JAVIER TUSELL - Prisa Revistas
JAVIER TUSELL - Prisa Revistas
JAVIER TUSELL - Prisa Revistas
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
EL SIGLO DEL CONSUMO<br />
ceso a la cultura, han sido absorbidos por<br />
las técnicas del espectáculo y la teoría del<br />
parque temático, desde el Guggenheim de<br />
Bilbao hasta el Museo del Holocausto, en<br />
Washington DC.<br />
Como sucede en la industria del libro<br />
y del disco, los ejecutivos se encuentran<br />
por todas partes y deciden casi sobre cualquier<br />
cosa. La media del presupuesto para<br />
una película en Hollywood ascendió a<br />
unos 5.000 millones de pesetas el pasado<br />
año. Y cuanto más dinero hay en juego<br />
más entran en juego los empresarios y menos<br />
los directores o los guionistas. Con un<br />
elemento añadido: los ejecutivos intervienen<br />
también como creadores. Una buena<br />
proporción de ellos han asistido últimamente<br />
a cursos sobre estructura narrativa,<br />
ritmos de acción y técnicas para captar la<br />
atención en escuelas apropiadas. A partir<br />
de las fórmulas aprendidas, plantean objeciones<br />
o introducen variaciones sobre los<br />
proyectos. Los directores, como los guionistas,<br />
se resisten, pero acaban plegándose<br />
ante la complejidad de la estructura y<br />
aceptando al fin las recompensas económicas<br />
del sistema.<br />
¿Conocer? Toda la actividad artística<br />
con vocación creadora ha pretendido a lo<br />
largo de la historia producir conocimiento,<br />
de un lado, y comunicación, de otro.<br />
Desde el músico al escritor, desde el pintor<br />
al arquitecto genuinos, han albergado<br />
la ambición de descubrir algo y ofrecer ese<br />
plus al mayor número de gentes con la<br />
precisión más alta. El obsequio con el que<br />
se disponían a enriquecer la vida era un<br />
lote de belleza. Pero no de un lote de belleza<br />
al estilo de las cremas maquilladoras,<br />
sino una entrega estética y moral que basculaba<br />
entre la serenidad y la angustia, el<br />
equilibrio y el desafío. La evocación de estos<br />
postulados –los postulados de conocer<br />
y transmitir ese nuevo conocimiento– sigue<br />
reinando en el alma del buen artista<br />
(el viejo artista adolescente), pero ya muchos<br />
otros, aleccionados en la proclama de<br />
la venta, centellean en la hoguera del fin<br />
de siglo posmoderna, policéntrica y legitimadora<br />
del “todo vale” en un universo<br />
donde unos valores no han sustituido precisamente<br />
otros nuevos, sino donde reina<br />
la dispersión y fragmentación del valor.<br />
El mismo sistema de producción y<br />
distribución del arte ha superado ya a la<br />
existencia del arte mismo, y tanto la creación<br />
como el nombre del autor están pasando<br />
a engrosar el sumario de marcas;<br />
como las marcas de coches, de vinos, de<br />
vestidos. De esta manera, cuando un pintor<br />
o un arquitecto o un escritor encuentra<br />
una fórmula que estalla en resultados<br />
mercantiles, la repetirá hasta el hastío para<br />
procurar no extraviarse del capital que le<br />
concede su conquistada imagen de marca.<br />
Un Richard Meir es igual en el Museo de<br />
Arte Contemporáneo de Barcelona que en<br />
el Centro Cultural Getty de Los Ángeles;<br />
un Calatrava es tan igual a sí mismo que<br />
hasta los pequeños municipios le encargarán<br />
un paso elevado de peatones de 30<br />
metros con la ilusión de decorarse con el<br />
prestigio de su lujo internacional.<br />
Hay excepciones, claro está; pero no<br />
muchas. Puesto que los tiempos, los estilos,<br />
los objetos, pueden ser intercambiables<br />
(desde el minimalismo de Dan Flavin<br />
y Morris hasta la arquitectura tecnológica<br />
de Rogers, desde la estética de Kinari de<br />
Tadao Ando hasta el brutalismo de Sáenz<br />
de Oíza, desde las esculturas de Miguel<br />
Ángel a las sillas de Mendini), todo el gusto<br />
ha ingresado en la esfera de una ingesta<br />
rápida a la que ni siquiera sofrenan los reciclajes<br />
o los remakes.<br />
Efectivamente, la velocidad del consumo,<br />
la condición de lo efímero, la facilidad<br />
de aparición y re-presentación, se suman<br />
a los caracteres del presente discontinuo<br />
que definen el último segmento de la<br />
centuria. No hay apenas nada, en la política,<br />
en la ciencia, en las catástrofes naturales<br />
o en las artes que no pase con el fulgor<br />
del espectáculo. Y apenas hay algo que pese<br />
o haga ganar peso capaz de desequilibrar.<br />
El aparato digestivo del sistema productivo<br />
sigue la recomendación dietética<br />
del consumo de diuréticos y fibras para<br />
una eliminación fácil. A medida que se estrecha<br />
el tracto de esta centuria actúa con<br />
más eficacia la dinámica del teorema de<br />
Bernouilli, que hace pasar los fluidos con<br />
redoblada rapidez.<br />
El cine, los libros, las exposiciones de<br />
Zurbarán, Velázquez, las exposiciones de<br />
Cartier, las cenas sociales en el Metropolitan<br />
Museum, con o sin Gianni Versacce<br />
en sus salas, las antigüedades, las ropas<br />
orientalistas de Terry Mugler, las carteras<br />
de Botega Venetta, el tratamiento facial de<br />
Elisabeth Arden, el Beaubourg, Virgin, los<br />
nuevos FNAC de 8.000 metros cuadrados,<br />
Frank Stella, las joyas de Creperio<br />
Due, los zapatos de Brooks Brothers, Van<br />
Gogh, los diseños electrónicos de Bob<br />
Brunner, las óperas de Peter Sellars, el paleto<br />
de jicama con mostaza de ruibarbo,<br />
las lámparas de Iguzzini, Michael Jackson,<br />
Calderón de la Barca, Don Quijote, Magic<br />
Johnson, las mafias rusas, China, todo<br />
está convertido en el mismo espectáculo<br />
del entertainment. En Estados Unidos se<br />
gasta ya más en entretenimiento que en<br />
gastos para enseñanza primaria y secunda-<br />
ria juntas, y esta viene a ser la deriva universal<br />
imparable. Jamás como en la década<br />
de los noventa los museos, las óperas, las<br />
salas de exposición o los ballets se encontraron<br />
más concurridos. Nunca se publicaron<br />
y vendieron tantos libros en España<br />
como ahora, no importa qué.<br />
Por tanto, ¿a cuento de qué pretender<br />
salvar la creación y la cultura de su vulgarización?<br />
O, simplemente, ¿hay algún modo<br />
de hacerlo? Nadie sabe, por otra parte,<br />
gran cosa en este ocaso secular porque todo<br />
fin de siglo conlleva un brinco en el<br />
vacío; un arco entre el apagón de las luces<br />
ya ilustradas y la ignorancia sobre la próxima<br />
iluminación. La pintura, la música,<br />
la domática, la arquitectura, el vestido<br />
baby-doll, el planeta Gaia… se conjugan<br />
en este tiempo del cine negro, las ropas<br />
negras, el dinero negro, el libro negro del<br />
comunismo, esperando que el tragaluz de<br />
los ceros del 2000 aporte alguna claridad.<br />
¿Bueno?, ¿malo?, ¿regular?; el arte de la última<br />
década se acumula como las sobras o<br />
las sombras, más o menos reprocesadas,<br />
en la muy accidentada digestión del siglo<br />
XX. Y la cultura, la creación, la clientela,<br />
la política, serán pronto en la historiografía<br />
el testimonio de las confusiones y los<br />
empachos del siglo del consumo, coincidiendo,<br />
justamente, con el consumo del<br />
siglo. Una vez que los ciudadanos se han<br />
convertido en clientes, la creación en producción,<br />
la cultura en información, la política<br />
en gestión y el porvenir en entelequia,<br />
la sociedad no sabe de sí misma sino<br />
a través de las noticias del mercado. Y en<br />
tanto la creación no recupere su identidad,<br />
la cultura su dignidad y la política su<br />
proyecto humano, nuestro mundo será<br />
una formación merecedora de alcanzar un<br />
perfecto punto muerto. Un perfecto punto<br />
muerto para, una vez allí, fermentando<br />
en su ofuscación, la energía recupere el<br />
sentido del valor y con ella la aventura de<br />
imaginar una circunstancia políticamente<br />
más viva y socialmente más culta y progresiva.<br />
n<br />
Vicente Verdú es periodista y escritor. Autor de<br />
El planeta americano y China Superstar.<br />
14 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 85