13.05.2013 Views

(Ripley 01) El talento de Mr. Ripley (a pleno Sol)(c.1)

(Ripley 01) El talento de Mr. Ripley (a pleno Sol)(c.1)

(Ripley 01) El talento de Mr. Ripley (a pleno Sol)(c.1)

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Lo comprendo. Creo que hiciste bien en contárnoslo. Es sólo que no creo que sea cierto.<br />

Sonrió y en sus ojos brilló un optimismo que a Tom le pareció completamente <strong>de</strong>mencial.<br />

Empezó a hacerle preguntas sobre lo que opinaba la policía <strong>de</strong> Roma, las pistas que tenían (ninguna que valiese la pena mencionar) y lo que ella había oído <strong>de</strong>cir<br />

acerca <strong>de</strong>l caso Miles. Tampoco había noveda<strong>de</strong>s en ese caso, aunque Marge estaba al corriente <strong>de</strong> que Freddie y Dickie habían sido vistos cerca <strong>de</strong> don<strong>de</strong> vivía<br />

Dickie, alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> las ocho <strong>de</strong> la noche. Dijo que a ella le parecía que estaban exagerando el asunto.<br />

—Pue<strong>de</strong> que Freddie estuviera simplemente borracho, o que Dickie le hubiese ro<strong>de</strong>ado los hombros con el brazo en señal <strong>de</strong> afecto. ¿Cómo pue<strong>de</strong>n estar<br />

seguros si era <strong>de</strong> noche? ¡No me digas que Dickie le asesinó!<br />

—Pero dime, ¿tienen algún indicio concreto que les haga creer que Dickie le mató?<br />

—¡Claro que no!<br />

—Entonces, ¿por qué esos... no tratan <strong>de</strong> averiguar <strong>de</strong> una vez por todas quién le mató en realidad? Y también dón<strong>de</strong> está Dickie.<br />

—Ecco! —exclamó Marge con énfasis—. De todos modos, la policía ya está segura <strong>de</strong> que Dickie, cuando menos, fue <strong>de</strong> Palermo a Nápoles. Uno <strong>de</strong> los<br />

camareros <strong>de</strong>l buque recuerda que llevó su equipaje <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el camarote hasta el muelle <strong>de</strong> Nápoles.<br />

—¿De veras? —dijo Tom, recordando al camarero, un idiota a quien se le había caído su maleta al intentar llevarla bajo el brazo—. ¿Es que a Freddie no le<br />

mataron hasta horas <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> salir <strong>de</strong> casa <strong>de</strong> Dickie? —preguntó Tom súbitamente.<br />

—No. Los médicos no pue<strong>de</strong>n precisar la hora con exactitud. Y parece ser que Dickie no tenía coartada, por supuesto, ya que no hay duda <strong>de</strong> que estaba solo.<br />

—Pero no creerán realmente que Dickie le matara, ¿verdad?<br />

—No han dicho nada <strong>de</strong> eso, claro. Pero la sospecha está en el aire. Naturalmente, no se pondrán a lanzar acusaciones a diestro y siniestro tratándose <strong>de</strong> un<br />

ciudadano americano, pero en tanto no haya otros sospechosos y Dickie siga sin dar señales <strong>de</strong> vida... Luego, la portera <strong>de</strong> don<strong>de</strong> vivía Dickie dijo también algo sobre<br />

Freddie... que había bajado para preguntarle quién vivía en el apartamento <strong>de</strong> Dickie o algo parecido. Dijo que Freddie parecía furioso, como si hubiese estado<br />

discutiendo, y que le preguntó si Dickie vivía solo.<br />

Tom frunció el entrecejo.<br />

—¿Y eso por qué?<br />

—No tengo ni i<strong>de</strong>a. Freddie no hablaba el italiano <strong>de</strong>masiado bien que digamos, y pue<strong>de</strong> que la portera no le entendiese. Aunque, sea como sea, el simple hecho<br />

<strong>de</strong> que Freddie estuviera furioso por algo no augura nada bueno para Dickie.<br />

Tom enarcó las cejas.<br />

—Yo diría que en todo caso el mal augurio era para Freddie. Pue<strong>de</strong> que Dickie no estuviera furioso en absoluto.<br />

Tom se sentía perfectamente tranquilo, ya que veía claramente que Marge no sospechaba nada.<br />

—Yo no me preocuparía por eso a no ser que haya algo concreto. Y a mí me parece que no lo hay.<br />

Tom volvió a llenar la copa <strong>de</strong> la muchacha.<br />

—Hablando <strong>de</strong> África, ¿han hecho indagaciones en Tánger? Dickie solía hablar <strong>de</strong> ir allí.<br />

—Me parece que han puesto sobre aviso a la policía <strong>de</strong> todas partes. Y creo que <strong>de</strong>berían llamar a la policía francesa en su ayuda. Los franceses se las pintan<br />

solos en asuntos <strong>de</strong> esta clase. Pero, por supuesto, no pue<strong>de</strong>n hacerla. Esto es Italia —dijo ella con voz en la que, por vez primera, se advertía un cierto temblor <strong>de</strong><br />

nerviosismo.<br />

—¿Quieres que almorcemos aquí? —preguntó Tom—. La doncella ya lo ha preparado y vale la pena que lo aprovechemos.<br />

En aquel momento apareció Anna para anunciar que el almuerzo ya estaba preparado.<br />

—¡Estupendo! —exclamó Marge—. En cualquier caso, está lloviendo.<br />

—Pronta la collazione, signore —anunció Anna, sonriendo y mirando fijamente a Marge.<br />

Tom comprendió que la había reconocido por los periódicos.<br />

—Usted y Ugo ya pue<strong>de</strong>n irse si lo <strong>de</strong>sean, Anna. Gracias.<br />

Anna regresó a la cocina, en la que se hallaba la puerta <strong>de</strong>l servicio, pero Tom la oyó hacer ruido con la cafetera, esperando sin duda otra oportunidad <strong>de</strong><br />

fisgonear.<br />

—¿Ugo también? —dijo Marge—. ¿Dos sirvientes, nada menos?<br />

—Es que aquí van siempre por parejas. Pue<strong>de</strong> que no me creas, pero este lugar me cuesta sólo cincuenta dólares al mes, sin contar la calefacción.<br />

—¡Claro que no te creo! ¡Pero si eso es prácticamente lo mismo que se paga en Mongibello!<br />

—Pues es cierto. La calefacción es algo fantástico, ni que <strong>de</strong>cir tiene, pero no pienso utilizarla en ninguna habitación salvo mi dormitorio.<br />

—Pues aquí se está muy bien.<br />

—Oh, es que he abierto toda la espita porque venías tú —dijo Tom con una sonrisa.<br />

—¿Qué sucedió? ¿Es que ha muerto alguna <strong>de</strong> tus tías <strong>de</strong>jándote una fortuna? —preguntó Marge, fingiendo estar <strong>de</strong>slumbrada.<br />

—No. Es que he tomado una <strong>de</strong>cisión: disfrutar <strong>de</strong> lo que tengo hasta que se me termine. Ya te dije que aquel empleo que buscaba en Roma no me salió bien, así<br />

que me encontré sin trabajo y con sólo dos mil dólares. Entonces <strong>de</strong>cidí darme la gran vida y luego, cuando esté sin blanca, volveré a casa para empezar <strong>de</strong> nuevo.<br />

Tom le había contado por carta que el empleo resultó ser para ven<strong>de</strong>r aparatos para sordos por cuenta <strong>de</strong> una compañía americana, y que ni él se había sentido<br />

con ánimos para aceptarlo ni el entrevistador le había creído el hombre a<strong>de</strong>cuado para ello. Según Tom, el entrevistador había aparecido un minuto <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haberse<br />

marchado ella, impidiéndole acudir a la cita en el Angelo.<br />

—Dos mil dólares no te durarán a este paso.<br />

Tom comprendió que Marge trataba <strong>de</strong> averiguar si Dickie le había dado algo.<br />

—Durarán hasta el verano —dijo Tom, como sin darle importancia—. Y, <strong>de</strong> todas formas, creo que me lo merezco. Me pasé casi todo el invierno<br />

vagabun<strong>de</strong>ando por Italia como un gitano, casi sin dinero, y ya tengo bastante <strong>de</strong> eso.<br />

—¿Dón<strong>de</strong> estuviste este invierno?<br />

—Pues no con Tom, quiero <strong>de</strong>cir no con Dickie —dijo Tom, riendo y sintiéndose confundido al percatarse <strong>de</strong> su equivocación—. Sé que probablemente eso es<br />

lo que pensabas. Pero lo cierto es que a Dickie le vi tanto como le viste tú.<br />

—¡Oh, vamos, vamos! —dijo Marge, arrastrando las palabras.<br />

Parecía como si la bebida empezase a surtir efecto en ella.<br />

Tom preparó dos o tres martinis más en la mezcladora.<br />

—A excepción <strong>de</strong>l viaje a Cannes y los dos días que estuvimos en Roma, en febrero, no he visto a Dickie.<br />

No era <strong>de</strong>l todo cierto, ya que le había dicho por carta que Tom había estado con Dickie en Roma durante varios días <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l viaje a Cannes, pero en aquel<br />

momento, <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Marge, sintió vergüenza <strong>de</strong> que ella supiese, o sospechase, que había pasado mucho tiempo con Dickie, y que les creyese culpables <strong>de</strong> lo que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!