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Curso de <strong>MINTS</strong> Filipenses: El Evangelio de Gozo Prof. Eric Pennings<br />
sacrificio tremendo de lo poco que tienen para apoyar a los necesitados, siendo ellos mismos entre<br />
los de escasos recursos. La verdad es que si uno se entrega al Señor, sea rico o pobre, se entrega<br />
también de sus bienes porque lo que tenemos no es nuestro, es de Dios. Y si todo lo que tenemos<br />
nos es prestado de parte de Dios, debemos usarlo para el reino de Dios, dándole gracias a Dios por<br />
lo que nos permite guardar para nuestras propias necesidades.<br />
3) Dios (quien motiva y es honrado por la donación) – v. 18b – Es interesante notar que el beneficio de<br />
las dádivas no es solamente al que recibe, y al que hace la ofrenda. Dios también se siente<br />
bendecido y glorificado en todo este proceso. El concepto del ‘olor fragante’ es la imagen de los<br />
sacrificios del Antiguo Testamento (Gen. 8:21; Ex. 29:18; Lev. 1:9,13; Ezek. 20:41, etc.). La misma<br />
imagen es usado con respecto al sacrifico de la muerte de Cristo (Ef. 5:2). La donación de los<br />
Filipenses no era tanto para Pablo, sino Pablo lo considera una ofrenda a Dios (“en cuanto lo<br />
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” Mt. 25:40) ante quien viene<br />
la ofrenda (“Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios” Hch. 10:4)<br />
como un ‘olor fragrante’ (“y [el angel] le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos<br />
los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.”<br />
En resumen podemos concluir con eso que Pablo no veía la donación de los Filipenses como una<br />
ofrenda de amor personal, sino como una ofrenda puesta en el altar de Dios, traída y ofrecida al<br />
Altísimo (Levítico 1:9). El era un siervo de Cristo y los Filipenses la entregaron como si lo hicieran<br />
directamente al Señor.<br />
En hacer la transición de v.18 al v.19, les ofrezco una paráfrasis de lo que Pablo está presentando en<br />
su enseñanza. Pablo está diciendo a los Filipenses “Ustedes suplieron mis necesidades, y ahora Dios<br />
suplirá sus necesidades. Ustedes suplieron una necesidad que yo tenía, pero mi Dios les suplirá todas<br />
sus necesidades. Ustedes dieron de su pobreza, pero Dios les suplirá sus necesidades desde sus<br />
riquezas en gloria.”<br />
En el versículo 19 tenemos un versículo rico en palabras de aliento para los que pasamos tiempos<br />
difíciles. Dios tiene todo lo que necesitamos como hijos de Dios. Y él está no solamente dispuesto,<br />
sino ansioso para suplir nuestras necesidades. Pero - - - y eso es un gran ‘pero’ - - - Hay una<br />
diferencia extrema entre ‘necesidades’ y ‘deseos’. Tenemos muchos deseos personales que no<br />
necesariamente son necesidades. Lo triste es que ¡a veces lo que necesitamos de Dios a veces no lo<br />
deseamos! Dios provee nuestras necesidades cuando se lo pedimos como muestra de nuestro deseo.<br />
Dios no se compromete suplir nuestros deseos personales que viene de nuestra avaricia. Dios suple<br />
nuestras necesidades, pero no necesariamente nuestras avaricias. Dios provee lo que de veras son<br />
necesidades sin las cuales no podemos vivir.<br />
Hudson Taylor, el misionero a los chinos, lo resume bien cuando dice, “Cuando la obra de Dios se<br />
hace de la manera de Dios para la gloria de Dios entonces Dios siempre suplirá.” 92<br />
c) 4:20 – El Resultado de Compartir: Glorificar a Dios<br />
Las cartas de Pablo nunca carecen de expresiones de gloria a Dios. Pablo siempre termina sus<br />
enseñanzas profundas con una doxología. Y aquí en el versículo 20 lo hace también, “Al Dios y Padre<br />
nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.” La palabra ‘doxología’ es una palabra en el<br />
griego (δόξα – doxa) que significa esplendor, alabanza, grandeza. Pero la palabra en <strong>español</strong> viene de<br />
raíces latinas, compuesto de dos palabras: Doxa (gloria) y logos (palabra). Es una ‘palabra de gloria’.<br />
Esta doxología capta algo más profundo que una ‘palabra de gloria’. No podemos agregar nada a la<br />
gloria de Dios que no lo tiene ya. El ya tiene toda la gloria. Pero siempre es apropiado expresar que a<br />
él sea la gloria no porque él no lo tiene sino para que nosotros reconozcamos que lo tiene él. Más que<br />
una palabra de gloria, nuestra vida diaria debe ser vivida como un acto de alabanza y gloria a Dios no<br />
solamente por quien es él, sino por lo que hizo él.<br />
92 Wiersbe, Warren W.: The Bible Exposition Commentary. Wheaton, Ill. : Victor Books, 1996, c1989, S. Php 4:14<br />
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