12.05.2013 Views

descargar libro - Biblioteca Virtual Universal

descargar libro - Biblioteca Virtual Universal

descargar libro - Biblioteca Virtual Universal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

según la cual la elección de prefecto general se ejecutaría cada seis<br />

años, determinándose que en un período la elección se hiciese en Lima, y<br />

en el siguiente en Méjico. Los votantes debían hacerlo en cedulillas<br />

idénticas en la forma a las que emplean los cardenales en cónclave.<br />

En esta íntima concesión o prerrogativa fincaban su orgullo los<br />

belethmitas; pues su prefecto general era el único superior, entre los de<br />

todas las órdenes religiosas de la cristiandad, cuya elección se asemejara<br />

en algo a la de un Papa.<br />

En 1696 emprendió fray Rodrigo viaje de regreso. Nada le quedaba ya por<br />

obtener de Roma, y creía afianzada sobre bases sólidas la vida de su<br />

instituto.<br />

Llegado a Lima, el virrey se negó a darle el tratamiento que como a<br />

prefecto general le correspondiera, obstinándose en considerarlo sólo como<br />

a provincial, y privándolo de asiento en algunos actos de oficial<br />

publicidad. Esto provocó un proceso o querella, que en 27 de junio de 1700<br />

decidió el monarca en favor de fray Rodrigo.<br />

El prefecto general, después de hacer fundaciones en Potosí, Huaraz y<br />

Quito, pasó a Méjico, en cuya ciudad murió por consecuencia de un ataque<br />

de gota el 23 de septiembre de 1716.<br />

IV<br />

A los indios del Cuzco les hizo creer algún bellaco que los belethmitas<br />

degollaban a los enfermos para sacarles las enjundias y hacer manteca para<br />

las boticas de Su Majestad (sic). Así, cuando encontraban en la calle a un<br />

belethmita, le gritaban ¡Naca! ¡Naca! (degolladores o verdugos), —65<br />

lo colmaban de injurias, le tiraban piedras, y aun sucedió que por<br />

equivocación mataran a un religioso de otra orden.<br />

Fray Rodrigo fue en cierta ocasión a un pueblo situado a cinco leguas del<br />

Cuzco. Al pasar por una calle, un indio albañil empezó a gritar:<br />

-¡Maten a ese naca!<br />

Y al lanzar una piedra, resbalose del andamio o pared y se descalabró.<br />

Con este trágico acontecimiento empezó el pueblo a mirar con aire de<br />

supersticioso temor a los hospitalarios, y fue preciso otro suceso casi<br />

idéntico, para que el temor se cambiase en respeto y aun en cariño popular<br />

por los belethmitas.<br />

Aconteció que unas hembras de esas de patente sucia iban por la calle en<br />

compañía de unos mozos tarambanas, echando por esas bocas sapos, lagartos<br />

y culebrones, cuando acertaron o desacertaron a pasar dos belethmitas.<br />

-Cállate, mujer -dijo uno de los calaveras-, y deja pasar a estos santos.<br />

-¡Qué santos ni qué droga! -contestó la moza-. ¡Bonita soy yo para<br />

cuidarme de estos perros nacas!<br />

Y no habló más; porque se le torció la boca, y rostrituerta habría quedado<br />

para siempre si los nacas no hubieran hecho el milagro de curarla.<br />

Es incuestionable que ninguna fundación habría alcanzado en América mayor<br />

importancia y popularidad que la de los belethmitas; pero después de la

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!