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F I L I P E N S E S - MINTS español

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Curso de <strong>MINTS</strong> Filipenses: El Evangelio de Gozo Prof. Eric Pennings<br />

c) “cuya gloria es su vergüenza” – La conducta del pecador busca gloria para ellos mismos, pero tarde<br />

o temprano sus acciones se transforman en su propia vergüenza. Estos jactan de sus pecados. Lo<br />

que debería causar vergüenza, despierta satisfacción y vanagloria.<br />

d) “que sólo piensan en lo terrenal” – No tienen sus miradas hacia los cielos (v.20) sino en la tierra con<br />

sus ceremonias, las fiestas, los sacrificios tanto de los judíos ortodoxos como los sacerdotes<br />

paganos. Piensan en riquezas y sus habilidades, porque son materialistas que no ven más allá de<br />

lo que ven o tocan. Rene Zapata dice que, “Son individuos que sacrifican lo eterno en el altar de lo<br />

temporal.” 85<br />

3) Enfocándose en Expectaciones (vv. 20,21)<br />

Para Pablo, la tercera sugerencia que ofrece para perseguir la santificación era pensar en las cosas<br />

del futuro. Una vez más Pablo usa la palabra ‘ciudadanía’ la palabra (πολιτεύεσθε politeuesthe). Aquí<br />

es el único uso en el NT de la palabra en su forma sustantivo. Pablo usa la forma verbal en 1:27.<br />

Véase el comentario al respeto en los comentarios sobre el versículo en el capítulo 2 del curso.<br />

Ya notamos en la introducción que en el año 31 a.C., Filipos fue establecida como colonia romana con<br />

privilegios especiales de ciudadanía. Este último hecho explica por qué Pablo hace énfasis en que<br />

“nuestra ciudadanía está en los cielos” (v.20). Para Pablo es más importante para el cristiano<br />

considerar su ciudadanía espiritual que la terrenal, a pesar de que la ciudadanía Romana tenía tanta<br />

distinción. Con respecto a eso, Hendriksen comenta,<br />

“Los cristianos de Filipos deben reconocer plenamente que su patria o comunidad tiene su<br />

establecimiento permanente en los cielos. Fueron los cielos quienes les dieron la vida, pues<br />

son nacidos de lo alto. Sus nombres están inscritos en el registro celestial. Sus vidas son<br />

gobernadas desde arriba en conformidad con las leyes celestiales. Sus derechos están<br />

garantizados en los cielos. Sus intereses son acrecentados allí. A los cielos s elevan sus<br />

pensamientos y oraciones y a los cielos suben sus esperanzas. Muchos de sus amigos,<br />

miembros de la comunión, están ya allí y ellos mismos, ciudadanos del reino celestial que<br />

todavía pisan esta tierra, pronto se reunirán con ellos. Sí, en los cielos su herencia los<br />

aguarda. Sus mansiones celestiales están siendo preparadas.” 86<br />

El escritor de Hebreos hace énfasis sobre esta ciudadanía temporal y reconoce a los creyentes como<br />

“extranjeros y peregrinos sobre la tierra”. La mira de estos grandes héroes de la fe estaba puesta en la<br />

ciudad celestial preparada por Dios mismo para ellos. Lea lo que escribe el autor de Hebreos,<br />

“ 13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de<br />

lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la<br />

tierra 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria;<br />

15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían<br />

tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se<br />

avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad.”<br />

La promesa de la cual Pablo habla en v.21 nos ofrece motivación, responsabilidad y seguridad. Según<br />

el paganismo griego el cuerpo se consideraba una prisión y el alma sería liberada del cuerpo en la<br />

muerte. Pero Pablo afirma aquí lo que enseña en otras cartas de que el cuerpo es como un templo del<br />

Espíritu Santo (1 Cor. 6:19). El énfasis no en el estado presente del cristiano, ni tampoco en el estado<br />

intermediario (después de la muerte y antes de la segunda venida de Cristo). El énfasis aquí es en el<br />

estado final del creyente. El resultado será un cuerpo semejante al cuerpo de la gloria de Cristo, “por el<br />

poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas” (v.21).<br />

85<br />

Zapata, Rene: Estudios Bı́blicos ELA: El Gozo De Vivir En Cristo (Filipenses). Puebla, Pue., México : Ediciones Las<br />

Américas, A. C., 1994, S. 116.<br />

86<br />

Hendriksen. Pág. 204.<br />

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