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éstas, para poner término a la curiosidad del belethmita por saber lo que<br />
pasa en el otro barrio, se amostazó hasta el punto de decirlo:<br />
«Amiguito, amiguito,<br />
en el otro mundo se hila<br />
muy delgadito».<br />
Tengo para mí que en nuestro siglo de espiritismo y de espiritistas habría<br />
sido Bethancourt un excelente medium.<br />
—62<br />
Pero si no puede negarse que el venerable Bethancourt puso los cimientos<br />
de la orden belethmítica, no fue él, sino su sucesor don Rodrigo Arias de<br />
Maldonado, o sea fray Rodrigo de la Cruz, quien la dio verdadera<br />
organización.<br />
Don José Sebastián de Goyeneche<br />
vigésimo segundo arzobispo de Lima<br />
Era don Rodrigo Arias de Maldonado un galán mancebo, nacido en Málaga en<br />
1637 y de la familia de los condes de Benavente. Nombrado su padre capitán<br />
general de Costa Rica, vino con él don Rodrigo en la clase de alférez de<br />
milicias; y por muerte del autor de sus días lo reemplazó, cuando sólo<br />
contaba veintidós años de edad, en el desempeño de la capitanía general.<br />
Cuatro años después, terminado su período de gobierno, el rey lo hizo<br />
marqués de Talamanca, y entonces fue de paseo a Guatemala, donde se<br />
enamoró locamente de una mujer casada. Ella aficionose también del<br />
gallardo don Rodrigo, y una noche acudió a una cita, y fue el caso que la<br />
dama se le quedó muerta en casa de éste. ¡Aquí de los aprietos del<br />
mancebo! Acudió al venerable Bethancourt, le reveló el conflicto en que se<br />
hallaba, y el siervo de Dios hizo el milagro de resucitar a la difunta.<br />
Parece que las damas guatemaltecas tenían la feísima costumbre de morirse<br />
en casa de sus amantes, a juzgar por dos o tres milagrosas resurrecciones<br />
de este calibre, relatadas en la Vida del venerable Pedro de San José.<br />
Resultó del percance la conversión del ex capitán general de Costa Rica y<br />
flamante marqués de Talamanca, quien sin pérdida de tiempo vistió el<br />
hábito de hospitalario, tomando el nombre de fray Rodrigo de la Cruz.<br />
Fue en 1667 cuando fray Rodrigo redactó la Constitución o Estatutos de los<br />
belethmitas, que Clemente X sancionó por bula de 2 de mayo de 1672, si<br />
bien ya la reina gobernadora doña Mariana de Austria, por cédula de 26 de<br />
junio de 1667 había autorizado la erección de hospitales belethmíticos en<br />
el Perú y Méjico.<br />
—63<br />
En 1671 vino a Lima fray Rodrigo de la Cruz, y patrocinado por el virrey<br />
conde de Lemus, procedió a la fundación del hospital, fundación aprobada<br />
después por Roma en bula de 3 de noviembre de 1674.