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DE RAZÓN PRÁCTICA Dirección JAVIER PRADERA Y FERNANDO SAVATER Edita PROMOTORA GENERAL DE REVISTAS Presidente JESÚS DE POLANCO Consejero delegado JUAN LUIS CEBRIÁN Director general JAVIER DÍEZ DE POLANCO Director gerente IGNACIO QUINTANA Coordinación editorial NURIA CLAVER Maquetación ITALA SPINETTI Ilustraciones ENRIQUE FLORES (Badajoz, 1967), ha realizado diversos cursos de diseño gráfico. Utiliza técnicas muy variadas (mixta, acuarela, collage, tinta) y llena sus cuadernos de viaje con vivas imágenes fieles al color y movimiento original; se ha especializado en la ilustración de libros infantiles, de texto y de revistas. Tocqueville Caricaturas LOREDANO Correo electrónico: claves@progresa.es Internet: www.progresa.es/claves Correspondencia: PROGRESA. GRAN VÍA, 32, 2ª PLANTA. 28013 MADRID. TELÉFONO 91 / 538 61 04. FAX: 91 / 522 22 91. Publicidad: GDM. GRAN VÍA, 32, 7ª, 28013 MADRID.TELÉFONO 91 / 536 55 00. Impresión: MATEU CROMO. Depósito Legal: M. 10.162/1990. Esta revista es miembro de ARCE (Asociación de Revistas Culturales Españolas) Distribución: ÍTACA LÓPEZ DE HOYOS, 141. 28002 MADRID. Para petición de suscripciones y números atrasados dirigirse a: Edisa. López de Hoyos, 141. 28002 Madrid. Teléfono 902 / 25 35 40 S U M A R I O NÚMERO 85 SEPTIEMBRE 1998 EL CENTRISMO DEL PP JAVIER TUSELL 2 Un sendero incierto EL SIGLO DEL CONSUMO VICENTE VERDÚ 12 El consumo del siglo LA LEGITIMACIÓN DEMOCRÁTICA J. GARCÍA MORILLO 15 DEL MINISTERIO FISCAL JACINTO PÉREZ IRIARTE 24 GLOBALES, LOCALES Y PERDIDOS LIBERTAD, LIBERALISMO AUGUSTO KLAPPENBACH 32 Y ABSTRACCIÓN EDUCAR PARA VICENÇ FISAS 37 UNA CULTURA DE PAZ EXIGENCIAS SOCIALES JOSÉ LUIS DÍEZ RIPOLLÉS 46 Y POLÍTICA CRIMINAL Medios de comunicación Adam Michnik 52 Decálogo para periodistas Narrativa Carlos García Gual 58 Vasili Vasilikós Literatura Abilio Estévez 60 Cuba y España: el mundo Historia De ‘demokratía’ Ana Iriarte 63 a finales del II milenio Filosofía de la Historia Tomás Fernández Aúz 67 Tocqueville inédito Ensayo El Madrid de los bohemios Víctor Fuentes 75 (1854-1936) Casa de citas Mauro Armiño 79 J. J. Rousseau
“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”. (José Ortega y Gasset) “La única garantía de paz interior en España es un centro fuerte que sirva a la vez de bloque de choque y de puente entre rojos y negros… No en vano se habla de la nave del Estado. Lo más avanzado de la nave, con lo que corta las aguas de la Historia es la proa. Y la proa no está ni a babor ni a estribor, sino en el centro. Estado sin centro, nave sin proa”. (Salvador de Madariaga) Hace no tanto tiempo las citas precedentes formaban parte del bagaje intelectual de un partido político español. De él ya desde más de media década no queda nada; tan sólo una cena anual de los ex ministros de los Gobiernos de aquella significación y un tardío banderín de enganche para el PP que su gestión de gobierno en muchos puntos ha desmentido. En su momento no fue fácil encontrar esas citas porque lo más habitual en la política española no ha sido la existencia de opciones de centro. A veces quienes las buscaban no eran afortunados y traían a colación las de algún insolvente, tan escaso era dónde elegir. En ocasiones las frases han tenido una larga fortuna. Por extraños vericuetos una de ellas, empleada en un Congreso de Unión de Centro Democrático (UCD), acabó en los labios del actual presidente del Gobierno, José María Aznar. Quizá los redactores de discursos no son tan abundantes. Pero la pretensión de que el Partido Popular (PP) sea de centro resulta, en gran parte, injustificada. Veremos por qué, y descubriremos que algunas de las razones que emplea la izquierda para afir- EL CENTRISMO DEL PP Un sendero incierto JAVIER TUSELL marlo tampoco se corresponden exactamente con la realidad. El PP es, en su núcleo decisorio, la derecha; pero no una derecha nostálgica o autoritaria, sino otra muy distinta, en muchos sentidos mejor, pero en otros, al menos, francamente discutible. Esa tertulia de ex ministros jubilados se peleó a menudo en el pasado y sólo se ha reconciliado definitivamente por el procedimiento de quitarse cualquier culpa acerca del triste final de la opción política a la que pertenecieron. Además, suelen coincidir en que la opción con la que se identificaron en el pasado carece de sentido en la actualidad. Lo atribuyen a razones objetivas que coinciden con las personales, pero las primeras resultan las más discutibles. El panorama político español está centrado pero todavía son los votos de centro los que deciden en última instancia. A menudo, ante el espectáculo de la política, se siente una cierta añoranza por el hecho de que no exista esta opción de manera más clara. En la vida pública las resurrecciones de difuntos son imposibles, pero las enseñanzas del pasado no debieran serlo. Lo que fue el Centro Ya que hemos empezado por esos distinguidos ex ministros que una vez al año se reúnen a cenar procuremos preguntarnos acerca de lo que en su día significó UCD, que desempeñó un papel tan importante en la transición. Empecemos por intentar la definición en sentido negativo, es decir, tratando de determinar lo que la UCD no fue. A pesar de lo mucho que se dijo en su momento, no se trató tan sólo de un grupo personalista, definido por la adhesión a un líder y arropado por el ejercicio del poder. La mejor prueba de ello es que en las encuestas anteriores a la elección de 1977 la mayor parte de sus electores no pedían tan sólo un dirigente, sino también que tuviera un partido tras de sí. Pero la prensa crítica con respecto a UCD durante la transición –y quizá también respecto a esta misma operación histórica– se dedicó a ningunear a Suárez como mejor procedimiento para descalificar a su partido. Lo hicieron los antiguos portavoces del poder dictatorial como Emilio Romero (que le llegó a denominar “milagro de Santa Teresa” porque nadie, proveniente de Ávila, había llegado a tanto siendo tan poco), pero también las más brillantes y recientes estrellas mediáticas que sólo llegaron a descubrir sus méritos con el transcurso del tiempo. Suárez tenía limitaciones evidentes; y esta afirmación, tan frecuente en el pasado como inhabitual con el paso de los años, ha sido recogida incluso por sus propios colaboradores más cercanos. Quien le sucedió –Calvo Sotelo– ha llegado a escribir que tenía el “candoroso complejo del estudiante mediano”. Esas insuficiencias, que él mismo admitió en cualquier momento y que le sirvieron para cautivar a sus interlocutores, venían acompañadas también de sorprendentes virtudes. No sólo residían en determinadas habilidades que supo practicar durante un año fulgurante en que supo mantener suspenso el ánimo de los ciudadanos, eso que Maquiavelo considera rasgo esencial de cualquier príncipe. Lo importante no fue eso ni su capacidad para sortear las dificultades. Lo que quedará en el balance positivo de Suárez como personaje histórico son otras virtudes y capacidades de más enjundia, propias de un político democrático: talante liberal, capaz de establecer el diálogo con gentes de procedencia contraria; voluntad de guiarse por los intereses colectivos; conciencia humilde de lo que es el poder político; deseo de concordia que le llevaba sistemáticamente a evitar la confrontación gratuita; y voluntad tenaz de encontrar caminos de concordia. Todo 2 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 85
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