strong>es</strong> vos decís ¡hijueputa! ése era el pañuelo <strong>que</strong> ella me había dado... el<br />
pañuelo.., el pañuelo... ¡hijueputa! se me perdió el pañuelo.., qué cagada... se<br />
me perdió el pañuelo... Se te arranca un pedacito del pr<strong>es</strong>ente, <strong>es</strong> como <strong>que</strong> te<br />
arran<strong>que</strong>n un pedacito de identidad, de la carne, de lo <strong>que</strong> vos <strong>que</strong>rés conservar.<br />
Con el tiempo la ropa se luye, se pudre el pantalón. Ya no lo podés andar por<strong>que</strong><br />
<strong>es</strong> harapo, o tenés <strong>que</strong> ocuparlo de parchecito para el nuevo pantalón <strong>que</strong> ya se te<br />
rompió. Al tiempo ¡hijueputa! el cortaúñas, por<strong>que</strong> las uñas <strong>es</strong>tán largas y ¡pum!<br />
el cortaúñas se perdió. Otro pedazo de piel d<strong>es</strong>prendido...A medida <strong>que</strong> se te van<br />
perdiendo las cosas o se van arruinando, van d<strong>es</strong>apareciendo los objetos con <strong>que</strong><br />
vos reafirmás tu pr<strong>es</strong>ente y tu propia identidad, tu conciencia de existir, la<br />
conciencia de <strong>que</strong> no sos un ser superpu<strong>es</strong>to, sino <strong>que</strong> tenés historia, pero <strong>que</strong> en<br />
el fondo también <strong>es</strong> tu propio sentido del tiempo, por<strong>que</strong> en la medida <strong>que</strong> las<br />
cosas se van perdiendo, el tiempo va pasando, el tiempo se va prolongando...<br />
Bueno, ¿y cuándo <strong>es</strong> <strong>que</strong> vas a bajar...? ¿Acaso <strong>es</strong> <strong>que</strong> se te va a perder todo?...<br />
tu pr<strong>es</strong>ente, <strong>que</strong> <strong>es</strong> tu pasado... y la revolución no triunfa... y la Guardia al<br />
culo... y el hambre... y todo <strong>es</strong>o. Por<strong>que</strong> puede haber hambre, pero, claro, si vos<br />
tenés todo lo <strong>que</strong> llevas y hay perspectivas, pu<strong>es</strong> uno aguanta y soporta mejor los<br />
problemas. Entonc<strong>es</strong>, cuando se te van perdiendo cada <strong>una</strong> de las cosas <strong>es</strong> como <strong>que</strong><br />
te d<strong>es</strong>prenden pedacitos de tu pr<strong>es</strong>ente, a tal grado <strong>que</strong> vos, por un momento, no<br />
sabés si va a regr<strong>es</strong>ar, no sabés si va a volver, y en cada <strong>una</strong> de <strong>es</strong>as cosas <strong>que</strong><br />
se te pierden, <strong>es</strong> como <strong>que</strong> te cercenen, te corten, te d<strong>es</strong>prendan pedazos de tu<br />
persona; y con el tiempo, <strong>que</strong> no perdona, <strong>que</strong> <strong>es</strong> inmisericorde, <strong>que</strong> va<br />
transcurriendo invariable, perdés todo... y perdés la mente. Vos te vas<br />
perdiendo, tu físico se va transformando: de usar manga larga siempre, y nunca<br />
ver el sol por<strong>que</strong> la copa de los árbol<strong>es</strong> lo tapa, y no ver el cielo <strong>que</strong> te<br />
recuerde el cielo de allá, de León, el mismo cielo de ayer, y no podés juntar la<br />
l<strong>una</strong> de las playas de Poneloya <strong>que</strong> has visto siempre con la de la montaña y<br />
asociar tu viejo pr<strong>es</strong>ente con tu nuevo pr<strong>es</strong>ente para poder soñar y recordar, y<br />
asociar ideas y darte continuidad histórica, por<strong>que</strong> en la montaña no hay l<strong>una</strong> ni<br />
hay sol, ni hay <strong>es</strong>trellas, todo <strong>es</strong> <strong>verde</strong>.<br />
El cuerpo se te pone blanco-pálido, las manos no son manos de tantos chimon<strong>es</strong>, de<br />
tantos rayon<strong>es</strong> de <strong>es</strong>pinas, de bejucos, de zarzas, de no lavarte, de no bañarte, y<br />
las palmas de las manos, gru<strong>es</strong>as de tanto usar el machete, el hacha y de socar el<br />
bambador de la mochila, o de poner la hamaca, o de bajar las cosas calient<strong>es</strong> del<br />
fuego. Los dedos callosos.., tus manos... tu propio cuerpo de quien vos sos<br />
dueño, al <strong>que</strong> vos mandás, empieza a transformarse paulatinamente ante tus propios<br />
ojos, sin <strong>que</strong> vos lo podás evitar. Entonc<strong>es</strong> tu propio cuerpo abandona tu propio<br />
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