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es cierto que aún no había limeñas.<br />
El Cabildo se propuso poner a raya a los sastres, y dictó una ordenanza o<br />
arancel, contra el cual se insolentó Pedro Gutiérrez, que era el más<br />
caracterizado del gremio. Y diose a murmurar con tanta destemplanza contra<br />
sus señorías los alcaldes, que éstos se amostazaron, enviaron al alguacil<br />
en busca del maldiciente, le echaron una peluca de padre y muy señor mío y<br />
por seis horas lo enjaularon en la cárcel. En la mar los lenguados, y en<br />
chirona los deslenguados.<br />
Pero Pedro Gutiérrez, el sastrecillo, era más templado que sus tijeras, y<br />
elevó recurso al Cabildo; recurso que, sin alterar su ortografía, copio<br />
del tomo 42 de Documentos del Archivo de Indias.<br />
«Muy magnífico señor, y muy nobles señores:<br />
»Pedro Gutiérrez, sastre y vezino de esta Cidbad, beso la mano de<br />
Vuestra Señoría e Mercedes, e digo: Que por Vuestra Señoría e<br />
Mercedes fue mandada tasar la ropa de vestir que fazen los sastres,<br />
e cada uno cobrasse e le hobieron de pagar las dichas ropas que<br />
fizciesen, en lo cual yo e los otros de mi oficio recibimos mucho<br />
daño e perjuicio, ansí porque nos ponen precios de las dichas ropas<br />
e son muy pequeños, de manera que con ellos no ganamos de comer,<br />
según están los mantenimientos de pan, e vino e carne, que valen tan<br />
caros que una hanega de maíz vale dos castellanos, e más una oveja<br />
siete pesos, e aun assí no se falla, de manera que antes vendo de lo<br />
que tengo ganado para comer, que no lo gano de presente. Por tanto<br />
suplico a Vuestra Señoría e mercedes hayan por bien quitar la dicha<br />
tasa e arancel, e si así Vuestra Señoría e Mercedes lo fizcieren,<br />
farán bien e lo que es de justicia e a lo que son obligados; pues en<br />
Castilla no hay tassas ni aranceles en lo de los oficios de<br />
sastrería. E donde no lo quitasen Vuestra Señoría e Mercedes,<br />
protesto de me quexar ante su Majestad del agravio que recibo con la<br />
dicha tasa o arancel».<br />
El Cabildo se reconcomió con la amenaza del zurcidor de tela, de ocurrir<br />
al mismo rey en demanda de justicia, y después de alambicarlo en dos<br />
sesiones borrascosas, decretó:<br />
-«Proveído lo que conviene, está bien proveído; e de presente no<br />
puede proveerse otra cosa, e quéxese como quexarse le pluguiere-. E<br />
yo, Domingo de la Presa, escribano e notario público, fui presente a<br />
lo que proveído es, e por ende fize este mío signo en testimonio de<br />
verdad.- Domingo de la Presa».<br />
¡Vaya un apellido muy de escribano!<br />
Para testarudo Pedro Gutiérrez. Lo ofreció y lo cumplió. Pidió copia<br />
—11de lo actuado, diósela el de la Presa por su correspondiente<br />
cumquibus, y memorialito a España. Helo aquí:<br />
«Sacra, Cesárea, Cathólica Majestad:<br />
»Pedro Gutiérrez, sastre, vezino de la cibdad de los Reyes, que es