El dossier - Géminis Papeles de Salud
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administrado, y a qué dosis. Las drogas llamadas tranquilizadores mayores o antisicóticos o neurolépticos<br />
dañan el cerebro más clara, severa y permanentemente que cualesquier otras usadas en siquiatría. Los<br />
doctores Joyce e Iver Small, profesores <strong>de</strong> siquiatría en la Universidad <strong>de</strong> Indiana, critican a los siquiatras que<br />
usan “medicamentos sicoactivos que se sabe tienen efectos neurotóxicos”, y hablan <strong>de</strong> que cada vez se<br />
“incrementa el reconocimiento sobre los perjuicios a largo plazo, y a veces irreversibles, en el funcionamiento<br />
cerebral inducido por las drogas neurolépticas. En estos casos la evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> daño cerebral no es sutil sino<br />
patente a todas luces ¡incluso para un observador casual!” (Ciencias <strong>de</strong> la conducta y <strong>de</strong>l cerebro, marzo,<br />
1984, p. 34). De acuerdo al Dr. Conrad Swartz, profesor <strong>de</strong> siquiatría en la Escuela Médica <strong>de</strong> Chicago: “Si<br />
bien los neurolépticos alivian la ansiedad sicótica, su efecto tranquilizante aplana los finos <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> la<br />
personalidad incluyendo la iniciativa, la reactividad emocional, el entusiasmo, la conducta sexy, el estado <strong>de</strong><br />
alerta... Esto suce<strong>de</strong> a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> reacciones colaterales como movimientos involuntarios que pue<strong>de</strong>n ser<br />
permanentes, mismos que evi<strong>de</strong>ncian el daño cerebral” (Ciencias <strong>de</strong> la conducta y <strong>de</strong>l cerebro, marzo, 1984,<br />
pp. 37s). Un reporte <strong>de</strong> 1985 en Reporte <strong>de</strong> leyes <strong>de</strong> minusvali<strong>de</strong>z mental y física indica que por fin las cortes<br />
<strong>de</strong> Estados Unidos han comenzado a consi<strong>de</strong>rar que la administración involuntaria <strong>de</strong> neurolépticos involucra<br />
los <strong>de</strong>rechos invocados en la Primera Enmienda <strong>de</strong>bido a que “las drogas antisicóticas tienen la capacidad <strong>de</strong><br />
afectar severa y permanentemente la habilidad <strong>de</strong> un individuo <strong>de</strong> pensar y comunicarse” (“Prosiguen las<br />
<strong>de</strong>mandas sobre medicación involuntaria”, enero/febrero, 1985, p. 26, énfasis añadido). En Moléculas <strong>de</strong> la<br />
mente: la nueva ciencia <strong>de</strong> la sicología molecular, el profesor Jon Franklin observó: “Esta era coincidió con una<br />
mayor conciencia que los neurolépticos no sólo no curan la esquizofrenia, sino que en realidad causan daño<br />
cerebral. De repente, se vio a los siquiatras que los usan sobre los pacientes marginados <strong>de</strong> la sociedad, como<br />
nazis o algo peor (Dell Publ. Co., 1987, p. 103). En su libro Drogas siquiátricas: un peligro para el cerebro, el<br />
Dr. Peter Breggin dice que al usar estos medicamentos que causan daño cerebral “la siquiatría ha <strong>de</strong>satado<br />
una epi<strong>de</strong>mia neurológica en el mundo”, que “alcanza <strong>de</strong> uno a dos millones <strong>de</strong> personas por año” (op. cit., pp.<br />
108s). En casos severos, el daño producido por neurolépticos es evi<strong>de</strong>nciado por movimientos anormales<br />
llamados discinesia tardía. Sin embargo, esta enfermedad es sólo la cresta <strong>de</strong>l iceberg <strong>de</strong>l daño causado por<br />
neurolépticos. Las altas funciones <strong>de</strong>l cerebro son más vulnerables y son perjudicadas antes <strong>de</strong> las funciones<br />
cerebrales elementales como el control motriz. <strong>El</strong> profesor <strong>de</strong> siquiatría Richard Abrams reconoce que “se ha<br />
reportado que la discinesia tardía ocurre <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> algunas pocas tomas <strong>de</strong> neurolépticos” (citado en<br />
Benjamin Wolman, <strong>El</strong> manual <strong>de</strong>l terapeuta, Van Nostrand Reinhold, 1976, p. 25). En su libro La nueva<br />
siquiatría el Dr. Jerrold Maxmen <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Columbia dice: “La mejor manera <strong>de</strong> evitar la discinesia<br />
tardía es evitar los antisicóticos <strong>de</strong>l todo. Excepto para el tratamiento <strong>de</strong> la esquizofrenia jamás <strong>de</strong>berían<br />
usarse por más <strong>de</strong> dos o tres meses consecutivos. Lo que es criminal es que <strong>de</strong>masiados pacientes que no<br />
<strong>de</strong>ben recibir antisicóticos los tomen (Mentor, 1985, pp. 155s). ¡Pero el Dr. Maxmen no va lo suficientemente<br />
lejos! Su caracterización <strong>de</strong> administrar los llamados antisicóticos como “criminal” es acertada si nos referimos<br />
a todas las personas — incluyendo a los llamados esquizofrénicos — aun si los neurolépticos no se<br />
administrasen el suficiente tiempo para causar discinesia tardía. <strong>El</strong> autor <strong>de</strong>l prefacio <strong>de</strong> un libro <strong>de</strong> cuatro<br />
médicos dijo lo siguiente: “A final <strong>de</strong> los 1960s resumí la literatura sobre discinesia tardía... La mayoría <strong>de</strong> los<br />
siquiatras o ignoraron la existencia <strong>de</strong>l problema o intentaron inútilmente <strong>de</strong>mostrar que estas anormalida<strong>de</strong>s<br />
motoras eran clínicamente insignificantes, o que no tenían que ver con la droga. Mientras tanto el número <strong>de</strong><br />
pacientes afectados incrementó, así como los síntomas <strong>de</strong> los que la pa<strong>de</strong>cían... Existen pocos investigadores<br />
o clínicos que aún du<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la naturaleza iatrogénica [causada por el médico] <strong>de</strong> la discinesia tardía... Es<br />
evi<strong>de</strong>nte que mientras más se sabe acerca <strong>de</strong> los efectos tóxicos <strong>de</strong> los neurolépticos en el sistema nervioso<br />
central, más se ve la necesidad <strong>de</strong> modificar nuestras prácticas comunes <strong>de</strong> los mismos. Es muy<br />
<strong>de</strong>safortunado que muchos doctores continúen prescribiendo sicotrópicos en cantida<strong>de</strong>s excesivas, y que un<br />
número consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong> instituciones mentales no tienen políticas respecto al manejo y prevención <strong>de</strong> la<br />
discinesia tardía. Si este libro que refleja las opiniones <strong>de</strong> expertos en el campo pue<strong>de</strong> hacer una mella en la<br />
complacencia <strong>de</strong> muchos siquiatras, no será un logro menor (citado en William Fann et al., Discinesia tardía:<br />
investigación y tratamiento, SP Medical & Scientific, 1980). En Drogas siquiátricas Peter Breggin dice: “Los<br />
tranquilizantes mayores son drogas altamente tóxicas; son venenos para varios órganos <strong>de</strong>l cuerpo. Son<br />
neurotoxinas especialmente potentes, y es común que produzcan daño permanente en el cerebro... La<br />
discinesia tardía pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollarse en pocas dosis y en lapsos cortos <strong>de</strong> tiempo... Generalmente, la<br />
<strong>de</strong>mencia [pérdida <strong>de</strong> las altas funciones mentales] asociada comúnmente con la discinesia tardía no es<br />
reversible... Pocas veces me he sentido más triste y abatido que cuando veo la negligencia siquiátrica sobre la<br />
evi<strong>de</strong>ncia que está causando efectos lobotomizantes irreversibles, sicosis y <strong>de</strong>mencia en millones <strong>de</strong> pacientes<br />
como resultado <strong>de</strong> estos tranquilizantes mayores (op. cit., pp. 70, 107, 135, 146).<br />
<strong>El</strong> profesor <strong>de</strong> siquiatría Richard Abrams ha señalado que: “Los anti<strong>de</strong>presivos <strong>de</strong> tipo triciclo son ligeras<br />
modificaciones químicas <strong>de</strong> la clorpromazina [conocida en el mercado como Thorazine], y fueron introducidas<br />
como potenciales neurolépticos” (citado en <strong>El</strong> manual <strong>de</strong>l terapeuta, op, cit., p. 31). Así mismo, en Drogas<br />
siquiátricas el Dr. Breggin le llama a los anti<strong>de</strong>presivos “tranquilizantes mayores enmascarados” (p. 166). <strong>El</strong><br />
siquiatra Mark Gold ha dicho que los anti<strong>de</strong>presivos también pue<strong>de</strong>n causar discinesia tardía (Buenas noticias