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El dossier - Géminis Papeles de Salud

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mental es completamente una cuestión <strong>de</strong> valores, <strong>de</strong> lo correcto y lo equivocado, <strong>de</strong> lo apropiado y lo inapropiado. En<br />

otro tiempo la homosexualidad parecía tan extraña y difícil <strong>de</strong> enten<strong>de</strong>r que fue necesario invocar el concepto <strong>de</strong><br />

enfermedad mental para explicarla. Pero una vez que los homosexuales se movilizaron, mostraron su fuerza numérica y<br />

<strong>de</strong>mandaron al menos cierta aceptación social, ya no se consi<strong>de</strong>ró apropiado explicar la homosexualidad como una<br />

enfermedad.<br />

Un caso que se refiere a diferentes culturas es el <strong>de</strong>l suicidio. En muchos países como Estados Unidos y la Gran<br />

Bretaña una persona que se suicida, que intente hacerlo o que piense seriamente en el suicidio es consi<strong>de</strong>rada mentalmente<br />

enferma. Sin embargo, esto no siempre ha sido así en la historia, ni siquiera en toda cultura contemporánea. En su libro<br />

¿Por qué el suicidio? el sicólogo Eustace Chesser señala: “Ni el hinduismo ni el budismo mantienen objeciones intrínsecas<br />

al suicidio, y en algunas formas <strong>de</strong> budismo se consi<strong>de</strong>ra meritoria la autoincineración”. También señala que “Los celtas se<br />

burlaban <strong>de</strong> esperar la vejez. Creían que los que se suicidaban antes <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r sus faculta<strong>de</strong>s se iban al cielo, y que los<br />

seniles que morían <strong>de</strong> enfermedad se iban al infierno — una interesante inversión <strong>de</strong> la doctrina cristiana” (Arrow Books<br />

Ltd., 1968, pp. 121s). En su libro Luchando contra la <strong>de</strong>presión, el sicólogo Harvey M. Ross señala: “Algunas culturas<br />

esperan que la esposa se eche a la pira funeral <strong>de</strong> su esposo” (Larchmont Books, 1975, p. 20). Probablemente el mejor<br />

ejemplo <strong>de</strong> una sociedad don<strong>de</strong> el suicidio es aceptado socialmente es el Japón. En lugar <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar el hara-kiri como<br />

resultado <strong>de</strong> una enfermedad mental, en algunas circunstancias los japoneses lo consi<strong>de</strong>ran normal y aceptable, como<br />

cuando salvaguardan su honor o si un japonés es humillado por algún fracaso. Otro ejemplo que muestra que para los<br />

japoneses el suicidio es consi<strong>de</strong>rado normal, y no algo loco, fueron los pilotos kamikaze que en la segunda guerra mundial<br />

se usaron contra la marina norteamericana. Se les daba suficiente combustible para un viaje <strong>de</strong> ida, una misión suicida,<br />

don<strong>de</strong> localizaban a las fuerzas navales americanas y <strong>de</strong>liberadamente estrellaban sus aviones en los barcos enemigos.<br />

Nunca ha habido un kamikaze americano, o cuando menos ninguno promovido oficialmente por el gobierno <strong>de</strong> Estados<br />

Unidos. La razón <strong>de</strong> esto radica en las diferentes actitu<strong>de</strong>s hacia el suicidio en este país y el Japón. ¿Pue<strong>de</strong> cometerse el<br />

suicidio sólo por personas con enfermeda<strong>de</strong>s siquiátricas en Estados Unidos y por personas normales en Japón? ¿O es la<br />

aceptación <strong>de</strong>l suicidio en Japón un fallo <strong>de</strong> ver anomalías sicológicas en una persona? ¿Estaban los pilotos kamikaze<br />

mentalmente enfermos, o simplemente provenían <strong>de</strong> valores diferentes a los nuestros? Pero incluso en los Estados Unidos<br />

¿no se realizan actos virtualmente suicidas para salvar a otros soldados o al propio país durante guerras, y no se les<br />

consi<strong>de</strong>ra enfermedad sino valentía? ¿Por qué creemos que éstos son héroes y no lunáticos? Parece que con<strong>de</strong>namos (o<br />

“diagnosticamos”) a los suicidas como locos o enfermos sólo cuando terminan sus vidas por razones egoístas (como “¡Es<br />

que ya no puedo más!”) más bien que cuando benefician a otros. <strong>El</strong> punto en cuestión parece ser éste y no el suicidio.<br />

Lo que <strong>de</strong>muestran estos ejemplos es que la “enfermedad mental” es simplemente el <strong>de</strong>sviarse <strong>de</strong> lo que la gente quiere<br />

o espera en una sociedad en particular. La “enfermedad mental” es cualquier cosa en una mentalidad humana que<br />

ocasione gran disgusto en otra persona que lo <strong>de</strong>scribe así.<br />

Esta situación pue<strong>de</strong> resumirse en lo dicho en un artículo <strong>de</strong> la revista OMNI (noviembre 1986): “Los trastornos vienen<br />

y se van. Incluso el concepto <strong>de</strong> Sigmund Freud sobre la neurosis se abandonó en el DSM-III original (1980). Y en 1973<br />

los miembros <strong>de</strong> la Asociación Psiquiátrica Americana votaron para borrar todas las referencias <strong>de</strong> la homosexualidad como<br />

trastorno. Antes <strong>de</strong>l voto, el ser gay era consi<strong>de</strong>rado un problema. Después <strong>de</strong>l voto el trastorno se relegó a la bo<strong>de</strong>ga <strong>de</strong><br />

antigüeda<strong>de</strong>s siquiátrica. ‘Es una cuestión <strong>de</strong> moda’ — dijo el Dr. John Spiegel <strong>de</strong> la Universidad <strong>de</strong> Bran<strong>de</strong>is, quien fue<br />

presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la Asociación Psiquiátrica Americana en 1973 cuando el <strong>de</strong>bate sobre la homosexualidad tuvo lugar —. ‘Y<br />

las modas cambian’” (p. 30).<br />

Lo que está mal con este enfoque es <strong>de</strong>cir que alguien tiene una “enfermedad” siquiátrica sólo porque él o ella no<br />

encaja en el cuadro <strong>de</strong>l supuesto diagnosticador o con las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> otros sobre cómo “<strong>de</strong>be ser” respecto a los estándares <strong>de</strong><br />

vestirse, conducta, pensamiento u opinión. Claro, cuando esto involucra violar los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> otros, el no acatarse a las<br />

normas o valores sociales <strong>de</strong>be <strong>de</strong>tenerse por medio <strong>de</strong> la ley. Pero el llamarle a una conducta que no nos gusta<br />

“enfermedad”, o el suponer que <strong>de</strong>be estar causada por una enfermedad sólo porque es inaceptable para los valores<br />

actuales, carece <strong>de</strong> sentido. Nosotros le llamamos así porque no conocemos las verda<strong>de</strong>ras razones <strong>de</strong>l pensamiento,<br />

emociones o conducta que nos <strong>de</strong>sagradan. Cuando no enten<strong>de</strong>mos estas razones, creamos mitos para dar una explicación.<br />

En siglos anteriores la gente usó mitos como espíritus malignos o posesiones <strong>de</strong>moniacas para explicar un pensamiento o<br />

conducta inaceptables. Actualmente la mayoría <strong>de</strong> nosotros creemos en el mito <strong>de</strong> la enfermedad mental. Creer en<br />

entida<strong>de</strong>s mitológicas como espíritus malignos o enfermeda<strong>de</strong>s mentales nos da la ilusión <strong>de</strong> que creer el mito es más<br />

reconfortante que reconocer nuestra ignorancia.<br />

<strong>El</strong> llamar al pensamiento, emociones o conducta inaceptables una enfermedad mental podría perdonarse si el concepto<br />

“enfermedad mental” fuera un mito útil, pero no lo es. En lugar <strong>de</strong> ayudarnos a enten<strong>de</strong>r cómo tratar a gente con<br />

problemas, o a gente problemática, el mito <strong>de</strong> la enfermedad mental nos distrae <strong>de</strong> los problemas reales que requieren<br />

enfrentarse. En vez <strong>de</strong> estar causados por “<strong>de</strong>sequilibrios químicos” u otros problema biológicos, el <strong>de</strong>sacato a las normas<br />

y las reacciones emocionales que les llamamos enfermeda<strong>de</strong>s mentales son el resultado <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s que la gente tiene<br />

para satisfacer sus necesida<strong>de</strong>s, y también tal conducta es resultado <strong>de</strong> lo que esta gente ha aprendido en sus vidas. La<br />

solución es enseñarle a la gente cómo satisfacer sus necesida<strong>de</strong>s, cómo comportarse y usar cualquier posición que tengan<br />

en la sociedad para forzar a otros a respetar sus <strong>de</strong>rechos. Éste es un trabajo <strong>de</strong> educación y <strong>de</strong> vigencia <strong>de</strong> la ley, no <strong>de</strong>

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