F I L I P E N S E S - MINTS español

Curso de MINTS Filipenses: El Evangelio de Gozo Prof. Eric Pennings
2.0 Todo Lo Honesto
La Cualidad – Pablo menciona en el v. 5, “El Señor está cerca.” Cristo es la fuente de nuestro gozo.
Hay dos maneras de considerar la cercanía de Dios. En el contexto inmediato de la carta, Pablo
sugiere que la consideración principal podría ser que el cumplimiento de la venida de Cristo podría ser
pronta, por lo cual debemos gozarnos. Pero en sus cartas, Pablo enfatiza otro motivo de gozo. Es la
presencia constante de Dios en nuestras vidas, en toda circunstancia que nos presente. En nuestra
honestidad, reconocemos que Dios es la fuente de gozo que fluye del discípulo fiel.
Pensándolo Bien – Para mantener el gozo constante debemos pensar bien en lo honesto. En el
griego (σεμνα – semna), la palabra significa ‘venerable’ o ‘mereciendo respeto’. Consideremos el
impacto del carácter inverso que sería ‘cuestionable’ o ‘en duda’. Uno no puede depender de lo que es
dudable. Tampoco podemos gozar en algo inseguro. Si queremos mantener el gozo, debemos tener
valores honestos y piadosos. Nuestro hablar, nuestra actitud, nuestras acciones deben ser repletos de
respeto. Si preguntamos cómo actuaría Jesús en cualquier situación, avanzaremos en gozo verdadero
sabiendo que le estamos siguiendo con fidelidad.
La Práctica – En el v. 11, Pablo nos habla de cómo practicar lo honesto. Él expresa, “No lo digo
porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.” Pablo
había aprendido ser contento en toda circunstancia porque asimiló enfocarse no en lo que tenemos o
no tenemos, sino en lo que debemos hacer. Prosperidad podría engendrar una seguridad falsa, que
nos quita el gozo verdadero. Pablo no se goza no en cosas terrenales. Aunque indica que está
contento con los regalos recibidos, él asegura que su gozo es basado en su relación íntima con Cristo.
3.0 Todo Lo Justo
La Cualidad – En el v. 6 Pablo expone “Por nada estéis afanosos”. Eso sigue en lo que veníamos
viendo. Pablo está hablando de encontrar nuestro gozo en ser libre de preocupación. Parece ser
imposible, ¿verdad? Humanamente hablando es imposible. Pero Jesús toca el tema con sus discípulos
también. En Mt. 6:25,26 Cristo dice, “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de
comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni
recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que
ellas?” Pablos insiste que no nos preocupemos “por nada”. No por los detalles de eventos, ni
decisiones, ni problemas. Lo importante es no ser auto-centrado sino Dios-centrado. Así no nos
cedemos a la ansiedad. Más bien debemos someter nuestras inquietudes a Dios que nos cuida.
Pensándolo Bien – Es cuestión de determinar la diferencia entre el bien y el mal. Consideremos el
inverso. Si seguimos el mal, nos afecta la consciencia y jamás podemos experimentar gozo. Si algo no
anda bien en nuestra relación con Dios, debemos resolverlo para que no impida el gozo que Dios
quiere que tengamos. Nuestra consciencia es un regalo de Dios. Pero la consciencia debe ser
motivado no por nuestros deseos naturales y pecaminosos, sino por el Espíritu Santo quién nos
impulsa hacer lo justo ante Dios. La palabra en el griego (δικαια – dikaia) es del mismo raíz que refleja
la justicia que nos es dado por la obra retentiva de Cristo, así debe ser reflejado en nuestro carácter.
La Práctica – En el v. 12 Pablo declara, “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por
todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia
como para padecer necesidad. El secreto queda en depender en la fortaleza de Dios para nuestro
poder. En el v. 13 tenemos el versículo bien conocido, “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” En
el original el verbo tiene el significado de ‘inyectar’, ‘instalar’ o ‘infundir’. No tenemos la fortaleza por
naturaleza pero Cristo nos la inyecta cuando dependemos de sus promesas. Entonces sentimos el
gozo de que Pablo habla. Gozo verdadero viene de la presencia del Espíritu de Cristo y la unión íntima
con el Señor por medio de la obra del Espíritu Santo.
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