descargar libro - Biblioteca Virtual Universal
descargar libro - Biblioteca Virtual Universal
descargar libro - Biblioteca Virtual Universal
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
chiquitita la cama<br />
y... el mosquitero».<br />
Allí estaban Chepita la Capullo, con su saya de tiritas; Cantimplora, el<br />
alguacil del Cabildo, con su alguacilesca vara, y el teniente Ajiaco,<br />
guardián del orden; y el monigote Sopas-en-leche, botella en mano, a quien<br />
le aplicaban esta copla:<br />
«Santa Rosa de Lima,<br />
¿cómo consientes<br />
que en tu tierra se beba<br />
tanto aguardiente?<br />
¡Que sí, que sí! ¡Que no!<br />
Por la falta de cabuya<br />
no bailo mi trompo yo».<br />
Y en fin, casi todos los tipos populares de la ciudad figuraban en efigie<br />
en el nacimiento de Barbones.<br />
Había -recuerdo como si la estuviera viendo- una costurerita muy —69<br />
mona, con su delantal de olán, y muchos jazmines y aromas en el peinado de<br />
trenzas, a la que le cantaban:<br />
«¡Ojalá que ojalaras,<br />
muchacha, ojales!,<br />
me ojalaras la... chupa<br />
con alamares».<br />
Y una pescadora de bagres y camarones, que en el extremo del anzuelo<br />
mostraba a un currutaco de la época. Por aquella prójima decía la Candela<br />
del muladar:<br />
«Para pescar a un hombre<br />
se necesita<br />
una caña bien larga<br />
con mucha pita.<br />
A los hombres de ahora<br />
quererlos poco,<br />
y en ese poco tiempo