10.05.2013 Views

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CUBA Y ESPAÑA: EL MUNDO<br />

bras de aquel país mítico de que<br />

me hablaba mi abuelo, sé que<br />

en ningún lugar ha estado tanto<br />

España en Cuba como en su literatura.<br />

No es que se trate de<br />

atravesar el espejo porque me<br />

sienta mejor del otro lado, no es<br />

que me apoye en la literatura<br />

porque sea de todos los mundos<br />

el único que me importa. Se trata<br />

de una indiscutible certeza.<br />

Lo más hermoso y permanente<br />

que España nos ha dejado es la<br />

obsesión de su fantasía escrita.<br />

Los avatares de nuestra literatura<br />

reflejaron siempre una pelea<br />

saludable en contra y a favor de<br />

los modelos peninsulares. La literatura<br />

cubana, como cualquier<br />

otra del resto del continente, comenzó<br />

imitando los modelos españoles.<br />

Los primeros balbuceos<br />

en ese mundo son un largo poema<br />

en octavas reales, con reminiscencias<br />

del Garcilaso de las<br />

Églogas, y una comedia titubeante,<br />

a medio camino entre Lope<br />

y Calderón. Luego, a medida<br />

que Cuba pasaba de tierra de<br />

tránsito, de factoría, a isla y país,<br />

el primer gran poeta vio su espíritu<br />

romántico constreñido<br />

por la retórica del XVIII, e intentó<br />

hallar inútilmente, con<br />

formas españolas, un tono nacional.<br />

La preocupación de estos<br />

primeros escritores, criollos en<br />

la sensibilidad, españoles en el<br />

pensamiento, en cierto modo<br />

condiciona una preocupación<br />

que se hallará casi siempre entre<br />

nosotros: el deseo de ser civilizados,<br />

de no desmerecer frente a<br />

Europa. (¿Y no fue ésta acaso<br />

durante años la inquietud de España<br />

frente al resto del continente,<br />

aquella famosa dicotomía<br />

entre españolismo y europeísmo<br />

que tanto perturbó el sueño de<br />

la generación del 98?). Después,<br />

como se supondrá, Cuba volvió<br />

los ojos hacia Francia. Para tomar<br />

la frase de don Miguel de<br />

Unamuno, hablamos horrores<br />

de España como perfectos españoles.<br />

Se iniciaron las guerras de<br />

independencia. Era la época dichosa<br />

de Manuel Gutiérrez Nájera,<br />

de Julián del Casal y de ese<br />

titán llamado Rubén Darío.<br />

También fueron los años en que<br />

el cubano José Martí comenzó<br />

su labor de poeta y revolucionario.<br />

Detengámonos un breve<br />

instante: José Martí, un hombre<br />

inaudito que al propio tiempo<br />

que ayudaba a fundar una nación<br />

escribía una prosa, brillante,<br />

complicada, y componía endecasílabos<br />

raros con los que<br />

ayudaba a fundar un movimiento<br />

poético: el Modernismo. ¿Y<br />

no llama la atención que el<br />

hombre que arrebató a España<br />

las últimas de sus colonias escribiera<br />

en Versos sencillos: “Para<br />

Aragón en España / tengo yo en<br />

mi corazón, / un lugar todo Aragón<br />

/ franco, fiero, fiel, sin seña”?<br />

¿No llama la atención que<br />

este hombre, de padre valenciano<br />

y madre canaria, educado en<br />

Madrid y Zaragoza, en medio<br />

de la batalla por la que sacrificaría<br />

tantas cosas, hasta la vida, incitara<br />

desde el periódico Patria a<br />

la igualdad entre españoles y<br />

criollos?<br />

La generación del 98, cuyo<br />

centenario está conmemorando<br />

todo el que hable nuestro idioma,<br />

tuvo en la isla tantas repercusiones<br />

como en España. El tono<br />

apasionado y severo de Unamuno,<br />

la preocupación de<br />

Azorín por las “pequeñas cosas”,<br />

el buen gusto maravillosamente<br />

decadente de Valle, la prosa<br />

anarquista de Baroja, el verso<br />

limpio de Machado, provocaron<br />

acciones y reacciones, es decir,<br />

hicieron vivir a la cultura cubana.<br />

La que, a mi modo de ver, se<br />

halla entre las más excitantes novelas<br />

publicadas en español<br />

durante el siglo pasado, La Regenta,<br />

junto con el gigantesco<br />

esfuerzo de Benito Pérez Galdós,<br />

ayudaron a conformar las<br />

primeras narraciones importantes<br />

en Cuba. La figura provocadora<br />

y controversial de Ortega y<br />

Gasset y la Revista de Occidente,<br />

que sirvieron para ir al encuentro<br />

con lo más actual del pensamiento<br />

en la primera mitad del<br />

siglo.<br />

Lo que sucedió después, ya se<br />

sabe. Federico García Lorca, que<br />

acababa uno de sus libros más<br />

grandes, Poeta en Nueva York,<br />

obsesionado ya con la idea inexplicable<br />

de El público, se alucinó<br />

en La Habana, y fue huésped de<br />

los hermanos Loynaz en aquella<br />

casa quimérica, elegante, al borde<br />

del mar, que Dulce María<br />

inmortalizó en su novela Jardín.<br />

Manuel Altolaguirre publicando<br />

a Shelley en ediciones bilingües.<br />

El doctor Gustavo Pittaluga dialogando<br />

sobre el destino de Cuba.<br />

El poeta caprichoso y arbitrario,<br />

Juan Ramón Jiménez,<br />

reuniendo poemas para una antología<br />

que haría época, de la<br />

que aún se habla, La poesía cubana<br />

de 1936, e influyendo en<br />

José Lezama Lima y los demás<br />

poetas de Orígenes, e incluso fiel<br />

a su destino beligerante provocando<br />

el cisma de Lezama y Rodríguez<br />

Feo (el pleito de Juan<br />

Ramón contra Vicente Aleixandre<br />

y Jorge Guillén influyendo<br />

en la cultura cubana). La presencia<br />

luminosa de María Zambrano,<br />

descubridora –española<br />

al fin– de “la Cuba secreta”. El<br />

paso por La Habana, inolvidable<br />

por supuesto, de uno de los más<br />

extraordinarios poetas españoles<br />

de todos los tiempos, Luis Cernuda.<br />

Y tantos y tantos otros con<br />

quienes se podía borrar en algo<br />

nuestra condición aislada, nuestra<br />

fatal condición de isla.<br />

Es preciso revelar que, para<br />

los cubanos, la llegada de un libro<br />

o de un poeta de tierra firme<br />

provoca júbilo semejante al que<br />

debieron sentir los primeros habitantes<br />

de La Habana al ver entrar<br />

la Flota en la bahía. Es algo<br />

que, por un momento al menos,<br />

contradice aquella terrible definición<br />

del Diccionario de la Academia<br />

de que isla es “porción de<br />

tierra rodeada de agua por todas<br />

partes”. Por mucho tiempo, hemos<br />

esperado la llegada de un libro<br />

de México, de Buenos Aires,<br />

de Madrid y Barcelona. Hace<br />

años, eran las publicaciones<br />

de la Residencia de Estudiantes,<br />

de Rafael Caro Raggio, de Aguilar,<br />

de la viuda de Luis Tasso,<br />

gracias a la cual tuvimos a todo<br />

Balzac. Más tarde serían Seix Barral;<br />

Alfaguara; Tusquets; Alianza<br />

Editorial, con las hermosas<br />

cubiertas de Daniel Gil; Pedro<br />

Salinas, que nos hizo conocer a<br />

Proust; José María Valverde, que<br />

desveló Ulysses. Y si es cierto que<br />

durante los primeros tiempos de<br />

la Revolución conocimos una<br />

intensa vida editorial, desde hace<br />

algunos años, con el endurecimiento<br />

de la pobreza económica<br />

de Cuba, el libro, que llega<br />

de cualquier parte pero en primer<br />

lugar de esta tierra, se ha<br />

convertido en el mejor modo de<br />

conjurar el encierro que provocan<br />

la historia y el mar.<br />

Se comprenderá, pues, que<br />

mediante el idioma hemos llegado<br />

los cubanos a España, y de<br />

ella al resto del mundo. Se comprenderá<br />

que es algo más que un<br />

idioma, porque es un puente,<br />

un gran puente que, aunque no<br />

se le ve, ha estado siempre salvándonos<br />

del persistente aislamiento.<br />

Sin hablar, claro está, de<br />

la acogida que aquí han recibido<br />

tantos hermanos que han conocido<br />

la inclemencia del exilio.<br />

Gastón Baquero, uno de los mejores<br />

poetas cubanos, debió vivir<br />

en Madrid 37 años; en Madrid<br />

murió, sin volver a Cuba. España<br />

ha sido para nosotros un modo<br />

de estar en el mundo. Y<br />

cuando uno se siente acorralado<br />

en la isla, encerrado, frente al<br />

mar, mirando esa línea no tan<br />

imaginaria del horizonte, y recuerda,<br />

como mi abuelo don<br />

Ramón Pazó, que hay países extensos,<br />

de geografía múltiple y<br />

diferentes almas, países que representan<br />

sumas de países, con<br />

desiertos y montañas, y nieves, y<br />

grandes ciudades y primaveras,<br />

se reconcilia uno entonces con la<br />

vida, con la isla, deja de aterrarse<br />

con los espacios infinitos y<br />

siente, como aquellos primeros<br />

habaneros que con los ojos esperanzados<br />

veían entrar la Flota<br />

en la bahía, el consuelo de saber<br />

que el mundo es algo que existe<br />

en realidad y al que uno, a pesar<br />

de todo, pertenece. n<br />

Abilio Estévez es novelista. Autor de<br />

Tuyo es el reino.<br />

62 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 85

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!