10.05.2013 Views

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

TOCQUEVILLE INÉDITO<br />

por la justicia se hace<br />

más ilustrado, el interés<br />

general se comprende<br />

mejor, pero todos estos<br />

sentimientos pierden<br />

en fuerza lo que ganan<br />

en perfección, satisfacen<br />

más el espíritu y actúan<br />

menos sobre la vida.<br />

El cuadro de la evolución histórica<br />

no es, pues, algo que haya<br />

de considerarse obligadamente<br />

compuesto por individuos particulares<br />

y separados, sino el despliegue<br />

de una sustancia que<br />

permanece igual a sí misma en la<br />

heterogeneidad de sus encarnaciones.<br />

Una sustancia capaz de<br />

mantenerse intacta bajo las apariencias<br />

nuevas y mostrarse, sin<br />

embargo, necesariamente teñida<br />

de matices variables. Dichos matices<br />

se diversifican en función<br />

del tiempo, de las condiciones<br />

de la vida, del modo o aspecto<br />

de ella que en cada porción de la<br />

historia alienta. La conciencia se<br />

hace “amable, sociable, sus pasiones<br />

se calman…”; todo indica<br />

la existencia de una transformación,<br />

no de una creación ex novo<br />

y sustantivamente inconexa con<br />

la forma anterior. La conciencia<br />

se adapta y muda, variando la<br />

intensidad y la combinación de<br />

sus aspectos, no se re-crea de la<br />

nada a cada instante, carente de<br />

vínculo con su predecesora o<br />

unida a ella únicamente por la<br />

memoria que el registro de la<br />

historiografía alimenta. Se trata<br />

de una ampliación de lo ya existente,<br />

de algo que se rebasa sin<br />

desaparecer, conservándose a pesar<br />

de haber perdido actualidad.<br />

La historia es, pues, una remodelación<br />

que la circunstancia imprime<br />

sobre la conciencia, remodelación<br />

especialísima tras la<br />

cual, manteniendo aquélla su naturaleza<br />

intacta, habilita no obstante<br />

vías que la expresan de otro<br />

modo.<br />

Con Tocqueville asistimos,<br />

ayudados además por su pasmosa<br />

sencillez expositiva, al desarrollo<br />

de la sustancia humana.<br />

Un desarrollo que es un desenvolvimiento,<br />

pero que sería ingenuo<br />

considerar lineal o sujeto a<br />

progresión uniforme.<br />

Lo que he dicho es suficiente<br />

para haceros comprender<br />

que en mi opinión no<br />

puede decirse de un modo<br />

absoluto: el hombre mejora<br />

al civilizarse, sino más<br />

bien que el hombre al<br />

civilizarse adquiere al mismo<br />

tiempo virtudes y vicios<br />

que no tenía: se vuelve otro,<br />

he ahí lo más claro.<br />

Esto es muy cierto y debe subrayarse<br />

convenientemente. El<br />

hombre cambia, se vuelve otro,<br />

tal es el quid de la cuestión: siendo<br />

otro no deja por ello de ser<br />

hombre, de ahí su continuidad;<br />

siendo el mismo, aparece no obstante<br />

dotado de rasgos anteriormente<br />

ocultos, he ahí la causa<br />

que origina la multiplicidad de<br />

sus manifestaciones.<br />

Es aquí, no en su filosofía de<br />

la historia, donde hay que buscar<br />

el relativismo de Tocqueville.<br />

Aquello de lo que no puede predicarse<br />

un carácter absoluto no<br />

es la humanidad de una conciencia<br />

que es y vive en la historia;<br />

de lo que en efecto se predica un<br />

carácter relativo es de la supuesta<br />

mejoría o avance de la civilización.<br />

Esa ganancia presunta sí<br />

debe ponerse en entredicho; ella<br />

es la que no puede comprenderse<br />

como una curva matemática<br />

de ascenso exponencial. La sustancia<br />

humana, la conciencia cuyo<br />

contenido se expresa bajo la<br />

forma de una determinada subjetividad,<br />

no experimenta sus variaciones<br />

produciendo una mejora<br />

monolítica. Al igual que la<br />

roca expuesta a la intemperie, la<br />

médula de su ser posee distintas<br />

cualidades, de modo que el trabajo<br />

de los elementos resulta en<br />

una talla irregular que sigue a la<br />

par que revela la diversa resistencia<br />

de aquello sobre lo que han<br />

actuado. Por ello, y nada más<br />

que por ello, podemos elucidar<br />

no sólo un significado y un sentido<br />

para la historia, sino comprender<br />

por qué ésta no resulta<br />

previsible, por qué se halla sujeta<br />

a la regresión y avance que sus<br />

oscilaciones implican. Por tal<br />

motivo, y he aquí el segundo<br />

punto divergente respecto de la<br />

dialéctica de Hegel, no nos está<br />

permitido señalar una teleología<br />

invariable o glorificadora en un<br />

movimiento cuyas fuerzas tampoco<br />

nos pertenecen por entero.<br />

Es preciso conservar un margen<br />

de serenidad en nuestro análisis<br />

apasionado de la historia, pues<br />

si bien es cierto que nos involucra,<br />

también lo es que rehúsa todo<br />

intento de apropiación monopolística.<br />

A este respecto, ya lo he indicado<br />

en otras ocasiones, la dialéctica<br />

de Tocqueville es una dialéctica<br />

a un tiempo más realista y<br />

más trágica que la de Hegel, pues<br />

en su caso no hay final feliz garantizado.<br />

Hegel discurre según<br />

una dialéctica de tres velocidades:<br />

cada tesis tiene su antítesis y<br />

ambas alumbran invariablemente<br />

alguna síntesis. El proceso se<br />

repite hasta alcanzar su culminación<br />

en aquel punto que resume<br />

y concita todas las tensiones, que<br />

anula y expresa al mismo tiempo<br />

todo movimiento, pues se compone<br />

de éste, de su contrario y de<br />

su resolución. En el caso de Tocqueville,<br />

la dialéctica tiene únicamente<br />

dos velocidades, esto es,<br />

la tesis tiene su antítesis, pero no<br />

hay garantía de consumación 16 .<br />

La fuerza que se orienta según<br />

un determinado derrotero se enfrenta<br />

a otra que le ofrece resistencia.<br />

El resultado de esa fricción<br />

mutua es un devenir que<br />

hace variar el tipo, dirección y<br />

potencia de las fuerzas, pero que<br />

en modo alguno permite augurar<br />

la consecución necesaria de algún<br />

punto de equilibrio. La historia<br />

en Tocqueville es un movimiento<br />

bajo permanente amenaza<br />

de inestabilidad. No es una<br />

superposición inexorable, sino el<br />

difícil logro de voluntades encontradas.<br />

Como en la relación<br />

epistolar, nuestra determinación<br />

da continuidad al discurso, pero<br />

no basta para garantizarlo; es preciso<br />

contar con la voluntad del<br />

otro y con la cooperación de las<br />

circunstancias. Es por ello que<br />

Tocqueville nos interesa. Su concepto<br />

de la historia no es sólo<br />

16 Agradezco a Eduardo Nolla los<br />

comentarios que me han puesto sobre<br />

esta interesante pista.<br />

más moderno, sino que nos hace,<br />

al margen de lo imponderable,<br />

responsables directos de lo que suceda.<br />

Y ello, lejos de constituir<br />

una pesada carga, se revela como<br />

la condición misma para hacer<br />

efectiva nuestra propia libertad.<br />

Por eso, teniendo en cuenta<br />

que la historia es otra forma de<br />

nombrar a la política, que la primera<br />

no es propiamente más que<br />

la dilatación que adquiere la forma<br />

diacrónica de la segunda, y<br />

sabiendo que ninguna buena política<br />

es posible sin algún tipo de<br />

atención a la ética, recuperamos<br />

aquí la condición por la cual ésta<br />

se hace necesaria para la historia:<br />

es claro que si la responsabilidad<br />

de ésta última nos incumbe ha de<br />

ser porque tenemos sobre ella el<br />

ascendiente y la capacidad moral<br />

que nos obliga a darle una forma<br />

acorde con nuestra dignidad. n<br />

Tomás Fernández Aúz es licenciado<br />

en Filosofía y Ciencias de la Educación.<br />

74 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 85

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!