10.05.2013 Views

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

al nacionalismo nada menos que algunos<br />

de los “mayores desastres de la Historia”.<br />

Desde el punto de vista intelectual sería<br />

un “producto inferior”, “una tosca malla<br />

de tautologías, tópicos sentimentaloides y<br />

retórica hueca”, destinada a alimentar las<br />

“bajas pasiones”. En la última versión de<br />

sus ataques no duda en emplear el adjetivo<br />

“totalitario” para calificarlo e incluso<br />

en predicar la desobediencia activa en<br />

contra de las disposiciones legales en materia<br />

lingüística. Antes, pero también en<br />

forma progresivamente airada, escribió<br />

cosas parecidas Federico Jiménez Losantos,<br />

mentor muy singular de la posición<br />

ultraliberal. Fracasado en su intento de<br />

crear un partido aragonés en Cataluña<br />

con los emigrantes de aquella procedencia,<br />

se apresuró a acusar a la izquierda catalana<br />

de abandonar la causa de la población<br />

castellanohablante. En los últimos<br />

tiempos ha avanzado en sus críticas hasta<br />

asegurar que en Cataluña se pretende reservar<br />

el catalán para lo público y el castellano<br />

para la vida privada. “La proscripción<br />

de la lengua española” no sólo promete<br />

un futuro totalitario para los<br />

catalanes, sino también bélico para otros:<br />

ése sería el destino de la Comunidad Valenciana,<br />

idéntico al de Bosnia. Los valencianos<br />

no parecen conscientes de tan aciago<br />

porvenir.<br />

Como en el caso del ultraliberalismo,<br />

también en esta materia se rompe una línea<br />

de continuidad del conservadurismo<br />

tradicional. En éste –en Herrero, por<br />

ejemplo– hay un respeto por las comunidades<br />

históricas y una defensa de su reconocimiento<br />

que Vidal Quadras considera<br />

puro “delirio” y retroceso de tres siglos en<br />

la Historia de España, sin darse cuenta<br />

que de este modo se identifica con el pasado<br />

centralista y castellanista. Por otro lado<br />

también en este punto es bien perceptible<br />

la tendencia a la confrontación del<br />

entorno dirigente del PP (y de sus apoyos<br />

intelectuales). Como es lógico les corresponde,<br />

si no una parte de la razón (que<br />

no la tienen y menos aun por el tono en<br />

que se expresan), sí, al menos, el modesto<br />

mérito de referirse a una cuestión importante,<br />

probablemente una de las más decisivas<br />

desde el punto de vista político que<br />

tiene España.<br />

Ser de centro<br />

En el panorama de la política española al<br />

que parecemos estar condenados se podría<br />

pensar que la opción de centro simplemente<br />

ha desaparecido por generalización<br />

de sus principios. En la práctica, sin embargo,<br />

por razones que hemos ya exami-<br />

Nº 85 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />

nado, el PP se sitúa más a la derecha. La<br />

ausencia de un partido de extrema derecha<br />

y la lógica penitencia que el partido<br />

socialista debe sufrir explican que esté en<br />

el poder, aunque con un margen de apoyo<br />

popular que dista mucho de ser confortable.<br />

La razón principal que permite al PP<br />

ejercer el poder y, al mismo tiempo, permanecer<br />

descentrado reside simplemente<br />

en la bonanza económica, una realidad<br />

que sólo parcialmente depende de él mismo<br />

y que, además, puede cambiar. Partiendo<br />

de esta ventaja lo lógico sería que<br />

el PP tuviera a su favor una distancia electoral<br />

en las encuestas mucho mayor que<br />

aquella de la que dispone.<br />

Quien, en cambio, resulta inequívocamente<br />

de centro es el elector español. Lo<br />

ha sido siempre; y en periodos de tiempo<br />

relativamente largos, como los que median<br />

desde el establecimiento de la democracia,<br />

la oscilación que ha experimentado ha sido<br />

pequeña. Ésta no es una declaración<br />

basada en meras impresiones superficiales<br />

sino un dato incontestable. Los sociólogos<br />

se sirven de un método para calcular hasta<br />

qué punto una sociedad es centrífuga o<br />

centrípeta: consiste en realizar encuestas<br />

pidiendo que los consultados se autoubiquen<br />

en una escala que va desde el 0 (extrema<br />

izquierda) hasta el 10 (extrema derecha).<br />

Desde 1976 el grueso de la población<br />

española se ha autoubicado entre el 4<br />

y el 6. En el momento de iniciarse la transición<br />

estaba un poco más cercana al 6 y<br />

en el que llegó el PSOE al poder se encontraba<br />

más próxima al 4; en los últimos<br />

tiempos coincide casi exactamente con el<br />

5. Una encuesta reciente situaba en este<br />

punto nada menos que al 35% de los encuestados,<br />

flanqueado por un 10% en el 4<br />

y casi otro tanto en el 6. Si agrupamos al<br />

conjunto de los españoles en una escala<br />

más reducida, con tan sólo cuatro posiciones<br />

ideológicas, resultaría que la izquierda<br />

sería el 8% del total, el centro-izquierda el<br />

20%, el centro casi el 45% y el 13% la derecha,<br />

algo menos de los que no saben o<br />

no contestan. Esto quiere decir que la lucha<br />

política en España –como en el resto<br />

de los países democráticos– se realiza estrictamente<br />

en el centro del espectro y no<br />

en otra parte.<br />

No sólo el electorado está en el centro<br />

sino que en él combaten los partidos para<br />

obtener la victoria en las urnas. Supongamos<br />

que todo el voto de centro-izquierda y<br />

de izquierda se unen, algo que en el momento<br />

actual resulta inimaginable: ni siquiera<br />

pondrían en peligro a quienes se situaran<br />

en el 5 de la escala. Un partido que<br />

fuese sólidamente de centro y que tuviera<br />

<strong>JAVIER</strong> <strong>TUSELL</strong><br />

su principal adversario situado en la izquierda<br />

podría ser hegemónico en España.<br />

En la práctica algo parecido es lo que sucedió<br />

con el PSOE durante su etapa de gobierno:<br />

si se definía como de izquierda, al<br />

menos, gracias a Felipe González, penetraba<br />

en buena parte del electorado centrista.<br />

En el momento actual , si se pone en relación<br />

este género de encuesta de autoubicación<br />

política con el recuerdo del voto en<br />

las pasadas elecciones, se encuentran algunos<br />

datos de mucho interés. El partido que<br />

encuentra a su electorado más identificado<br />

con el centro es Convergencia, con un<br />

64%. Pero más interesante aun es el hecho<br />

de que el PP no penetra apenas en quienes<br />

se declaran como de centro-izquierda (un<br />

modesto 2%). Aunque más de la mitad de<br />

los votantes del PP se declaran de centro,<br />

esta misma adscripción es también la elegida<br />

por un tercio de los electores del PSOE.<br />

Éstos, además, prefieren mucho más<br />

–exactamente el doble– la autoubicación<br />

en el centro-izquierda que en la izquierda.<br />

El centro existe, por tanto, en la sociedad<br />

española. Como muy bien ha señalado<br />

Bobbio en las democracias nos encaminamos<br />

a una configuración del espacio<br />

político en un centro-derecha y un<br />

centro-izquierda entre los que las diferencias<br />

se basarán tan sólo en las prioridades.<br />

Pero en ocasiones esta regla general no parece<br />

cumplirse. El laborismo británico<br />

hasta la llegada de Blair a su jefatura –como<br />

con el PP español en la actualidad–<br />

proporcionan la impresión de que hay excepciones<br />

a esa regla. Resulta, por tanto,<br />

importante no sólo constatar la existencia<br />

del Centro sino también procurar definir<br />

en qué debiera consistir en términos de<br />

programa. La distinción no deja de tener<br />

importancia. Los perfiles de una posición<br />

de centro a menudo no pueden ser precisados<br />

por completo por quienes se sitúan<br />

en ella porque quien se sabe allí puede llegar<br />

a esta posición de un modo sólo reactivo.<br />

Resulta necesario hacer un examen<br />

de lo que es, aunque resurja, de modo espontáneo,<br />

en cuanto se plantean situaciones<br />

muy conflictivas.<br />

En primer lugar, la postura de Centro<br />

mira con muchas reservas las sucesivas<br />

modas ideológicas. A poco que se haya vivido<br />

la experiencia de la vida pública e intelectual<br />

cualquiera ha podido percibir la<br />

aparición y desaparición sucesivas de<br />

grandes palabras en las que se resumen<br />

idearios que prometen resolver problemas<br />

decisivos y luego resultan efímeras. Una<br />

de ellas fue, por ejemplo, “autogestión”.<br />

Tenía su origen inmediato en torno a<br />

1968 y en España apareció en la mayor<br />

9

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!