LOS NÚMEROS TOLTECAS - faces
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Segunda Parte<br />
La escritura del número<br />
2.1<br />
LA ESCRITURA RACIONAL<br />
Cuando el ser humano comenzó a escribir números, quizás a comienzos del Paleolítico, la escritura era<br />
muy sencilla, pues le bastaba con acumular semillas o palitos hasta llegar a la cantidad deseada. Una<br />
semilla valía uno, diez valían diez y así sucesivamente, sin idea del orden por posiciones. De ese modo<br />
surgió el primer sistema de representación del número, llamado pictográfico.<br />
A pesar de su primitivismo, esta forma de numeración tenía dos ventajas respecto a la que<br />
empleamos hoy:<br />
1ro. La cantidad se representaba de forma directa. En consecuencia, no era necesario aprender de<br />
memoria un conjunto de signos arbitrarios para leerla, pues bastaba con contar sus elementos gráficos.<br />
2do. Las operaciones sencillas de cálculo se facilitaban. Por ejemplo, si queremos sumar dos<br />
conjuntos de cinco y seis semillas, basta con agruparlos y contar, para saber que tenemos once semillas.<br />
La escritura de los números por algunos pueblos del Viejo Mundo hacia el siglo 5 antes de Cristo.<br />
El problema de esta escritura es que, al manejar cantidades elevadas, era necesario acumular<br />
muchos puntos, lo cual dificultaba la lectura. Sin embargo, aunque parezca extraño, tal fue el sistema<br />
que predominó en las grandes culturas del pasado, como China, Egipto y los primeros tiempos de<br />
la India, Grecia y Roma. Incluso los sumerios, quienes lograron desarrollar un sistema de notación por<br />
posiciones, continuaron escribiendo las cifras mediante acumulaciones de barras.<br />
Con el paso del tiempo, llegó el momento en que los sabios el Viejo Mundo trataron de resolver esta<br />
engorrosa situación. Su solución fue escribir los números con símbolos tomados de sus respectivos<br />
alfabetos. Por ejemplo, los romanos unieron cinco barras en una “V”, diez barras en una “X”, cincuenta<br />
en una “L”, etcétera. Los hebreos, fenicios y griegos hicieron lo mismo. Los hindúes utilizaron las letras<br />
de su primitivo alfabeto y las transportaron al sánscrito, donde se convirtieron en signos para las cifras.<br />
De los hindúes tomaron estos signos los chinos y los árabes, quienes los modificaron levemente, a fin de<br />
adaptarlos a sus respectivas formas de escritura. Finalmente, los árabes transmitieron sus glifos a los<br />
europeos.<br />
Esta solución permitía leer la expresión numérica rápidamente, pero complicaba las operaciones de<br />
cálculo, pues las formas de las letras eran arbitrarias y no ayudaban a entender la cantidad. Pongamos<br />
un ejemplo: nuestro signo para el seis es una espiral, mientras que el dos es como un gancho. ¿Qué<br />
sentido tiene unir un gancho con una espiral? Ninguno, excepto si apelamos a una convención arbitraria<br />
y definimos que esa combinación equivale a dos globos unidos (el signo del ocho), así: 5 + 3 = 8.<br />
Esa es la razón por la cual, lo primero que aprenden los niños en las clases de matemáticas no es a<br />
razonar, sino a memorizar los guarismos de las cifras, así como las tablas de suma y multiplicación.