13.05.2013 Views

(Ripley 01) El talento de Mr. Ripley (a pleno Sol)(c.1)

(Ripley 01) El talento de Mr. Ripley (a pleno Sol)(c.1)

(Ripley 01) El talento de Mr. Ripley (a pleno Sol)(c.1)

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Y usted, ¿dón<strong>de</strong> estaba?<br />

—¿Cuándo?<br />

—Los días veintiséis y veintisiete <strong>de</strong> noviembre. Es <strong>de</strong>cir, al abandonar San Remo.<br />

—En Forte <strong>de</strong>i Marmi —contestó Tom—. Hice alto allí al regresar. Me alojé en una pensión.<br />

—¿En cuál?<br />

Tom movió la cabeza negativamente.<br />

—No recuerdo el nombre. Era un establecimiento muy pequeño.<br />

«Después <strong>de</strong> todo», pensó, «gracias a Marge podré <strong>de</strong>mostrar que Tom estuvo en Mongibello, vivito y coleando, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> San Remo. Así que, ¿por<br />

qué se empeñan en investigar en qué pensión se alojó Dickie Greenleaf el veintiséis y el veintisiete <strong>de</strong> noviembre?»<br />

Tom se sentó en el bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> la cama.<br />

—Todavía no acabo <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r qué les induce a pensar que Tom <strong>Ripley</strong> ha muerto.<br />

—Creemos que ha muerto alguien —contestó el oficial— en San Remo. Alguien murió en esa lancha, mejor dicho, fue asesinado. Por eso la hundieron... para<br />

borrar las manchas <strong>de</strong> sangre.<br />

Tom frunció el entrecejo.<br />

—¿Están seguros <strong>de</strong> que las manchas son <strong>de</strong> sangre?<br />

<strong>El</strong> oficial encogió los hombros, y Tom hizo lo mismo.<br />

—Me figuro que habría centenares <strong>de</strong> personas navegando en lanchas <strong>de</strong> alquiler en San Remo y en aquel mismo día.<br />

—No tantas. Sólo unas treinta. Tiene mucha razón, pudo haber sido cualquiera <strong>de</strong> esas treinta personas... o cualquier pareja <strong>de</strong> las quince, lo que viene a ser igual<br />

—añadió el policía con una sonrisa—. Ni siquiera sabemos el nombre <strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> ellas. Pero empezamos a creer que Thomas <strong>Ripley</strong> ha <strong>de</strong>saparecido.<br />

<strong>El</strong> policía <strong>de</strong>svió la mirada hacia un rincón <strong>de</strong> la habitación y, a juzgar por su expresión, parecía estar pensando en cualquier otra cosa. Tom se dijo que tal vez<br />

estaba simplemente disfrutando <strong>de</strong>l calorcillo que se <strong>de</strong>sprendía <strong>de</strong>l radiador junto al que estaba su silla.<br />

Tom volvió a cruzar las piernas con gesto <strong>de</strong> impaciencia.<br />

Resultaba fácil <strong>de</strong> ver lo que estaba pasando por la cabeza <strong>de</strong>l policía: Dickie Greenleaf había estado dos veces en la escena <strong>de</strong>l crimen, o cuando menos bastante<br />

cerca. Thomas <strong>Ripley</strong>, el <strong>de</strong>saparecido, había dado un paseo en lancha con Dickie Greenleaf el veinticinco <strong>de</strong> noviembre. Ergo...<br />

Tom en<strong>de</strong>rezó el cuerpo con cara <strong>de</strong> enojo.<br />

—¿Me está usted diciendo que no me cree cuando afirmo haber visto a Tom <strong>Ripley</strong> aquí, en Roma, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l día uno <strong>de</strong> diciembre?<br />

—¡Oh, no! Yo no he dicho nada <strong>de</strong> eso. ¡Claro que no! —<strong>El</strong> oficial gesticulaba tratando <strong>de</strong> aplacarle—. Es que quería oír lo que usted podía <strong>de</strong>cirnos sobre su...<br />

su viaje con el signore <strong>Ripley</strong> al marcharse <strong>de</strong> San Remo, puesto que no logramos dar con él.<br />

<strong>El</strong> policía volvió a sonreír conciliadoramente, mostrando unos dientes amarillentos. Tom se encogió <strong>de</strong> hombros con gesto <strong>de</strong> exasperación. Resultaba obvio que,<br />

<strong>de</strong> buenas a primeras, la policía italiana no quería acusar <strong>de</strong> asesinato a un ciudadano norteamericano.<br />

—Lamento no po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cirles exactamente dón<strong>de</strong> se encuentra ahora. ¿Por qué no intentan localizarle en París? ¿O en Génova? Tom prefiere alojarse siempre en<br />

hoteles <strong>de</strong> segunda.<br />

—¿Tiene usted la postal que le envió <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Génova?<br />

—Pues no —dijo Tom.<br />

Se pasó los <strong>de</strong>dos por el pelo, como solía hacer Dickie cuando estaba irritado. Se sintió mejor tras pasar unos segundos concentrándose en su papel <strong>de</strong> Dickie<br />

Greenleaf y dar un par <strong>de</strong> vueltas por la habitación.<br />

—¿Conoce usted a algunas <strong>de</strong> las amista<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Thomas <strong>Ripley</strong>?<br />

Tom dijo que no con un movimiento <strong>de</strong> cabeza.<br />

—No, ni tan sólo le conozco bien a él, al menos no le conozco <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace mucho tiempo. No sé si tiene muchas amista<strong>de</strong>s en Europa. Me parece que una vez<br />

dijo que conocía a alguien en Faenza, y también en Florencia. Pero he olvidado sus nombres.<br />

Tom pensó que si el policía sospechaba que estaba tratando <strong>de</strong> proteger <strong>de</strong> la policía a los amigos <strong>de</strong> Tom, tanto peor para él.<br />

—Va bene, lo investigaremos —dijo el oficial.<br />

Guardó los papeles en la cartera. Por lo menos había anotado una docena <strong>de</strong> cosas en ellos.<br />

—Antes <strong>de</strong> que se marchen —dijo Tom, con el mismo tono <strong>de</strong> franqueza y nerviosismo—, quiero preguntarles cuándo puedo salir <strong>de</strong> la ciudad. Tenía pensado<br />

hacer un viaje a Sicilia. Me gustaría mucho irme hoy mismo, si pue<strong>de</strong> ser. Tengo intención <strong>de</strong> hospedarme en el Hotel Palma, en Palermo, y allí les será muy fácil<br />

encontrarme si me necesitan.<br />

—Palermo —repitió el oficial—. Ebbene, pue<strong>de</strong> que no haya ningún inconveniente. ¿Me permite usar su teléfono?<br />

Tom encendió un cigarrillo y se puso a escuchar al oficial, que preguntó por el capitano Anlicino y luego, con voz impasible, manifestó que el signore Greenleaf no<br />

tenía i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> estaba el signore <strong>Ripley</strong>, y que, según <strong>de</strong>cía el signore Greenleaf, era probable que hubiese regresado a América, o que estuviese en Florencia o<br />

en Faenza.<br />

—Faenza —repitió espaciando las sílabas—. Vicino Bologna.<br />

Cuando el otro lo hubo comprendido, el oficial dijo que el signore Greenleaf <strong>de</strong>seaba irse a Palermo aquel mismo día.<br />

—Va bene. Benone.<br />

Luego se volvió sonriendo hacia Tom<br />

—Sí, pue<strong>de</strong> usted irse a Palermo hoy.<br />

—Benone. Grazie.<br />

Tom los acompañó hasta la puerta.<br />

—Si averiguan dón<strong>de</strong> se halla Tom <strong>Ripley</strong>, me gustaría que me lo comunicaran —dijo Tom con voz <strong>de</strong> sinceridad.<br />

—¡No faltaría más! Le tendremos al corriente, signore . Buon giorno!<br />

Una vez a solas, Tom se puso a silbar mientras volvía a meter en las maletas los escasos objetos que <strong>de</strong> ellas había sacado. Se sentía orgulloso <strong>de</strong> sí mismo por<br />

haber dicho Sicilia en lugar <strong>de</strong> Palma <strong>de</strong> Mallorca, ya que Sicilia seguía siendo Italia, cosa que no sucedía con Palma, y, naturalmente, la policía italiana siempre iba a<br />

mostrarse mejor dispuesta a <strong>de</strong>jarle partir si se quedaba <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su jurisdicción. Había tenido la i<strong>de</strong>a al pensar que el pasaporte <strong>de</strong> Tom <strong>Ripley</strong> no mostraba ningún<br />

visado francés posterior a la excursión San Remo-Capri. Recordó haberle dicho a Marge que Tom <strong>Ripley</strong>, según sus propias palabras, pensaba viajar hasta París y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí volver a los Estados Unidos. Si alguna vez llegaban a interrogar a la muchacha sobre si Tom <strong>Ripley</strong> había estado en Mongibello <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> visitar San Remo,<br />

era probable que ella les dijera también que más tar<strong>de</strong> Tom <strong>Ripley</strong> se había ido a París. Y si él mismo tenía que volver a ser Tom <strong>Ripley</strong> alguna vez, y la policía le pedía<br />

el pasaporte, se fijarían en que no había estado en Francia <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> visitar Cannes. Lo único que podría <strong>de</strong>cirles era que había cambiado <strong>de</strong> parecer <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!