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JAVIER TUSELL - Prisa Revistas

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xia liberal. El propio director del mensual<br />

francés de izquierda, el español Ignacio<br />

Ramonet, ha inventado una palabra para<br />

eso: “globalitarismo” 14 . Dejando aparte a<br />

los altos funcionarios y a los asesores de<br />

los organismos internacionales determinantes<br />

en los procesos globalizadores, como<br />

pueden ser, por ejemplo, el Fondo<br />

Monetario Internacional o la OCDE, hay<br />

autores notables que predican con entusiasmo<br />

contagioso, no ya la globalización<br />

como reanimadora de las economías tristes,<br />

sino incluso como generadora de verdadera<br />

“felicidad” 15 . Más austero, el especulador<br />

y sin embargo filántropo George<br />

Soros, un húngaro global, apunta los “tremendos<br />

beneficios” que para la economía<br />

mundial ha tenido la integración, a pesar<br />

de reconocer que “los beneficios del capitalismo<br />

global están desigualmente distribuidos”<br />

16 . Todo ha entrado al debate. Incluido<br />

el oportunismo: Henri Guaino, un<br />

alto funcionario francés, comisario del<br />

Plan, mantenido en su puesto por los socialistas<br />

después de la victoria de Jospin,<br />

se declaró víctima del “pensamiento único”<br />

cuando fue destituido el pasado 2 de<br />

enero 17 ; y eso a pesar de haber proclamado<br />

meses atrás la bondad infinita de los<br />

procesos de mundialización, “que no condena<br />

a las naciones, sino que las pone en<br />

competición, obligando a sacar lo mejor<br />

de cada una de ellas” 18 .<br />

A la vista de lo avanzado de la tensión<br />

en el debate, es muy posible que la larga<br />

perspectiva con que contemplan algunos<br />

autores la globalización, remitiéndose hasta<br />

el siglo XVI, se nos antoje un tanto exquisita<br />

como para sofocar nuestras inquietudes<br />

del momento, a unos cuantos meses<br />

del siglo XXI. Tampoco nos resultan de<br />

gran utilidad las agudas observaciones de<br />

Paul Krugman cuando se pregunta “¿por<br />

qué imaginamos que el mercado global es<br />

algo nuevo? Porque la política destruyó<br />

aquella primera economía global” (se refiere<br />

a la existente antes de la Primera<br />

Guerra Mundial) y ofrece un dato curioso:<br />

fue necesario llegar a 1970 para igualar<br />

el nivel del comercio mundial de 1913 19 .<br />

Pero, puestos a reivindicar autorías históri-<br />

14 Ignacio Ramonet, “Régimes globalitaires”,<br />

Le Monde Diplomatique, pág. 1, janvier 1997.<br />

15 Alain Minc, La mondialisation heureuse,<br />

Plon, París, 1997.<br />

16 George Soros, “Hacia una sociedad abierta<br />

global”, El País, 23-12-1997, pág. 15.<br />

17 Le Monde, “Le commissaire au Plan dénonce<br />

le ‘triomphe de la pensée unique”, Samedi 3<br />

janvier, 1998, págs. 1 y 5.<br />

18 Le Monde Dossiers & Documents, Deux Reponses.<br />

Henri Guaino, septembre 1997, pág. 2.<br />

Nº 85 n CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA<br />

cas, no les faltan razones a los marxistas<br />

para reivindicar a algunos de sus propios<br />

profetas, por obsoletos que parezcan sus<br />

nombres: Rudolf Hilferding, Karl<br />

Kautsky, Rosa Luxemburgo y Nikolai Bujarin.<br />

A ellos se refiere Vidal Villa como el<br />

“selecto grupo de autores que supo ver la<br />

dinámica interna que llevaba al capitalismo<br />

hacia la mundialización”, hace ahora<br />

más o menos un siglo 20 .<br />

Ya hemos visto sumergida a la globalización<br />

en aguas angélicas o satánicas<br />

–que ángeles todos son– antes de ver si<br />

era capaz de nadar; la vemos reclamada<br />

por los profetas antes de valorar su verdadero<br />

poder. ¿Será la globalización un fenómeno<br />

determinante como para hacer<br />

cambiar la era de la historia, la celebraremos<br />

en los ritos milenaristas que vivimos<br />

como un evento más, del que ya se queman<br />

sus fuegos artificiales? La velocidad y<br />

la amplitud de campo de los fenómenos<br />

pueden afectar también a su color. Las<br />

transformaciones económicas y sociales a<br />

las que se está sometiendo al mundo como<br />

consecuencia de la globalización se<br />

contemplan por los más prudentes analistas<br />

como cambios de cualidad. Incluso si<br />

sólo se tiene presente el cambio de escala<br />

en el mercado, se ve ese cambio como salto,<br />

como ruptura y no como mera evolución<br />

21 . Son demasiados y demasiado rápidos<br />

los asuntos y las gentes afectadas. En<br />

realidad, es toda la gente la afectada, tanto<br />

si es porque participan como si es, precisamente,<br />

porque no participan.<br />

La globalización la sitúan muchos de<br />

los teóricos sociales de nuestro tiempo en<br />

el tránsito de la modernidad hacia la posmodernidad,<br />

si es que se ha producido ya.<br />

En esa polémica han participado importantes<br />

pensadores, algunos fast thinkers y<br />

un buen número de modestos aficionados,<br />

tales son los escenarios generosos de la libertad.<br />

En la línea de Habermas, es decir,<br />

de quien no considera que los fenómenos<br />

a los que venimos asistiendo hayan sido<br />

tan definitivamente modificadores del<br />

cambio de época como para enterrar la<br />

modernidad y haber pasado definitivamente<br />

a la posmodernidad, se encuentra<br />

uno de los sociólogos “de moda”, el británico<br />

Anthony Giddens 22 , que sitúa tales<br />

19 Paul Krugman, El internacionalismo ‘moderno’.<br />

La economía internacional y las mentiras de<br />

la competitividad, pág. 149, Crítica, Grijalbo-Mondadori,<br />

Barcelona, 1997.<br />

20 José María Vidal Villa, Mundialización,<br />

Icaria-Antrazyt, Barcelona, 1996.<br />

21 Jordi Canals, La nueva economía global, Expansión-Deusto,<br />

Bilbao, 1993.<br />

JACINTO PÉREZ IRIARTE<br />

fenómenos del capitalismo tardío en la “alta<br />

modernidad”, el periodo final, por tanto,<br />

de la modernidad, que pone fin en la<br />

historia al proyecto ilustrado. En realidad,<br />

la modernidad fue “la primera forma de<br />

organización social que adquirió un predominio<br />

global” 23 . La globalización es la<br />

tendencia natural del proyecto ilustrado<br />

que conocemos con el nombre de modernidad<br />

y que aún planea en los programas e<br />

ilusiones de tantas organizaciones políticas<br />

que conciben la historia como progreso.<br />

Parodiando la clásica ubicación del comunismo<br />

como la fase o el estadio superior<br />

del socialismo, podríamos decir que la globalización<br />

es la fase superior de la modernidad.<br />

La definición consecuente que da<br />

Giddens de mundialización es “la intensificación<br />

de las relaciones sociales en todo<br />

el mundo por las que se enlazan lugares lejanos,<br />

de tal manera que los acontecimientos<br />

locales están configurados por acontecimientos<br />

que ocurren a muchos kilómetros<br />

de distancia o viceversa” 24 . Entiende<br />

Giddens que ese proceso es dialéctico, de<br />

tal modo que hasta la transformación local<br />

es parte de la mundialización. En suma,<br />

que lo local también es mundial.<br />

3. Una ola gerencialista gobierna<br />

el proceso globalizador, en el que los<br />

conservadores rechazan ser liberales<br />

y las democracias se hacen “iliberales”.<br />

La globalización corre el grave riesgo de<br />

osar explicarlo todo para acabar sin explicar<br />

nada, lo mismo que en el caso del ciego<br />

y el elefante (es una cosa dura y afilada<br />

cuando toca el colmillo; gruesa y redonda<br />

cuando toca la panza; larga y flexible si toca<br />

la trompa). Se ataca o defiende la globalización<br />

para atacar o defender algunas de<br />

22 Director de la London School of Economics<br />

desde hace poco más de un año, Anthony<br />

Giddens es más conocido por su dimensión académica,<br />

aunque su dimensión política ha adquirido<br />

relieve al ser considerado inspirador de las ideas del<br />

primer ministro Tony Blair, que configuran el llamado<br />

“centrismo radical”, concepto que algunos<br />

oportunistas ajenos a la tradición liberal han intentado<br />

fagocitar, tergiversando claramente el debate.<br />

Giddens ha redefinido las posiciones políticas radicales<br />

a partir del pensamiento conservador en Más<br />

allá de la izquierda y la derecha, Cátedra, Madrid,<br />

1996. Las tesis de Giddens en relación con la globalización<br />

y la modernidad, con independencia de<br />

su calidad científica, cuentan con un amplio consenso<br />

entre los analistas. Pueden encontrarse en<br />

Consecuencias de la modernidad, Alianza Universidad,<br />

Madrid, 1994, y en Las consecuencias perversas<br />

de la modernidad (con Bauman, Luhmann y Beck,<br />

comp. de Josetxo Beriáin), Anthropos, Barcelona,<br />

1996.<br />

23 David Lyon, Postmodernidad, Alianza Editorial,<br />

Madrid, 1996.<br />

24 Giddens, Consecuencias..., págs. 67 y sigs.<br />

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