descargar libro - Biblioteca Virtual Universal
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dos años de edad, dispuso en una cláusula de su testamento que el<br />
estandarte de la ciudad, con la carta autógrafa del municipio, fuese<br />
devuelto al Perú. La histórica y preciosa bandera encerrada en una caja de<br />
jacarandá; sobre la que en relieve dorado se veían las armas de la<br />
república, permaneció algunos años arrinconada en el salón de uno de los<br />
ministerios, hasta que desapareció en uno de los patrioteros ataques de<br />
que ha sido víctima nuestro vetusto palacio de los virreyes.<br />
—[133]<br />
El retrato de Pizarro<br />
Retrato de Francisco Pizarro, copiado del que existe en Lima.<br />
Tumba de Pizarro en la bóveda de la catedral<br />
El conquistador del Perú, menos afortunado en esto que el de Méjico,<br />
apenas si ha legado a la posteridad una copia de su rostro, y es la que<br />
existe entre los cuarenta y cinco retratos que componen la galería de<br />
gobernadores y virreyes que el Perú tuvo en los siglos del coloniaje,<br />
galería que visitan los viajeros en uno de los salones de la <strong>Biblioteca</strong><br />
Nacional.<br />
Entre los grabados o láminas de muchos <strong>libro</strong>s hemos encontrado el busto de<br />
Pizarro; pero siempre es un Pizarro de fantasía. Lo representan con rostro<br />
oval y barba pobladísima, vestido de hierro y con casco, en cuya cimera<br />
flamea vistoso y elegante plumaje. Es un Pizarro como el poeta y el<br />
artista se lo imaginan que debió ser, y no como fue en realidad.<br />
España misma no tiene un retrato de Pizarro tal como se le conoció en<br />
Lima, y ni el Municipio de las ciudades por él fundadas (Lima y Trujillo)<br />
posee la imagen del fundador.<br />
Tiempo es ya de reparar este descuido, encomendando los alcaldes a<br />
nuestros más aventajados pintores copia del que existe en la <strong>Biblioteca</strong><br />
Nacional de Lima, retrato que empieza a deteriorarse, más que por —134<br />
el transcurso de tres siglos y cuarto, por la incuria en que antes se le<br />
tuvo.<br />
En 1571, bajo el gobierno del virrey don Francisco de Toledo, esto es, a<br />
los treinta años de muerto Pizarro, acordó el Cabildo de Lima colocar en<br />
su sala de sesiones el retrato del marqués y los de Gasca, Vaca de Castro,<br />
Núñez Vela, conde de Nieva y marqueses de Mondéjar y de Cañete. Pagose en<br />
ochenta ducados cada lienzo, y como en Lima no había aún pintores que<br />
mereciesen el nombre de artistas, encomendose el trabajo a tres españoles<br />
aficionados al arte de Apeles.<br />
El designado para hacer el retrato de don Francisco fue un andaluz cuyo<br />
nombre no hemos alcanzado a descubrir. El pintor se había establecido en<br />
Lima en 1538, conocido y tratado bastante al gobernador Pizarro, que<br />
pasaba gran parte de su tiempo recorriendo la ciudad para activar la<br />
construcción de edificios.