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muerte de fray Rodrigo, los mismos hermanos se encargaron de<br />

desacreditarla con sus frecuentes querellas sobre inteligencia de las<br />

Constituciones y Breves, con sus motines y simonías y con escándalos de<br />

otro género en Guadalajara, Puebla de los Ángeles, Habana, Méjico y<br />

Guatemala. Las cosas llegaron a extremo de que muchos belethmitas colgaron<br />

los hábitos y... se casaron en toda regla. Verdad que podían hacerlo; pues<br />

no eran sacerdotes, ni sus votos de los más solemnes.<br />

Sólo la cuestión de si los capítulos debían llamarse congregación, junta o<br />

dieta, motivó grandes tumultos; y así, por cuestión de una palabrita,<br />

empezó la ruina de los hospitalarios en Guatemala.<br />

Mas a fuer de justiciero cronista quiero también dejar consignado que los<br />

belethmitas del Perú distaron mucho de parecerse a sus hermanos de los<br />

otros países de América, en cuanto a poca pureza de costumbres, y que por<br />

su caridad para con los pobres enfermos se hicieron siempre merecedores de<br />

cariñoso elogio social y de bendiciones de los agradecidos convalecientes.<br />

En sus mejores tiempos, los belethmitas peruanos asistían en el hospital<br />

del Refugio o de Incurables hasta a cincuenta infelices al cargo de —66&#8594;<br />

ocho religiosos, y en la casa grande de Barbones hubo ocasión en que<br />

cuarenta hermanos atendieron a ciento sesenta enfermos. Y en el Cuzco,<br />

donde la enfermería tuvo capacidad para admitir hasta ciento veinte<br />

tarimas, llegaron a veintiocho los conventuales.<br />

Aquí deberíamos dar por terminada nuestra crónica; pero no lo haremos sin<br />

consagrar un rápido y final capítulo al tan famoso nacimiento de Barbones,<br />

pintándolo tal como tuvimos la suerte de conocerlo en la niñez y<br />

ateniéndonos a nuestras reminiscencias de muchacho.<br />

V<br />

Uno de nuestros más gratos recuerdos de la ya lejanísima infancia es el<br />

del nacimiento que los padres Barbones exhibían desde el 24 de diciembre<br />

hasta el 6 de enero en la capilla de su convento. En la Lima antigua,<br />

aquellos eran quince días de fiesta y jolgorio perenne. ¿Qué madre limeña<br />

dejó de llevar a su nene al nacimiento? Contesten las que hoy son<br />

bisabuelas. Originariamente, el convento de belethmitas estuvo en la<br />

vecindad del Cercado; pero destruido por el terremoto de 1687, se trasladó<br />

a los terrenos de Barbones.<br />

Motivo de gran embeleso infantil eran las figuras de automático<br />

movimiento, para cada unas de las cuales tenían una copla las pallas que<br />

bailaban frente al nacimiento, o la banda de cantores y músicos dirigida<br />

por el maestro Hueso o el maestro Bañón, y de la que formaban parte la<br />

china Mónica, la Candelita del muladar, la Sin-monillo, el Niño Gato, ño<br />

Pan-con-queso y ño Cachito, personajes muchos de ellos inmortalizados por<br />

el lápiz caricaturesco de Pancho Fierro, el Goya limeño.<br />

Allí estaban la Virgen, San José y el Niño que movía la manita como para<br />

bendecir a los rapazuelos que lo contemplábamos boquiabiertos, mientras la<br />

china Mónica, alentada por un vasito de orines del Niño, que así llamaba

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